El norte de la Coalición para sacar a la dictadura del poder

Manuel Orozco: Organización, liderazgo, confianza, y reformas electorales para ir a "elecciones competitivas, aún bajo estado de sitio".

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  • enero 20, 2020
  • 05:00 AM

Manuel Orozco: Organización, liderazgo, confianza, y reformas electorales para ir a "elecciones competitivas, aún bajo estado de sitio".

El politólogo Manuel Orozco, investigador del Diálogo Interamericano en Washington, Estados Unidos, celebró el llamamiento de la Alianza Cívica y la Unidad Nacional Azul y Blanco para crear una Coalición Nacional por la democracia, para desalojar del poder a la dictadura Ortega-Murillo.

“La presión internacional es subsidiaria a esta estrategia de presión interna”, para que el Gobierno cumpla con las reformas electorales, la liberación de los presos políticos, y la restauración de las libertades, precisa Orozco. No obstante, reconoce que este proceso se lleva a cabo bajo las reglas de la represión de la dictadura, y advierte que la oposición debe prepararse para ir a “elecciones competitivas, aun bajo el estado de sitio” de Ortega.

En una entrevista televisiva con Esta Semana, que se transmite este domingo: Orozco identifica cuatro grandes desafíos para el éxito de la Coalición: resolver la crisis de confianza política; incorporar al menos a tres partidos políticos; establecer un método de gobernanza, que permita elegir candidatos a través de primarias; y relanzar las formas de organización y lucha cívica. “El movimiento campesino también debe definir su posición ante la Coalición Nacional”, agregó Orozco.

Manuel Orozco. CORTESÍA / CONFIDENCIAL

El año empieza con un incremento de la presión externa, sobre todo de Estados Unidos en contra del régimen. ¿Qué impacto puede tener la presión externa?

Las presiones van a seguir orientadas a puntos específicos de interés de la política exterior de Estados Unidos, pero también de los Estados miembros de la OEA, e incluso de la Unión Europea. Es decir, hay un concierto de organismos internacionales, de Estados, en la comunidad internacional que tiene claro ciertos puntos en los que hay que presionar, específicamente.

¿Cuáles son esos puntos?

Todo lo referente al proceso político que lleve a las elecciones en el 2021, en particular, de la presión internacional en términos de crear un balance equitativo mediante la observación internacional. Estados Unidos ha expresado que en Nicaragua no se va a reconocer ningún proceso electoral si no hay reglas del juego claras, transparentes y competitivas, y un elemento primordial de eso es la observación internacional.

La Coalición y las elecciones primarias

¿Es suficiente la presión externa para lograr una reforma política o una reforma electoral en Nicaragua?

No, la presión internacional es subsidiaria a lo que está ocurriendo a lo interior del Nicaragua, el movimiento político que se está consolidando en lo que llaman la gran coalición, y ellos están diseñando una estrategia de presión interna hacia el Gobierno para que cumpla con las reformas al sistema electoral en Nicaragua; la restauración de los derechos constitucionales; y la liberación de los presos políticos. Esos tres elementos son parte de una estrategia política que se está diseñando, se está consolidando, y el 2020 es un año de lucha política bastante fuerte.

¿Qué impide que se avance con más determinación en la formación de esta coalición, y sobre todo en la presión? ¿Es un tema de métodos de lucha, métodos de selección de liderazgo, es un asunto de organización?

Son las tres cosas. El punto medular tal vez es la confianza mutua entre los diferentes miembros, estamos hablando del sector privado nicaragüense, al cual se le tilda de haber sido pactista, aunque en Nicaragua no hay un solo actor político y social que no haya pactado con el Gobierno de Daniel Ortega: la Iglesia católica, los evangélicos, el sector privado, los partidos políticos. Aquí todo el mundo ha hecho un pacto con el Gobierno de Daniel Ortega para tener una cuota de poder, entonces todos desconfían de todos.

