Los trabajadores de Nicaragua conmemoran el 1 de mayo asfixiados económicamente
¿Y los sindicatos que entre 1990 y el 2006 promovieron 477 huelgas? El desempleo golpea fuerte y los aumentos salariales en siete años no han superado los dos dígitos.
- abril 30, 2023
- 11:27 PM
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Un sindicalista y un economista coinciden por separado que el salario mínimo en Nicaragua debió aumentar un 16% este año, para poder lidiar con el alto costo de la vida, pero los sindicatos a fines al régimen de Daniel Ortega que han dominado la negociación al menos en los últimos siete años, junto al Ministerio del Trabajo, acordaron el 10.
No obstante, esos mismos sindicatos que le negaron a los obreros del país esos seis puntos porcentuales al ajuste de la paga mínima, ondearán banderas rojinegras, gritarán consignas y vivas al partido de régimen en este 1 de Mayo que el mundo conmemora el Día Internacional de los Trabajadores. Para la clase trabajadora en Nicaragua, este día será como uno más de los muchos que han tenido en los últimos meses y que describen con una sola palabra: agobiante.
“Que es día libre quizás sea lo diferente, pero por lo demás todo sigue igual”, dice doña Jazmina, una oficinista de Managua que labora para el Estado. Ella gana 9 mil 800 córdobas al mes en una jornada que inicia a las 8:00 de la mañana y se extiende hasta las 5:00 de la tarde. Le han dicho, que aunque el día sea feriado, hoy debe presentarse al acto de celebración que ha ordenado el partido sandinista. Así que se levantará igual de temprano, dejará comida hecha para sus dos hijos y gastará los cinco córdobas que todos los días gasta para ir al trabajo, “a celebrar” lo que le han dicho “es su día”.
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Jazmina sabe que aunque ella es una de "las homenajeadas" no puede darse el lujo de faltar. Los compañeros “cristianos, socialistas y solidarios” del sindicato sandinista de su institución, emitieron una circular el viernes pasado en la dicen que el que falte al acto de hoy, se le descontaría el día de su salario. Pero para ella, eso es lo de menos. Como miles en Nicaragua, cree también que poco hay que conmemorar hoy en el país. En su caso, por ejemplo, apenas gana la mitad de lo que en marzo costó la canasta básica, cuyo monto cerró en 18 mil 973 córdobas con 43 centavos. Ella no llega ni a los 10 mil córdobas al mes.
Y LOS SINDICATOS ¿QUÉ SE HICIERON?
Nicaragua siempre ha sido un país convulso. Si no está en llamas, está a punto. Y las causas son diversas. Durante 40 años antes de 1980, en el país se libró una cruenta batalla para sacar del poder a una dinastía familiar; la de los Somoza. Después, una guerra civil que se gestó contra “los libertadores” sandinistas que se adueñaron del país por acabar con la dictadura que les antecedía. Todo el mundo creyó que para el grupo de guerrilleros barbados de izquierda, todo había terminó en 1990 con una derrota en la urnas.
Pero los días convulsos con ellos a la cabeza siguieron. De 1990 al 2006, los sindicatos sandinistas, con Daniel Ortega como líder de la oposición, promovieron 477 huelgas y paros violentos, bajo el argumento de demandas sociales y beneficio para los trabajadores.
Uno pensaría que con el retorno de Ortega al poder en 2007, las demandas sociales serían más que satisfechas y a los trabajadores les iría bien, sino, ahí estaban los sindicatos que recordarían sus más de 400 huelgas y paros contra los gobiernos que le antecedieron. Pero no pasó ni una cosa, ni la otra. Ni a los trabajadores les ha ido bien, ni los sindicatos han dicho “esta boca es mía” porque les va mal. “Están silenciados, se volvieron sindicatos blancos”, dice el veterano sindicalista y articulista de temas sociales, Onofre Guevara.
La temida dirigencia de la Central Sandinista de Trabajadores (CST) y del Frente Nacional de los Trabajadores, FNT, se han nutrido de los sindicatos del Estado, pero sus agendas son más políticas que sociales y en función de las prebendas que les puede dar Ortega como diputaciones y controles ministeriales como las que tiene Gustavo Porras, el eterno dirigente del FNT y operador del régimen en la Asamblea Nacional.
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Nadie desde esos sindicatos se ha lanzado a las calles a reclamar los ajustes paupérrimos que aprueban en los encuentros anuales del salario mínimo, los que en los últimos siete años, no superan los dos dígitos y que según los sindicatos independientes reiteran, este año debería estar en 16%. En 2016, por ejemplo, fue de 9%, de 8.25% en 2017, 10.40% en 2018, 0% en 2019, 2.63% en 2020, 1% y 3% en 2021, 7% en 2022 y 10% este año.
