Las mujeres están más indefensas en Nicaragua ante el alarmante aumento de femicidios

En el inicio de mayo, Nicaragua registró ocho femicidios en seis días. Una racha de violencia machista inédita, tanto como el nivel de infensión que enfrentan las mujeres mientras desde el pedestal del poder Rosario Murillo minimiza el problema alegandoque "es una plaga mundial"

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  • mayo 14, 2024
  • 06:40 AM

A “Yessica”, una niña de 14 años, un hombre la esperó en la calle para matarla. Era casi la medianoche del sábado 20 de abril de 202, recién había salido de un bar donde trabajaba como mesera en la comarca El Coco, de La Cruz de Río Grande, y caminaba hacia su casa. No alcanzó a llegar. 

La adolescente fue encontrada asesinada al día siguiente en un predio montoso de su comarca, situada en el Caribe Sur a más de 400 kilómetros de Managua. Su cuerpo, además de una herida mortal de arma blanca, presentaba otros signos de violencia.

El nombre de "Yessica" está anotado en un listado de 36 mujeres nicaragüeses asesinadas que la organización feminista Católicas por el Derecho a Decidir había documentado hasta lo que corre del mes mayo, mientras que el de su asesino permanece anónimo. “Un sujeto desconocido mató a una adolescente”, reportaron medios oficialistas mientras las autoridades guardan un rotundo silencio sobre el crimen de la menor, una de las cuatro que han sido víctimas de la alarmante violencia machista en Nicaragua, hasta la fecha. 

“La inseguridad ciudadana y la violencia hacia las mujeres se ha agravado”, denuncia una integrante de la organización, la única en el país que ofrece datos fiables sobre la violencia contra la mujer desde que a nivel insititucional, mediante una reforma a la Ley 779, los crímenes machistas quedaron limitados al ámbito de pareja como una estrategia para aparentar mejora en ese ámbito.

La feminista acusa al Estado como el principal responsable de la vulnerabilidad de las mujeres frente al machismo y critica  “que ni siquiera se pronuncia en el caso de adolescentes que están siendo explotadas y violentadas”. Lo dice refiriéndose a “Yessica”, que a sus 14 años ya trabajaba y, lo que es peor, en una actividad que para su edad la exponía a ser vulnerada y no fue protegida por las instituciones creadas para ese fin. 

Rosario Murillo niega el problema: "Es una plaga mundial"

La violencia creciente que denuncia la defensora se constata en el registro de femicidios que lleva Católicas por el Derecho a Decidir: 4 mujeres asesinadas en enero, 4 en febrero, 13 en marzo, 7 en abril y 8 en los primeros seis días de mayo. Se suma el caso de Leslie, una migrante nicaragüense asesinada el 7 de mayo en Costa Rica en circunstancias todavía no esclarecidas.

“Es un año sangriento para las mujeres, igual que en el 2023 y 2022, porque nos encontramos en estado de indefensión en el país. El marco de protección no está funcionando, más bien se ha invisibilizado la problemática de la violencia", reprocha otra otra defensora cuya identidad también debe ser protegida, por seguridad. 

La misma Rosario Murillo reaccionó molesta a las alertas lanzadas en las últimas semanas ante los asesinatos de mujeres. "El femicidio es una plaga mundial", dijo para negar la gravedad del problema en Nicaragua. La sancionada vocera del régimen incluso politizó la alarma y acusó que "los enemigos de la paz (opositores) quieran presentar como una expresión de la vida, que para ellos nunca va a ser buena a menos que ellos estén aprovechando, robando y maltratando al pueblo nicaragüense, como que fuera solamente una expresión de la vida en Nicaragua, no, es una realidad que se combate en todo el mundo (...) es plaga, plaga de violencia, plaga de mortandad de mujeres", insistió Murillo.

Según la feminista, las mujeres enfrentan el peor escenario posible frente a la violencia en un contexto "duro y difícil"  porque a la negación del problema desde la esfera más talta del poder, se añade la gravísima criminalización de la labor de defensa de los derechos humanos, desatada en el contexto de la crisis sociopolítica que atraviesa el país desde 2018, pues el tejido de protección que les costó años construir a las feministas fue totalmente desmantelado. "No hay quién las acompañe, ni las represente, las acoga o defienda", remarca.

En Nicaragua, la mayoría de las defensoras han sido forzadas a tomar dos caminos: el exilio o la clandestinidad, lugares desde donde muy poco pueden hacer. “Las mujeres estamos en riesgo y más aún cuando no hay nadie que acompañe los casos, cuando se invisibilizan las cifras, cuando se persigue a las defensoras dedicadas a enfrentar las problemáticas de las mujeres”, expone la feminista.

No hay lugar seguro para las mujeres

Los ejemplos de la desprotección que viven las mujeres se pueden sacar del listado de víctimas. Jesseling, de 25 años y asesinada este mayo, tenía 5 años siendo violentada por el hombre que era su pareja. 

A Yolanda, de 24 años, también la mató su marido, Engel Francisco Pérez González, en la casa que compartían en el municipio de Paiwas, Caribe Sur. 

El caso de Irania, de 26 años, no puede ser peor: dos sujetos entraron a su propia casa para matarla. Joneyce, de 27 años, fue ultimada en un tiroteo dentro de una discoteca de la ciudad de Bluefields. 

Estas muertes revelan, explica la feminista de Católicas por el Derecho a Decidir, que la vida de las mujeres no está segura ni en su espacio más privado y que la violencia machista escala y las alcanza "sin excepciones". 

“Estamos ante una realidad cada vez más difícil y menos atendida”, reitera por su lado la experta quien no duda que la situación puede empeorar. La razón: "No hay respeto a la vida de las mujeres. Es más, cada día vemos como los micromachismos van tomando fuerza y van aumentando de escala, porque se ha normalizado”, agrega.

Los factores de riesgo son históricos, el caldo de cultivo es la falta de institucionalidad

De acuerdo con la defensora, el panorama es tan gris para las mujeres porque a los factores de riesgo históricos frente al machismo se añade como “caldo de cultivo” el desmantelamiento de la institucionalidad. 

“El caldo de cultivo en esta situación es el sistema de derechos humanos, pues tenemos un marco de protección completamente obsoleto y sin funcionamiento; un Estado de Derecho completamente deteriorado. Mientras el Estado de Derecho no incluya a las mujeres como prioridad, es muy difícil acabar con otros factores de riesgo de las mujeres a sufrir violencias como la pobreza, la falta de acceso a educación y salud, el desempleo, el embarazo adolescente, las uniones forzadas, entre otros.
 
A eso se suma el desmantelamiento del tejido social. “Ya no hay fuerza que empuje, ni recursos que ayuden a las mujeres; más bien vamos retrocediendo a pasos agigantados, porque las organizaciones que antes las atendían ya no lo están haciendo ¡Ya no existen!, concluye.

Según la organización Católicas por el Derecho a Decidir en 2023 al menos 74 mujeres fueron víctimas de femicidios, la expresión más extrema de la violencia machista. La mayoría de esos crímenes permanecen en la impunidad, el mismo destino al que ha sido condenado el asesinato de “Yessica”.
 

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