Frente a esa desconfianza, depositar algún tipo de cuota de poder hacia esta coalición, se vuelve más difícil;  segundo, es una cuestión de métodos de lucha, algunas de las organizaciones quieren presionar al Gobierno de Nicaragua mediante un paro, por ejemplo, sin entender que hay un desencuentro, un destiempo de tener un paro nacional debido a la situación en la que se encuentra el país; las condiciones en estos momentos no te permiten trabajar eso.

Entonces es una cuestión de liderazgo, de métodos, de confianza. El liderazgo, en particular, en este momento se encuentra definido en términos de unas cuatro o cinco personas que están tratando de perfilarse dentro de la dirección en que tienen que ir llevando esta coalición política.

¿Hay una aceptación en Nicaragua de que cualquier liderazgo que pueda confrontar a la dictadura debería surgir de alguna suerte de mecanismo participativo, democrático, transparente? ¿o todavía prevalece la política del dedazo, la política de las élites, que pueden decidir el candidato, o el partido?

Hay dos liderazgos que distinguir: uno es el que surge a partir del movimiento social que se vuelve un movimiento político de la Unidad Nacional y la Alianza, estos dos movimientos se han ganado el respeto y apoyo de la población nicaragüense. Por lo menos el treinta por ciento de los nicaragüenses cree (segñun las encuestas) que estas dos organizaciones, como una coalición política, son un vehículo electoral muy importante, ese liderazgo ya está definido, lo que hay que hacer es formalizarlo;  segundo, dentro del proceso político de esta coalición que se está formando, uno de los elementos importantes es la gobernanza, y el proceso de elección de un candidato, de un líder que vaya a representar la gran coalición; se les llaman primarias, esas elecciones que se van a desarrollar para elegir al candidato, se están definiendo y van a formalizarse.

La dinámica en este momento que define la formalización de esta coalición es si se incluye o no a los partidos políticos, y si estos partidos políticos realmente son tóxicos, que le van a restar en vez de agregar apoyo y legitimidad de la población nicaragüense. Entonces ahí se está, digamos, tratando de definir el futuro de esta coalición en función de eso.

El movimiento campesino forma parte de la Alianza Cívica, pero al mismo tiempo se presenta como una fuerza autónoma. ¿Existe el riesgo de que se divida esta coalición antes de nacer?

Yo creo que el movimiento campesino nunca ha sido parte de la Alianza, en términos prácticos. Ellos se integraron a la Alianza Cívica en la primera etapa, cuando se inicia el dialogo. Medardo es apresado, va a la cárcel.  Al salir de la cárcel Medardo entra con una perspectiva política diferente, en donde ellos se mantienen al margen prácticamente de la Alianza Cívica, ellos se han autoconstituido en una tercera fuerza, pero no una tercera fuerza política, sino en un movimiento autónomo que se define como un movimiento campesino.

Su base es importante, sin embargo, en términos prácticos les falta todavía definir cuál es su posición en términos nacionales, y de alguna manera no son transparentes en lo que quieren definir, en términos de cuál es el interés nacional que ellos quieren defender, y eso representa un problema. Yo creo que el costo político va a ser mayor para ellos, en no definirse y mantenerse al margen de toda esta gran coalición.

La reforma electoral 2020

¿Cuál es el plazo político para la formación de esta unidad opositora o de esta gran coalición?

La fecha que ellos definieron es el 25 de febrero, ese es el plazo calendario, el plazo real. Es una fecha simbólica…

De la elección de 1990.

Exactamente, y en términos prácticos, pues, ellos pueden anunciar eso, en términos reales el plazo político de ellos empezó este mes, porque para formalizarse de coalición política a un partido político, ellos ya tienen que haber empezado el proceso de inscripción como tal.

¿Estas partiendo de que cualquier proceso es con las reglas actuales de la dictadura? ¿Descartas que se vaya a producir una verdadera reforma electoral?

