Masayas han cumplido: el dictador Ortega no volvió a Monimbó
Con el regreso al poder, Murillo le dio su toque personal a la celebración de El Repliegue Táctico a Masaya volviéndolo un carnaval fucsia. Tras la rebelión cívica de 2018, Ortega ordenó ataques armados a Monimbó durante 45 días. Ahora el dictador es un indeseable para el pueblo indígena. No lo quieren ver por allá.
- julio 03, 2023
- 03:48 AM
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El dictador Daniel Ortega no volvió a Monimbó. La sentencia del último pueblo que paramilitares solo pudieron doblegar en 2018 con armas de grueso calibre se cumplió este año como ha ocurrido en los cuatro anteriores. Los fanáticos del régimen y trabajadores del Estado, fueron obligados a recorrer las calles de Masaya sin él y vieron reducida la histórica celebración, a una caminata “sin pena ni gloria”.
Los que caminaron este sábado con banderines, camisetas de propaganda partidaria, con altoparlantes y otros en caravanas en vehículos estatales, dijeron a medios oficialistas que el acto era la celebración del 44 aniversario de la estrategia de aquella guerrilla sandinista que encabezó un movimiento armado para derrocar a una dictadura. Lamentablemente, lo que queda de aquel movimiento guerrillero, ahora defiende a otra dictadura; la de Daniel Ortega.
La última vez que vieron al dictador en Masaya, fue el 13 de julio de 2018. No recorrió las calles como lo hizo en el pasado, llegó raudo y acompañado de un ejército de policías armados “hasta los dientes” directo a la delegación policial de ese municipio. Se encerró ahí y “agradeció” a policías y parapolicías por igual por poner el pellejo por él y matar a los ciudadanos que se tomaron las calles de la ciudad para exigir su salida del poder.
Ese día, las calles de Monimbó estaban desoladas. La gente le cerró las puertas como un gesto de desprecio a su llegada. Monimbó sangraba y lloraba por la muerte de sus ciudadanos, tras 45 días de ataques de comandos de guerra contra ciudadanos que se defendían con morteros y piedras en las principales calles de la localidad.
EL DICTADOR CONTRA UN PUEBLO DE RAÍCES INDÍGENAS
Por esos días, estaba en marcha la llamada “operación limpieza” ordenada por Ortega y su esposa Rosario Murillo, que terminó siendo un baño de sangre en todo el país y que solo en Masaya, llegó a cobrar más de 30 vidas. Monimbó resistió con coraje, le plantó cara al dictador y a los armados que lanzó contra su población de raíces indígenas.
Los opositores resistieron como lo hicieron antes sus padres y abuelos, contra la dictadura de Somoza y aunque los adoquines que levantaron cayeron ante el armamento de grueso calibre que Ortega facilitó y que hoy lo hacen responsable de la muerte de 355 personas y de ordenar acciones consideradas crímenes de lesa humanidad contra sus opositores, quedó para la historia otra vez, la valentía con que enfrentaron al dictador de turno.
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"El dictador Ortega y Murillo, son aborrecidos en todo Masaya. Asesinó a las familias y nadie perdonará esos crímenes. Lo que se espera es justicia", dice el opositor en el exilio Cristian Fajardo, originario de esa ciudad.
LOS REPLIEGUES CON "EL TOQUE MURILLO"
Murillo fue la primera en manosear la histórica efemérides. En 2007 cuando dejaron la oposición y volvieron al poder, la esposa del dictador que asumía sus relaciones públicas, le imprimió su estilo personal a la celebración. De pronto, una fecha en que se recordaba la astuta estrategia de la guerrilla de suspender en 1979 su avance contra la Guardia Nacional y replegarse hacia Masaya por veredas y caminos, como dando a entender que se retiraban perdiendo, se vio alterada por Murillo.
Solía ser una especie de maratón de Managua a Masaya, con Ortega a la cabeza. Pero esa vez, Murillo ordenó colocar en el trayecto adornos florales y cambiar los banderines colores rojinegro, por los colores pastel y fucsia. Ese año, Ortega se enfundó en un buzo deportivo de marca, e hizo el recorrido encorralado por policiales y custodios de civil.
Al año siguiente, ordenó colocar en el trayecto a Masaya tarimas enfloradas, ocupadas por los funcionarios de gobierno que sentados cómodamente saludaban el paso de los demás. Por supuesto, los entarimados estaban surtidos de todo; alimento, agua y claro, bebidas espirituosas. Murillo le agregó más color carnavalesco al Repliegue. Menos rojinegro cada vez, más colores pasteles y fucsia y la fatalidad para muchos; la música de carnaval en tarimas agrandadas a cada tramo de carretera ahogaron la música testimonial de los días de la guerra armada que sacó a balas a Somoza.
