Carlos Mejía Godoy: “Es una paradoja sangrienta, una profanación, usar el nombre de Lasmujeres del Cuá en robo de la Fundación María Cavalleri”
Las ironías del dictador: el único relato escrito de las mujeres campesinas fue denunciado en La Prensa que años más tarde él confiscó. Ernesto Cardenal y el doctor Alejandro Dávila Bolaños, escribieron las letras que Mejía Godoy, ahora en el exilio, inmortalizó en un canción en los años 70.
- junio 05, 2023
- 06:05 AM
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Que además de robarles las instalaciones y sus bienes al colectivo de mujeres de la Fundación “María Cavalleri” de Matagalpa, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo rebauticen el lugar con el nombre de “Las Mujeres del Cuá”, es para Carlos Mejía Godoy “una profanación" o “una paradoja sangrienta”.
El artista que convirtió en canción el amargo episodio que vivieron las 19 mujeres en manos de opresores de la dictadura de la familia Somoza a finales de los 60 en El Cuá, Jinotega, al norte del país, cree que ni Ernesto Cardenal, ni el doctor Alejandro Dávila Bolaños, creadores por separado de las letras al que él le puso son, guitarra y acordeón, estarían conformes tampoco con esa otra tropelía de Ortega y Murillo.
“Es una contradicción tremenda”, dice al cantor de música testimonial y uno de los primeros autores de la banda sonora de la Revolución de 1979 que acabó con la dinastía de los Somoza, pero que ahora nada tiene que ver con este Frente Sandinista, dirigido por un matrimonio de dictadores que se han atornillado al poder al que regresaron en 2007 y por el que han matado, secuestrado y encarcelado, con tal de mantenerse ahí.
“No tenían derecho a manosear a estas mujeres”, dice Mejía Godoy al hablar con DESPACHO 505 sobre el tema. “Es que no tenían derecho a manosear a las mujeres del colectivo de Matagalpa, menos a las ejemplares y valientes de El Cuá”, reitera. El colectivo María Cavalleri, es la continuidad del sacrificio de las mujeres de El Cuá, inaceptable lo que han hecho”, agrega.
RECORD DE MALDAD
EL 19 de mayo pasado, directivas de la Fundación “María Cavalleri”, denunciaron que personal de la Procuraduría General de la República (PGR) del régimen, se presentaron a sus instalaciones y dijeron medias verdades sobre la visita. Al día siguiente, policías de la dictadura y civiles armados, asaltaron la propiedad, bajo la justificación de que al haberles arrebatado su personería jurídica un año antes, quedaban confiscadas.
Se la tomaron. Y días después, funcionarios de la administración central y local, con la ministra de la Familia, Jessica Padilla Leiva, a la cabeza, anunciaron sin empacho alguna que inauguraban un nuevo centro de capacitación en las instalaciones confiscadas. Las directivas de la Fundación “María Cavalleri” les recordaron que el centro tenia 25 años de estar al servicio de la comunidad con el nombre que honraba a la ginecobstetra italiana que trabajó hombro a hombro con las mujeres de Matagalpa, y que más tarde fundaron el centro ahora robado.
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“Es una barbaridad”, añadió al respecto Carlos Mejía. Recordó que personas como la doctora Cavalleri, el padre Fabretto por citar algunos, llegaron sin bienes al país, pero con mucha solidaridad y trabajaron con la comunidad para lograr abrir centros de ayuda para el desarrollo social, de los que hoy la dictadura se apropia sin vergüenza alguna.
“Lamentablemente esta gente seguirá causando más daño a país, lo que han hecho, supera lo que uno imagina como maldad”, añadió el artista, unos de los más grandes exponentes del canto nicaragüense.