Es que las reformas electorales que se van a producir en este momento están cocinándose en la Asamblea Legislativa, y van a ser cosméticas. Entonces, desde un punto de vista estratégico vos tenés que empezar a trabajar con lo que hay, y si tu capital político está potencialmente fortaleciéndose, tenés que tener una estrategia paralela, que es empezar, integrarte dentro de las reglas del sistema actual.

¿Qué capacidad de presión tiene ese movimiento, ya sea, unido en esa coalición o como está ahora, realmente para demandar un cambio en las reglas del juego?

Sí tienen capacidad. Ellos lo que necesitan confirmar, porque tienen un mandato popular, es esa fuerza de presión con el respaldo de la población. La influencia que ellos ejerzan a través de los partidos en la oposición puede permitirles influir sobre un cambio en la reforma electoral.

Ahora, Daniel Ortega tiene técnicamente todo el poder legal de hacer reformas a su antojo, entonces en términos prácticos, aquí es donde viene el rol de la comunidad internacional que va a exigir es que se presente una reforma electoral que permita la formación de coaliciones y la observación internacional.

¿Qué impacto tiene en esta crisis y en estas definiciones, la situación económica del país?

La situación económica, cuando te encontrás en condiciones de conflictos prolongados, es que la gente se acomoda a lo que hay, y este año va a haber una continuidad a lo que ocurrió en el 2019, lo que significa que no va a haber un crecimiento económico, pero no va a haber un decrecimiento, sino que la situación va a continuar básicamente a niveles de 2013 eso significa que el ritmo económico va  a exhibir ciertas transformaciones mínimas;  va a aumentar el turismo un poco, porque realmente la gente como que  mira que hay un reacomodamiento a la realidad de vivir en un estado policíaco; y, por otro lado, el sector privado va a tener que acomodarse a esa realidad.

¿Puede el sector privado, resistir más allá de emitir un comunicado para demandar que cambien las reglas de los impuestos?  ¿o los pobladores que están afectados por la suspensión o reducción de los subsidios?

Yo creo que el Gobierno va a hacer una táctica transaccional, de más bien liberalizar algunas de las extorsiones y de las presiones económicas que ejerció en el 2019 con el propósito de captar más impuestos mediante el aumento en el consumo, y eso es lo que le va a permitir  tener a un sector privado menos presionado económicamente y con un espacio de maniobrabilidad para operar en la economía.

Desde el punto de vista económico, el COSEP, el sector privado formal de Nicaragua, sigue apoyando a la coalición desde la Alianza Cívica, y esa es la forma de presión que ellos van a seguir ejerciendo. Hay un compromiso político del sector privado de ir en esa dirección, y yo creo que ese compromiso también está siendo apoyado por el llamado gran capital.

Ortega y la crisis del FSLN

¿El FSLN está consolidado en torno a Ortega y Murillo? ¿hay fisuras en el FSLN? ¿Cómo visualizás el futuro de los sandinistas, más allá de Ortega y Murillo? ¿o sea, tienen futuro sin Ortega y Murillo? ¿o van a aferrarse, a atornillarse al destino de ellos?

Esa es la gran interrogante que tienen que definir este año. El sandinismo está  dividido en tres grupos: el sandinismo histórico, que es prácticamente antiorteguista; el orteguismo; y el sandinismo ideológico, el que cree en el partido.

El orteguista es el grupo prácticamente clientelista, que no tiene ninguna otra opción que seguir apoyando al régimen, a menos que miren que, si las sanciones van a continuar, si la presión interna va a continuar, Ortega va a perder una elección, entonces ellos van a tratar de ir saliéndose poco a poco, y ya hay indicios de disidentes dentro del círculo de poder.

Estos tres grupos están repensando si el proceso electoral del 2021 va a requerir la presencia de un candidato diferente a Daniel Ortega

Pero la única figura que aglutina el voto del FSLN, no es Rosario Murillo ni otra figura, es únicamente Ortega, me refiero a ese voto, a ese tercio del electorado nacional.

