Las disputas por las tierras de los indígenas provocan un exterminio en el Caribe

Las comunidades indígenas del Caribe de Nicaragua enfrentan una ola de violencia e impunidad bajo la inacción del Estado. “Estamos abandonados”, lamenta  un comunitario. Un guardabosques es la víctima más reciente.

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  • abril 25, 2023
  • 09:14 AM

A las 9 de la mañana del 24 de abril, unos 80 hombres armados llegaron a la parcela agrícola de Bernabé Palacios Hernández, de 44 años, con la intención de despojarlo de sus tierras en la comunidad Alal, en el Caribe Norte. Él puso resistencia. Ellos lo mataron. Sin piedad. Su hijo de 12 años presenció ese crudo momento que se suma a una serie de hechos violentos y que los comunitarios de esa región viven en la última década sin que exista una política de Estado para erradicarlos.   

El hijo de Palacios Hernández resultó herido. De lo contrario, estaría engrosando la lista de siete indígenas que han sido asesinados en lo que va de 2023. En los últimos 10 años, 75 han sido víctimas mortales de las agresiones perpetradas por los invasores que quieren desplazarlos de sus tierras para convertir los bosques en zonas agrícolas. 

El asesinato de Palacios Hérnadez exhibe la vulnerabilidad en la que se encuentran los comunitarios del Caribe de Nicaragua. El hombre era un guardabosques que al momento de su ejecución se dirigía a realizar labores de vigilancia para proteger sus tierras.  “Cuando comenzaron a disparar el hijo tuvo que huir. Entiendo que el hijo también está herido de bala, pero no está grave”, comentó un local a este medio. 

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Al escuchar los disparos, la familia de Palacios Hernández corrió a la selva para protegerse. Los invasores luego quemaron la casa, apropiándose de las tierras, mientras que los despojadas viajó a la comunidad de Alal para informar del asesinato, y posteriormente se dirigieron a Musawas cabecera del territorio Mayangna Sauni As, a buscar ayuda.

“De esa manera dieron persecución, pero ya son tres horas de camino y ya habían huido lo que significa que lograron huir, luego tocaron la campanas en varias comunidades uniéndose al dolor”, indicó el comunitario. Ahí gobierna la ley de selva, a falta de instituciones que garanticen la seguridad de los habitantes. 

Algunas de las mujeres y niños de la comunidad huyeron hacia Bonanza por miedo y otras se resguardaron en los bosques. Los indígenas señalan la ausencia del Estado en una zona en la que al menos se debería notar la presencia del Ejército de Nicaragua. 

“No hay acompañamiento, no hay seguridad, lo que significa que estamos abandonados”, manifiesta un indígena que denunció la precaria situación que vive la población del Territorio Mayagna Sauni As, ya que es uno de los territorios que sufre más ataque de los colonos armados.

LAS COMUNIDADES INDÍGENAS SUFREN UN ASEDIO PERMANENTE 

Un experto en temas de los pueblos indígenas, que pidió omitir su nombre por seguridad, señaló que de enero a la fecha fueron secuestrados seis comunitarios y cinco resultaron heridos en los ataques.

En esa región, los indígenas sufren asedio permanentemente por parte de los colonos quienes portan armas, medios de comunicación y hasta gorras de la Policía.  “La idea de esta gente es causar terror a los comunitarios para que abandonen el lugar, porque la idea es quitarle el territorio. La gente vive en zozobra, están afectados psicológicamente”, señala el experto. 

El despojo de las tierras agrava la situación de pobreza de los indígenas. Se están quedando sin tierras en las que sembrar ni ríos donde pescar. Pese a los llamados de los comunitarios, el régimen de Daniel Ortega ha mostrado una actitud indolente ante los crímenes de los colonos. 

Pese a que el Ejército cuenta con un Batallón Ecológico para capturar a los armados, la violencia persiste. Según los comunitarios, los crímenes se siguen cometiendo porque los autores cuentan con la complicidad de las autoridades. 

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“No solo no los persiguen, sino que cuando los atrapan los sueltan y culpan a los indígenas sobre todo a los líderes que defienden la tierra, de los asesinatos contra los indígenas mismos”, explicó el experto, quien recordó que al menos cuatro líderes fueron acusados de la masacre del cerro KiwaKumbaih (que significa roca del diablo en mayangna) en agosto del 2021.

Tras conocerse el asesinato del guardabosques esta semana, Prilaka Community Foundation lanzó una “alerta roja” y un llamado al Estado de Nicaragua “a asumir su responsabilidad en la garantía del derecho a la vida de las comunidades indígenas”, así como a garantizar el derecho a la propiedad comunal. 

A la vez pidieron a las organizaciones y autoridades nacionales y a la comunidad internacional “a estar pendiente de esta profunda crisis que vivimos en nuestros territorios”. “Muchas familias se están desplazando hacia Musawas. Hay mucho temor por lo que ya ha pasado y por lo que puede llegar a pasar”, dijo  la organización.

El pasado 11 de marzo, ncinco personas fallecieron en manos de colonos armados en la comunidad de Wilú, ubicada a cinco horas de camino desde Musawas. En esa zona cunda el temor  por el recrudecimiento de la violencia. 

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