La DURA REACCIÓN DE LAS MUJERES DE MOLINO NORTE
La Fundación "María Cavalleri" beneficiaba a unas 400 familias de las 600 que habitan en la comunidad Molino Norte, de Matagalpa. Las mujeres que integran el colectivo de la oenegé, expresaron su dolor ante la necedad del régimen de bautizar el local con el nombre de “Las Mujeres de Cuá”. “Duele por el respeto que les tenemos”, dijeron.
Les recordaron a los usurpadores que, ellas, Las Mujeres del Cuá, son sus ancestras, “espíritu de mujeres que lucharon contra dictaduras para que se nos dignifique, para que nuestras tierras y esfuerzo sean reconocidos. Las Mujeres de El Cuá, ¿Realmente se sentirán orgullosas de que se use su nombre para robar y agredir y que en su nombre, se silencie el nombre de otras mujeres hermanas igual que ellas mujeres campesinas, parteras, promotoras, jóvenes y niñez?”, se preguntaron.
La ministra Padilla Leiva nunca respondió al reclamo, porque en el régimen Ortega-Murillo, ministros y ministras tienen prohibido hablar. Pero la vocera del régimen, si, ella si puede. Fue en su defensa y en defensa del robo. El 31 de mayo, llamó a las directivas de la Fundación "María Cavalleri", “malas y burlescas” por criticar el uso del nombre de las Las Mujeres del Cuá. En su monólogo habitual de mediodía de ese día, exaltó lo que ellas sufrieron para merecer el homenaje, pero no dijo que la honraban, con algo que arrebataron a más de 30 familias también del norte del país.
En carta publica, el colectivo le reprochó a la ministra orteguista que mandara a colocar un cartel anunciando el nuevo centro con la imagen de Murillo, acusada de delitos de lesa humanidad y encubridora de violaciones a su propia hija”.
Sobre lo primero, Murillo, Ortega y sus funcionarios son señalados de haber cometido crímenes de lesa humanidad contra opositores según un informe que en marzo de este año publicó la comisión de expertos de las Naciones Unidas, (ONU), que investiga los hechos de abril de 2018. Y sobre lo segundo, Murillo defendió al dictador y le dio la espalda a su propia hija, Zoilamérica Narváez, que lo acusó y lo sigue denunciando de haberla abusado sexualmente.
LAS MUJERES DEL CUÁ Y LAS IRONIAS DEL DICTADOR
La vida de Daniel Ortega que pasó de pasó de ser un guerrillero que luchó contra una dictadura a establecer otras más torcida y despiadada, está cargada de ironías. Apresó y desterró después, a Oscar René Vargas, al hombre que le salvó la vida en una casa de seguridad en sus años de conspirador en noviembre de 1967, le procuró la muerte al general Hugo Torres que lo sacó de la cárcel y él, preso político durante siete años, llegó a tener hasta 700 presos políticos en menos de un año en abril de 2018.
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Una más, ésta relacionada al caso de Las Mujeres de El Cuá: el único reporte, por más estremecedor, que se hizo sobre lo que sufrieron las valientes mujeres fue publicado en el diario La Prensa, en 1968. En agosto de 2021, Ortega ordenó la toma del diario La Prensa. Y tras su confiscación mandó construir en la propiedad un centro de enseñanza con otro nombre, el del poeta José Coronel Urtecho que tampoco estaría conforme con la acción. Todo igual que lo que ahora hace con la Fundación "María Cavalleri".
La firma bajo la que fue escrito aquel reporte de Las Mujeres de El Cuá fue la del periodista Alberto Monzón Fornos. Contó Monzón Fornos, que las 19 mujeres pasaron tres meses en una cárcel en la montaña. Las mujeres eran: María Venancia Hernández, quien aparentaba—según el relato-- más de 90 años y a quien describió como sorda, de baja estatura y de cuerpo cadavérico; Amanda Aguilar de 50 años con sus hijitas Petrona y Marina de seis y nueve años respectivamente; Cándida González de 16 años y una niñita parienta suya de seis años, quienes en el momento de la reporte luchaban para ganarle la partida por la vida al paludismo y a la desnutrición.