La única figura que el orteguismo ha permitido que se visibilice en este momento es Daniel Ortega, pero el momento en que se observe más disidencia, e incluso, Daniel Ortega identifique como estrategia de salida una opción alternativa, por ejemplo, puede ser Aminta Granera, que se ha identificado como un potencial actor en este proceso, yo creo que van a aumentar las diferencias.

Cuando se produjo la caída de Evo Morales en Bolivia, en noviembre del año pasado, Daniel Ortega dijo: esto elimina la vía electoral, y reivindica el derecho a las armas. Sin embargo, en Bolivia, hoy, el partido de Evo Morales, el Movimiento Al Socialismo, va a unas elecciones en mayo sin Evo Morales, ¿esto es un espejo para el FSLN?

Claro que es un espejo, yo creo que el mensaje que dio Daniel Ortega fue  muy peligroso, sin embargo, eso creó más bien un espacio de discusión interna dentro del Frente Sandinista, de sí realmente esa es la ruta que hay que seguir, si hay que defender el sandinismo y el partido, hasta un extremo violento. Y yo creo que eso les ha llevado a repensar que realmente esa vía no es positiva para el sandinismo ni para Nicaragua. Entonces están viendo una alternativa electoral diferente.

Cuando decis que están repensando ¿de quién estás hablando? Uno no ve o ninguna figura, corriente, o posición dentro del FSLN que va en una dirección distinta a la de Ortega y Murillo.

Es que estamos en una dictadura. ¿Cómo va a decir que Bayardo Arce –yo quiero que tengamos una alternativa-; o que Grigsby diga – yo no quiero que Daniel Ortega sea reelecto-. Nadie va a abrir la boca porque esta es una dictadura, te cortan la cabeza.

¿Hay condiciones políticas para que regresen los exiliados, los principales líderes de la protesta en los territorios, los estudiantes, de los campesinos, de los defensores de derechos humanos?

Condiciones bajo riesgo de ser amenazados, existen. Es decir, vos vas a volver bajo condiciones en donde va a haber algún momento en donde vas a sufrir algún tipo de amenaza, vas a sufrir algún tipo de acoso. Pero el nivel de violencia, en este momento, no parece ser la prioridad del Gobierno ni de los seguidores del Frente Sandinista.

Su prioridad es la recuperación económica, la apuesta que Ortega está haciendo es aumentar la inversión social, recuperar la economía. Esa es la oferta electoral de Daniel Ortega. 

¿Entonces los exiliados son una fuerza política en el exterior, o pueden ser una fuerza política en Nicaragua?

Los exiliados políticos que salieron de Nicaragua bajo amenazas, creo que van a ser una fuerza política más importante dentro de Nicaragua que afuera. Y, sin embargo, como te digo, la política es dinámica, no es estática, y muchos de ellos puede que hayan perdido sus espacios, que tenían antes de haber salido del país. Entonces, ese es realmente el riesgo que ellos tienen que calcular dentro del concepto de retornar.

¿Elecciones competitivas bajo estado de sitio?

¿Cómo ves las tendencias o el desenlace político de este año? ¿puede Ortega recuperar la iniciativa política y dividir a la oposición en distintos bloques? ¿puede, la oposición, configurarse como un bloque nacional? 

Ortega sabe que en Nicaragua la política es de mucha división, y su estrategia es, precisamente, hacer reformas cosméticas, para permitir que se formen cuantos partidos haya, asumiendo que, entre más partidos se formen y vayan a las elecciones, más votos va a ganar el Frente Sandinista; esa es la premisa de él, al lado de un crecimiento económico mínimo.

