Los hijos del dictador exhiben su poder y finos trajes en otra fiesta rusa

La propaganda del régimen ha difundido imágenes en la que se ven tres de los hijos de Daniel Ortega y Rosario Murillo en una fiesta, luciendo finos y lujosos trajes. Las fotografías revivieron los recuerdos de la escandalosa fiesta que Laureano Ortega se mandó a hacer en 2016 para celebrar la instalación de la planta de vacunas Mechnikov en Managua.

En aquella fiesta, en la que el tenor Ortega, fue el personaje principal y hasta cantó ópera, se repartió caviar y champaña, todo a un costo de 50 mil dólares. Aunque la fiesta de ayer era más sobria y tenía como motivo que la embajada de Rusia en el país, celebraba el Día Nacional de Rusia, Laureano, Daniel Edmundo y Rafael, más conocido como “Payo Ortega”, no dejaron escapar la oportunidad para mostrar que son los hijos del poder.

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A Laureano se le vio con su acostumbrado aire de catrín, siempre impecable y listo para la foto, a la par del canciller Denis Moncada, que parece gritar su infortunio de ser relegado cuando a los dictadores de El Carmen lo ven conveniente, como ayer que debía ser Laureano y nadie más que Laureano, el que debía verse muy bien relacionado con los funcionarios rusos.

Por protocolo, a Moncada lo dejaron dar el discurso de saludo a Rusia, quizás uno de los pocos momentos en que se sintió un verdadero Ministro de Relaciones Exteriores del régimen, un cargo que parece anularse en automático cuando aparece en escena Laureano Ortega, a quien su papá y su mamá, hacen ver como un “supercanciller” a cargo de las relaciones del régimen con funcionarios rusos y chinos de alto nivel.

"EL HOMBRE DE MEDIOS" Y DOS POLÍTICOS EN BUSCA DE FOTOS

El otro hijo de Ortega y Murillo en la fiesta de la embajada rusa fue Daniel Edmundo Ortega Murillo. También vistió de fino traje. Hasta abril del año pasado,  tenía un perfil bajo, pero dejó el ostracismo en el que había vivido para dirigir la batería de medios de comunicación del régimen.

Su madre, Rosario Murillo, lo presentó como coordinador de medios del Consejo de Comunicación y Ciudadanía, tras debutar en un foro virtual con los medios estatales rusos Sputnik y Russian Today. Daniel Edmundo, no pudo disimular lo difícil que fue para él hablar en público por primera vez y frente a cámara y micrófonos.

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Dos políticos que no quisieron perderse la foto, aunque quedaran en evidencia que en el encuadre sobraban, fueron los diputados Edwin Castro y el parlacénico pastor evangélico Daniel Ortega Reyes.

El primero sonreía de largo en la tertulia que sostenía “Payo” Ortega, Laureano y el empresario orteguista sancionado Francisco López, que asistió con su respectivo traje formal. Y el segundo fue congelado en una imagen en la que esperaba turno para estrecharle la mano al embajador ruso Alexander Khokhólikov, mientras el canciller Moncada, aprovechaba la ausencia momentánea de Laureano Ortega para estar solo en foco.

LOS OTROS

Otra imagen que fue divulgada es la de una especie de funcionarios como de "menor talla", tanto por la apariencia en su vestimenta como por la cercanía al poder, extrañamente Fidel Moreno entre ellos. El todopoderoso de la Alcaldía de Managua, casi llegó informal de no ser por un saco.

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En la misma foto, se le vio con su subordinada la alcaldesa Reyna Ruedas, con las ministras de salud del régimen, la presidenta del Consejo Nacional de Universidades (CNU) la ministra del Instituto nicaragüense de Turismo y la magistrada del Consejo Supremo Electoral (CSE) de Ortega, Brenda Rocha. La magistrada usó para el evento un atuendo muy parecido a un traje típico ruso.

Los rostros de la policía del régimen no podían faltar. Un director de la Policía, Francisco Díaz, pareció más el segundo del Comisionado Horacio Rocha con quien fue fotografiado. Rocha fue rescatado por Ortega “del retiro” para que administrara los temas de la seguridad de su régimen, tras la defenestración de otros jefes policiales de los que empezó a desconfiar.

Por corto tiempo fue visto también el general Julio Avilés. En la mayoría de las imágenes se ven los hijos de los dictadores, felices, muy a gusto, como en una fiesta familiar confiados en que la mayoría de los invitados se agolpan para salir con ellos en las fotos que podrá presumir o que sirvan para quedar bien con sus jefes, que mandaron a la actividad a tres, de sus ochos hijos en el poder.