Contó el periodista que otra detenida era Martínez Hernández, de 30 años, Angela García de 25 y siete menores, entre las edades de dos y cinco años. Dijo que al salir de la cárcel, Estebana García de 35 años, con cuatro menores de dos a cinco años, dio a luz. Otra detenida era Emelina Hernández de 16 años, Catalina Díaz de 29 años con cinco menores, de uno a 10 años.
El periodista relató que las mujeres fueron secuestradas el 25 de febrero en la comunidad Tazúa, cuando venían de Waslala. En Tazúa tenían milpas y otros siembros. Las mujeres fueron trasladadas a El Cuá. Y Amanda Aguilar, fue señalada de haberles dado posada cuando huían de las redadas de la Guardia Nacional.
En el reporte, señaló que durante estuvieron en El Cuá, en un cartel. Allá, las patrullas militares entraban y salían con prisioneros, que eran sus esposos, hermanos y hasta sus hijos. “A Esteban lo montaron en el helicóptero, al poco rato regresaron sin él…A Juan Hernández, lo sacó la patrulla una noche y no regresó más…Otra noche sacaron a Saturnino González y no lo volvimos a ver…A Francisco González también se lo llevaron…”, denunciaron las mujeres.
RELATOS DESGARRADORES
El reportero anotó que cuando las mujeres hablaban “parecía que en sus mentes se proyectaba la pesadilla de la cárcel y las lágrimas aparecían en sus rostros”. Después ---continuó-- fueron trasladadas al Carmen en un camión militar. Aquí fue peor: “no nos daban de comer… una cocinera de la hacienda nos pasaba escondida, tortillas con sal y por café, agua…esto les ocurrió más de 15 días.
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“La Matilde abortó sentada cuando en toda una noche nos preguntaba por los guerrilleros…A la Cándida, le dijo un guardia vení lávame este pantalón y era para otra cosa que la quería… a los tres días que salimos dio a luz… Cándida es una joven de 16 años con una niña que amamanta muy diminuta y desnutrida la que milagrosamente se mantiene con vida. Ella permanece tumbada en la cama padeciendo de paludismo”, se leía en la crónica sobre las 19 mujeres que nunca dijeron una sola palabra sobre los guerrilleros que por sus huertas pasaron.
Muy pocos saben que por ese relato, el periodista Monzón Fornos fue secuestrado por la Guardia Nacional y torturado, sufrió cárcel, igual que muchos periodistas han sufrido con la dictadura de Ortega y Murillo en los últimos cinco años.
"ENLODAN UN SANTO NOMBRE”
Carlos Mejía Godoy, creyó como muchos nicaragüenses que cosas como esas no volverían a escribirse en las páginas de la historia del país. Y es posible que Ortega y Murillo pensaran lo mismo solo que ellos, intentarían borrar los hechos por su cuenta, al desaparecer como lo hicieron, los periódicos La Prensa y El Nuevo Diario, los dos últimos rotativos que denunciaron sus crímenes brutal de hace cinco años y que fueron cerrados como parte de la represión.
El artista nicaragüense que vive en el exilio por oponerse al dictador igual que miles del país, también cree que ahí se equivocó el dictador, como se ha equivocado con sus acciones represivas. “Quieren sepultar la historia, pero no se puede, todo el sufrimiento y el calvario de madres que perdieron a sus hijos en abril, igual que pasó con las madres que perdieron a sus hijos con el dictador Somoza, no se pudo”, reiteró.
Mejía Godoy le recordó a la dictadora que Leonel Rugama, le llamó santos a aquellos mártires que dieron más de si por la libertad en el país. “Son los santos de aquella revolución, Las Mujeres del Cuá, ya pertenecían a ese mundo de los santos, pringarlas para tapar un abuso, disfrazar una mala acción es incorrecto, ofensivo, una profanación”, acusa.