Entonces, la coalición tiene como reto configurar un bloque político en donde, por lo menos tres partidos políticos se comprometan a entrar en un proceso electoral en una sola fuerza. Ahora, si va a ocurrir esto, depende prácticamente de CxL, del partido de (Restauración Democrática) de Saturnino (Cerrato), y del PLC

El balance de poder puede cambiar en la medida en que esta coalición política incluya el compromiso de los partidos políticos que asisten a ser parte, y de estar subordinados de alguna manera al concepto de coalición definido por la Alianza Cívica y la Unidad Nacional.

¿La suspensión del estado de sitio de facto, la recuperación del derecho a la libertad de movilización, y las libertades democráticas plenas, ¿qué espacio tienen en esta crisis?

hay que aprovechar ese momento esas libertades que te están dando parcialmente, en donde la Policía aparece y desaparece, en donde tu vida está semicontrolada, hay que capitalizarla de alguna forma. Y la forma en capitalizarla es básicamente asegurándose que la coalición política logre tener el apoyo de la población, aunque sea para ir a un proceso electoral en el 2021.

Pero la gente dice: -aquí no puede haber elecciones con presos políticos, sin recuperar las calles, sin libertad de movilización…

Yo creo que, si esta coalición política entra de lleno este año, ellos pueden hacer más presión para que salgan los presos políticos. Esa es, digamos, de alguna manera la premisa más importante.

¿Te imaginas una elección bajo estado de sitio?

Sí. Yo creo que en Nicaragua no se puede esperar de que Daniel Ortega va a levantar el estado de sitio. La verdad es que aquí vas a pelear en una situación de desventaja, por eso la presión internacional es importante. No podés esperar que Daniel Ortega va a decir –bueno, aquí todas las reglas del juego se van a respetar, vamos a respetar las libertades públicas, vamos a respetar el proceso electoral y, ustedes, solamente tienen que competir y ganarse el voto.

Pero nadie está esperando que Ortega se convierta en un estadista democrático. Lo que la gente está esperando es que esos derechos los vas a recuperar, que los vas a arrebatar, que van a ser el resultado de la presión.

Los vas a recuperar parcialmente. Pero no podés esperar que aquí en Nicaragua vas a estar en un proceso en donde el balance de poder, tenga a Daniel Ortega bajo el zapato.

¿Esa no es una posición derrotista? ¿estás concediendo ya desde este moment que no se puede recuperar las calles?

Si vos tenés una pistola, y vos tenes un grupo de majes que me van a pegar todos los días, y yo tengo que ver como me las arreglo para resolver esto, no estoy aceptando la derrota, yo me las tengo que jugar, a ver cómo salgo de este lugar  con el mínimo daño.

El nicaragüense tiene claro que esto no es una democracia, tiene claro que la salida política tiene que ser electoral y no violenta; ellos saben cuáles son los costos políticos  que se tienen que recuperar; pero también saben que dentro de ese costo político está una vida, en los próximos 22  meses,  en un contexto de estado policial, y eso es con lo que van a vivir.

¿La represión puede agravar la crisis de la dictadura?

Siempre, esas son las realidades que son incontrolables, eso puede ocurrir, no debería esperarse ni calcularse que ocurra, sin embargo, el aspecto más importante es, cómo la presión nacional por lo menos tiene que llevar un mínimo de reformas que les permita entrar a un proceso electoral relativamente competitivo. Relativamente competitivo quiere decir, que vas a estar en un estado de sitio.

¿Se puede lograr confianza para que la gente vaya a votar en una elección bajo esos términos?

Sí, claro que se puede lograr, siempre y cuando esta coalición refleje el interés del nicaragüense que quiere votar por un candidato diferente a Daniel Ortega, esa confianza va a existir. Y eso es lo que tiene que tener claro la coalición opositora, que ellos necesitan para ganar, realmente gozar del apoyo del nicaragüense.

*Este artículo se publicó originalmente en el sitio web de Confidencial, medio con el que Despacho 505 sostiene una alianza periodística. 

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