Ortega intenta establecer una “Iglesia paralela”

Un informe de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos denuncia la persecución del régimen contra los religiosos.

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Despacho 505
  • Managua, Nicaragua
  • junio 20, 2024
  • 09:06 AM

Desde 2018, la Iglesia católica de Nicaragua ha enfrentado una creciente persecución por parte del régimen de Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo. Esta represión se ha intensificado debido al apoyo de la Iglesia a las manifestaciones de la sociedad civil contra los abusos de poder y la represión violenta del orteguismo.

Las iglesias, junto con sacerdotes y religiosos, han sido blanco de ataques brutales por su defensa de la justicia social y su oposición a la tiranía. Decenas de sacerdotes y tres obispos han sido exiliados, mientras que cientos de laicos han huido del país para escapar de la represión. Entre los exiliados se encuentra el obispo Silvio Báez, quien se vio obligado a abandonar Nicaragua en 2019 debido a amenazas creíbles contra su vida.

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A diferencia de otros movimientos de izquierda surgidos durante la Guerra Fría, los sandinistas no han buscado destruir la religión, sino apropiarse de ella para servir a sus objetivos políticos, según un informe de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés.) Este esfuerzo ha incluido la creación de una “iglesia paralela” y la intimidación de líderes religiosos para que se sometan, favoreciendo a aquellos más dispuestos a adular al régimen de Ortega y Murillo.

Desde 2018, la persecución contra la Iglesia se ha intensificado con nuevas tácticas represivas. Las procesiones religiosas han sido prohibidas, varios sacerdotes han sido exiliados y la catedral de Managua sufrió un ataque terrorista. Además, la jesuita Universidad Centroamericana (UCA) fue cerrada, y el obispo Rolando Álvarez de Matagalpa soportó más de un año de confinamiento brutal antes de ser exiliado a Roma junto con otros sacerdotes en enero de 2024.

El régimen Ortega intenta mostrar una apariencia de tolerancia religiosa al destacar su “entendimiento” con ciertos grupos cristianos evangélicos, según el informe. Sin embargo, en realidad, solo una pequeña minoría de iglesias evangélicas apoya al presidente. La verdadera razón detrás de la persecución a líderes católicos y evangélicos es su predicación de las doctrinas de justicia social, inherentes a su fe, que desafían la autoridad totalitaria del régimen.

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El evangelio y su mensaje de justicia social representan una amenaza directa al poder de Ortega, quien busca silenciar cualquier voz de oposición. La lucha de la Iglesia en Nicaragua es una defensa valiente de los derechos humanos y la dignidad frente a un gobierno cada vez más autoritario.

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