El régimen promueve actividades en honor a las madres en uno de los meses más dolorosos para Nicaragua
Durante este mes la dictadura ha realizado decenas de actividades en “honor a las madres”, mientras más de trescientas de ellas lloran por sus hijos asesinados en el contexto de las protestas de 2018.
- mayo 27, 2024
- 04:46 AM
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Mientras centenares de mujeres vivirán con más tristeza el dolor de haber perdido a sus hijos hace seis años, durante la represión a las protestas antigubernamentales y principalmente en la llamada “madre de todas las marchas”, el 30 de mayo de 2018, por el brutal ataque de policías y paramilitares, el régimen promueve actividades en honor al Día de las Madres.
Durante este mes el régimen ha realizado varias actividades en “honor a las madres”. La misma Rosario Murillo, vocera gubernamental y número dos de la dictadura, lo ha expuesto con complacencia en sus alocuciones diurnas.
“Cantidad de eventos, cantidad de celebraciones, ya anticipando el Día de las Madres: festivales, exposiciones, ferias; alegría de la producción de flores en Altagracia, Rivas; también pasarelas, cantos, bailes, teatros, carnavales, noches de gala cultural, por ejemplo en Diriamba”, dijo el viernes 24 mayo, Rosario Murillo.
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Una de esas actividades promovidas por la dictadura se llevó a cabo este sábado 25 de mayo, en el Centro Turístico Xilonem. Ahí el Instituto Nicaragüense de Turismo (Intur) en conjunto con las alcaldías del departamento de Managua realizaron por cuarto año consecutivo la elección de la “Mamá Turística”.
Con estas actividades, el régimen trata de borrar toda huella dejada durante 2018, un año en que la represión estatal dejó un saldo de más de 300 muertes, centenares de heridos, encarcelados, posteriormente persecución y exilio, pero principalmente más de tres centenas de madres llorando por sus hijos fallecidos.
SEIS AÑOS DE UNO DE LOS PEORES ATAQUES DEL RÉGIMEN
El día más doloroso fue el miércoles 30 de mayo de 2018. Mientras miles de nicaragüenses marchaban para honrar a sus compañeros muertos en las protestas, que ya sumaban 70, y a sus madres dolientes; paramilitares y policías empañaron la marcha a disparos con fusiles de francotirador desde lo alto del estadio nacional de béisbol y otros lo hacían desde motocicletas y camionetas Hilux.
Ese día, de acuerdo con un balance del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), al menos 16 personas fueron asesinadas y 88 resultaron heridas en los departamentos de Managua, Estelí, Masaya y Chinandega.
Los policías y paramilitares dispararon directo a la cabeza y tórax de los manifestantes, por lo que varios murieron en el lugar y otros tuvieron que ser trasladados al hospital privado Vivian Pellas, porque el régimen Ortega-Murillo prohibió la atención a estos en los hospitales públicos.
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La que debió ser una marcha en apoyo a las mamás que ya habían perdido a sus hijos ese año, se convirtió en uno de los momentos más dramáticos y desgarradores para Nicaragua, principalmente porque más madres perdieron a sus hijos en el día que se supone se debe celebralas.
Hasta el día de hoy, la masacre permanece en la impunidad y nadie ha sido juzgado por ella. Las madres nicaragüenses siguen reclamando “verdad y justicia y reparación” para los 355 asesinados entre abril y septiembre de 2018. Mientras tanto, el régimen trata de borrar toda huella y procura que el pueblo olvide una de las muestras más brutales contra el pueblo.