Los defensores de derechos humanos justifican la preocupación por monseñor Álvarez: "La dictadura lo odia"
Hace 266 días, el régimen acabó con la libertad del obispo y desde hace más de un mes, nada se sabe de él. Los defensores de derechos humanos preguntan por su condición y recuerdan: "Mantenerlo aislado es un abuso".
- abril 29, 2023
- 10:11 PM
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Este sábado el obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, cumplió 266 días sin saberse libre, 255 en manos de represores de la dictadura orteguistas y 80 días desde que fue obligado a vivir tras los barrotes que le impuso Daniel Ortega y Rosario Murillo y que, según sus números, será por 26 años.
Hace 35 días, fue la última vez que se le vio públicamente. Este martes 25, se cumplió un mes exacto que Nicaragua pudo verlo a través de fotos y videos, que medios del régimen difundieron como parte de la presión de organizaciones civiles defensoras de derechos humanos que exigían conocer sus condiciones.
Hoy estas organizaciones exigen una vez más saber del religioso. “Para comenzar, monseñor Álvarez debería estar libre”, dice el defensor de derechos humanos Pablo Cuevas, quien en el exilio dirige la Defensoría Nicaragüense de Derechos Humanos (DNDH). “Mantener a una persona privada de libertad aislada y sin comunicación con su familia, es una clara violación a los derechos humanos y a la Constitución. Ha sido lamentablemente una práctica de quienes gobiernan Nicaragua”, critica Cuevas.
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El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos, (Cenidh), también expuso su preocupación. Dijo en sus redes sociales que desde la última visita familiar, no se han tenido noticias del jerarca católico. “¿Qué ha pasado desde entonces?”, se preguntaron. “Demandamos respeto a su dignidad y liberación inmediata”, exigieron.
PREOCUPACIÓN VALIDA POR ODIO DEL RÉGIMEN
Para la investigadora Martha Molina, quien ha recopilado las agresiones a la Iglesia católica desde que Daniel Ortega y Rosario Murillo les declararon la guerra porque en sus mentes, sacerdotes y obispos alentaron el levantamiento social de 2018, la preocupación de las organizaciones de derechos humanos por el religioso, son más que justificadas.
“Existe un odio extremo por parte de la pareja presidencial hacia el obispo Álvarez”, dijo la especialista. Explicó que ese temor por la vida de monseñor Álvarez, es fundado en los más de 40 métodos de tortura que se practican en las cárceles de Nicaragua.
“Las torturas no son solamente físicas, también existe la psicológica, que es la que se están utilizando más en esta época, con la intención de no dejar huellas visibles. El obispo continúa en condición de secuestro y cualquier daño le puede ocurrir dentro de prisión”, dijo Molina, quien recordó los casos de varios presos comunes y presos políticos, que han salido muertos de allá y que luego, el Sistema Penitenciario, los hace pasar como muertes naturales o suicidios.
“Hay que recordar que hay dos presos políticos recientes que han muerto bajo la custodia del sistema carcelario del régimen, a uno la asesinaron con armas de fuego y al otro, le negaron asistencia médica oportuna hasta llevarlo a la muerte”, expuso.
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Molina se refiere al asesinato del expreso político Eddy Montes, quien recibió un disparo en el penal el 16 de mayo de 2019. El disparo que mató a Montes, salió del arma de un custodio. La otra muerte, es la del general Hugo Torres, que fue sacado de prisión en agonía en febrero del año pasado. Ortega no perdonó que Torres, un legendario guerrillero sandinista, le llamara dictador y se le opusiera.
REGIMEN ABUSA DE AUTORIDAD
La organización juvenil Alianza Universitaria Nicaragüense (AUN), es otra de las agrupaciones que en esta semana exigieron conocer la situación del religioso apresado por el régimen. “(Monseñor) sigue siendo prisionero de la dictadura de Ortega por defender su fe y a su pueblo. ¡No podemos quedarnos callados!”, dijeron antes del fin de semana.
Los universitarios recordaron que este viernes, se cumplían 254 días del secuestro del religioso y poco más de un mes desde que se le vio por ultima vez con sus familiares.
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En esa ocasión, monseñor Álvarez recibió la visita de dos hermanos y fue grabado en video mientras comía en una mesa de largos manteles que además el régimen ordenó surtir. El periodista oficialista dijo en su video que lo vio bien y hasta lo presumió feliz, pero el religioso le regresó la mala intención al preguntarle, como “le veía la cara”.
Las mismas imágenes del periodista, le botaron la estrategia a sus jefes: el religioso lució más delgado de lo que es y su palidez, evidenció los estragos físicos que la injusta cárcel le ocasiona.
El 4 de agosto del año pasado, el régimen Ortega-Murillo encerró al obispo de Matagalpa en la residencia episcopal, la que dos semanas después, el 15 de agosto tumbó para llevárselo junto a otros sacerdotes y colaboradores. El 9 de febrero fue enviado a la cárcel La Modelo de Tipitapa y dos días después, condenado a 26 años de prisión en un juicio que la dictadura celebró en tiempo récord y bajo la ira que le provocó, que el religioso se negara al destierro.