DEL REPLIEGUE TÁCTICO, AL MIEDO A LAS MASAS
En 2009 , Ortega empezó a mostrar temor por las masas. Ese año la región fue estremecida por el golpe de Estado en Honduras. El ejército de aquel país sacó del poder a Manuel Zelaya por intentar atornillarse al poder. Ortega se reunió con su militancia en el parqueo del Mercado Roberto Huembes, en Managua y desde ahí se lanzó contra “los militares golpistas”.
En 2010 volvió al miso lugar. Fue otro acto distante de sus seguidores, quiso congraciarse con el sandinismo histórico y subió a la tarima con los comandantes Tomás Borge, Raúl Venerio y Edén Pastora. Ninguno vive ya. En los años siguientes, Ortega empezó a desplazarse en su Mercedes Benz blindado.
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Para el 2011, pese a que iba en vehículo, ni siquiera completó el recorrido hasta Masaya. Murillo diría después que fue a causa de la lluvia. Los 66 años a cuestas del dictador, comenzaron a ser visibles para una caminata que por años fue una celebración histórica del partido rojinegro. Después del 2010, el dictador ya no haría ni 100 metros caminando hacia Masaya.
Lo que vino después fue Ortega "replegándose", pero en su vehículo. Un discurso y después a la marcha, con él al volante. Claro, sus seguidores, caminando, como ocurrió en 2012 también. En 2013, Murillo otra vez hizo cambios. Anunció otra ruta. El punto de salida sería la que bautizaron como “Plaza de las Victorias”. Otra vez, otro recorrido en vehículo y por segundo año consecutivo, volcó las camionetas del Estado para que lo siguieran en caravana. Los menos "agraciados" dentro del partido, seguirían el recorrido caminando o corriendo.
OTRA EXTRAVAGANCIA: EL BUS DE DOS PISOS
Lo mismo pasó en 2014 y 2015. En esos dos años, le criticaron a Murillo que pasó por encima de las fechas y la ruta. De pronto fue ella la que decidió qué sábado de julio se haría la celebración. En 2016, hubo una extravagancia más: Ortega rentó un bus de transporte internacional y fue visto desde más lejos por sus seguidores.
Ese año, no hubo ningún combatiente histórico en la actividad. Ortega apareció junto a los boxeadores Román “Chocolatito” González y Ricardo Mayorga; Fidel Moreno, secretario general de la Alcaldía de Managua; el diputado y jefe de la bancada del FSLN, Edwin Castro; y el diputado Gustavo Porras y claro; Murillo que previamente mandó a enflorar la tarima y adornarla con su sello particular. Al finalizar Ortega abordó un autobús, de dos pisos y con aire acondicionado, desde el que iba saludando a sus simpatizantes que iban a la par o detrás del vehículo.
En 2017 volvió a su vehículo blindado y tarimas de nuevo, al menos unas 40 en el trayecto. El dictador llegó a Masaya y fue recibido por el Consejo de Ancianos de Monimbó. Fue la última vez que se le vio una sonrisa sin nervios. Tocó un tambor, sonrió, se tomó decenas de fotos en la tarima y se fue.
DESDE "EL POTRERO" DE MASAYA
En 2019, Ortega tampoco entró a Monimbó. Celebró el aniversario número 40 del Repliegue a Masaya, viajando de Managua a Masaya, otra vez en el autobús que rentó. Encabezó otra caravana vehicular, custodiada por centenares de policías armados. El recorrido concluyó en un campo deportivo en las afueras de Masaya, que desde horas tempranas la Policía ocupó.
En 2020 y bajo la justificación del Covid-19, el régimen canceló el Repliegue a Masaya y lo sustituyó por un concierto virtual que transmitió desde el Teatro Nacional Rubén Darío. Ortega y Murillo fueron los grandes ausentes en la actividad. Pero el 2021, lo canceló sin dar ninguna explicación.
El año pasado, igual que este 2023, el orteguismo lanzó lo que llamó "reedición" del Repliegue. Lo hizo con caminatas, en las que claro, ni Ortega, ni Murillo, ni sus hijos participan. Las caminatas se anuncian en Managua y se replican en otros municipios del país.
Este fin semana la alcaldía de Masaya montó un entarimado en el reconocido tiangue de Monimbó llamado “La Placita”, donde conmemoró un aniversario más de El Repliegue. En este acto, se vio al nuevo comisionado de la Policía de esta ciudad, Orlando Castro Rayo junto a la alcaldesa, Janina Noguera.
"En esta ciudad nadie quiere saber de Ortega”, reitera Fajardo. Para este opositor, Ortega le teme a Masaya y los masayas, no lo quieren más en su ciudad ni en el poder. "Monimbó ha cumplido su palabra de pueblo indígena, allá no volverá", dijo otro ciudadano opositor.