Como resultado, en Nicaragua se siguen pagando los salarios más bajos de la región. En una proyección de inicios del año Bloomberg en línea ubicó al país en el sótano de quienes tienen la paga más mínima en Centroamérica. Según la plataforma, el salario mínimo del país seria de 222 dólares con 66 centavos, seguido de cerca por El Salvador que lo situó entre 243 dólares y 365, Honduras con 316, Guatemala que paga entre con 424 y 470 dólares y Costa Rica que lo duplica desde los 541 a los 1, 151 dólares a los asalariados de nivel profesional.
MÁS AMARGOS NÚMEROS
“La clase trabajadora está hecha pedazos”, dice el sindicalista que pide hablar bajo un razonable anonimato. “Decir que estamos mal, que no se aguanta el costo de la vida, que no hay empleos y que han botado los salarios de los pocos que hay, sería como firmar un boleto seguro a El Chipote”, dice. El sindicalista no exagera, el régimen de Daniel Ortega, el otrora líder de izquierda convertido ahora en un dictador, receta cárcel a quienes critiquen el manejo del país.
“Para consuelo de los trabajadores”, dice Pablo Cuevas, defensor de derechos humanos, “las cifras no pueden ser calladas ni van a la cárcel”, agrega, al recordar los miles de nicaragüenses que han dejado el país en busca de oportunidades que aquí no hallan. “Si el país estuviera bien, nadie se iría”, señala.
Tampoco Cuevas exagera. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés), dio a conocer que entre enero y noviembre de 2022, 181, 566 migrantes nicaragüenses fueron detenidos en las fronteras estadounidenses. Y las autoridades de Costa Rica, informaron que en sus oficinas de migración, en ese mismo período, han tramitado 76, 676 solicitudes de refugio de nicaragüenses. Ello indica que oficialmente 258, 242 nicaragüenses dejaron el país en ese tiempo. Los subregistros, pueden elevar los números a más de 300 mil.
“La dictadura habla de que en el país hay prosperidad, pero la familia sufre, la gente se hunde y las migraciones son un claro síntoma de lo está pasando en el país”, asegura Cuevas. “Es posible que incluso hoy, día de los trabajadores, haya hogares que no tengan pan en su mesa”, advirtió el activista de la organización Defensoría Nicaragüense de Derechos Humanos, (DNDH).
NO HAY INVERSIÓN, NI HAY EMPLEOS
La presunción de Cuevas tiene sustento. El sindicalista señala que los nueve sectores a quienes deberían beneficiar los ajustes del salario mínimo, “viven días de asfixia”. “En el sector construcción que es donde mejor se gana, un obrero llega a ganar 11 mil 682 córdobas, está lejos aún de poder cubrir la canasta básica. Claro que nos asfixiamos”, reitera.
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El otro problema que dicen tienen, es que no hay empleos. “Aquí no hay inversión privada, lo poco que se hace en construcción son obras del Estado y no son grandes, las grandes ya se finalizaron. Aquí desde el 2018, no hay inversión que genere plazas de trabajo”, denunció.
Lo que dice el sindicalista explica la admisión que en febrero hicieran las autoridades del régimen que dirigen el Banco Central de Nicaragua, BCN, que informaron la caída del empleo en el país. Dijeron que solo 24 de cada 100 nicaragüenses, tienen un empleo formal y 76 de cada 100 dependen de la informalidad o el subempleo. “Eso es un desastre y es real”, dice el sindicalista.
El economista Enrique Sáenz alertó en el segundo mes de este año que según números del Instituto Nacional de Información de Desarrollo, (INIDE), el costo de la comida en Nicaragua aumentó un 22% respecto al mismo periodo del año pasado, mientras que el ajuste a los pensionados fue del 2% y el salario mínimo subió en 7% en los 9 sectores que mueven la economía y 8% en las zonas francas.
“Este espiral alcista de los productos alimenticios hace que los aumentos no sirvan y desploma el poder adquisitivo del salario de los trabajadores nicaragüenses”, dice otro economista que pide reservas a su identidad para evitar la represión por encontrarse en el país.
Recordó que ha pasado cinco años de la crisis social y política originada en abril de 2018 y tres de la pandemia Covid-19, por lo que al régimen, se le acabas las “coartadas” para justificar el alto costo de la vida y la falta de empleos. “Mientras no busque una solución, vendrán más primeros de mayo en el que sobrarán los lamentos y las malas cifras”, advierte.
Cuevas señaló que los nicaragüenses tienen derecho a tener una buen calidad de vida. “Eso te lo da un trabajo con un salario justo y es lo que no hay en Nicaragua”, añade. “Hoy como muchos años atrás, solo será un día para recordar a los muertos de Chicago, nada más”, le agrega por su lado el sindicalista.