Ortega encrudece guerra contra la iglesia Católica

El régimen ha recurrido a prácticas de los años 80 para enfrentarse al clero. Fuentes cercanas a la institución religiosa critican la pasividad del cardenal Brenes.

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  • noviembre 22, 2019
  • 05:25 AM

El régimen ha recurrido a prácticas de los años 80 para enfrentarse al clero. Fuentes cercanas a la institución religiosa critican la pasividad del cardenal Brenes.

En la última década, la iglesia Católica se han contrapuesto fuertemente a Daniel Ortega. Si se buscan los momentos claves cabrían la critica del clero al fraude cometido por el Consejo Supremo Electoral (CSE) en las elecciones municipales de 2008 y la divulgación en 2014 de una carta pastoral de la Conferencia Episcopal de Nicaragua en la que le advirtió al dictador de que “nadie es eterno”. Pero ninguno de esos dos encontronazos entre la institución y el gobierno se compara a la guerra que ha emprendido el régimen a partir de abril de 2018. El Carmen ha ordenado a sus simpatizantes saquear y profanar templos e insultar y golpear a sacerdotes.

La actitud cruda hacia el clero es una copia del guión ya practicado por Ortega en la década de los 80. Los sacerdotes en el último año han sufrido ataques por parte de simpatizantes y paramilitares de la dictadura, en sus mismos templos, a vista y paciencia de la Policía Orteguista. La última acción del régimen es el estado de sitio impuesto por las fuerzas represoras en las iglesias San Miguel y San Juan en Masaya, y los ataques y tomas de la Catedral de Managua. Ortega, y su vicepresidenta Rosario Murillo, han desatado su furia porque gran parte de los obispos y sacerdotes del país apoyan las demandas de justicias, democracia y libertad de la ciudadanía.

“Ortega tiene miedo y no conoce otro camino que la represión. Ha intentado dividir a la jerarquía de la iglesia Católica y no ha podido. Ha buscado dar más relieve a las iglesias evangélicas y con eso no ha logrado tampoco quitarle prestigio a la iglesia Católica. Tiene mucho miedo desde lo que pasó en Bolivia. Y sabe que las iglesias pueden convocar, agrupar y apoyar a la gente, como ya lo hicieron el año pasado”, dice una fuente cercana a la iglesia Católica que habló con Despacho 505 en calidad de anónimo.

ENEMIGO


La iglesia Católica ha pasado a la lista de enemigos de Ortega, después de que la CEN fungiera como mediadora y testigo de un Diálogo Nacional entre el régimen y la oposición, agrupada en la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia. Ante la clara posición de los jerarcas por la justicia y la democratización del país, el dictador los ha atacado cada vez que puede, y los acusa de ser cómplices de un intento de golpe de Estado en su contra.

“Yo pensaba que eran mediadores, pero no, estaban comprometidos con los golpistas. Eran parte del plan con los golpistas”, dijo un Ortega furibundo el 19 de julio de 2018. “Me dolió que los señores obispos tuvieran esa actitud de golpistas”, añadió ese mismo día en el acto por el 39 aniversario de la Revolución sandinista. Públicamente, Ortega dio por concluido el diálogo, aunque en febrero de este año convocó al cardenal Leopoldo Brenes y al nuncio monseñor Waldemar Sommertag para que fuesen testigos en una mesa de negociación entre la dictadura y la Alianza.

De los insultos  y las amenazas, el régimen pasó la violencia. El 10 de julio, los simpatizantes de Ortega golpearon al cardenal Brenes, al Nuncio, y el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez. Los obispos viajaron a Diriamba para evitar una masacre, pues por esos días la dictadura ejecutaba la llamada Operación Limpieza para despejar las vías bloqueadas por opositores. El episodio más reciente lo han protagonizado nuevamente las turbas y policías, en la parroquia San Miguel Arcángel,  ciudad de Masaya, donde permanecen desde el jueves 14 de noviembre, siete madres de presos políticos, en huelga de hambre.

La Policía ha acordonado el templo, mientras que Unión Fenosa y la Empresa Nicaragüense de Acueductos y Alcantarillados (Enacal) han cortado los servicios de agua y energía.  Este acto de asedio fue  condenado por la comunidad internacional, al punto que España, Costa Rica, Estados Unidos y la Unión Europea exigieron al régimen el cese al asedio y permitir que las madres de los presos reciban atención médica y agua. El padre Edwin Román ha denunciado que su estado de salud ha desmejorado.

“A Ortega lo desgasta, nacional e internacionalmente. Siete madres y un párroco en Masaya han evidenciado su miedo, el nivel de crueldad con el que responde, su incapacidad de un diálogo. No le conviene. A la iglesia jerárquica le demanda más compromiso. Y a la iglesia, que es la gente le aumenta su indignación. Todo lo que hace va contra él mismo. Y contra ella. Rosario Murillo llamó a los sacerdotes "lobos repugnantes". Sólo añaden indignación dentro de Nicaragua y desprestigio fuera”, analiza un religioso cercano al clero.

ACTITUD DE BRENES

Los religiosos han criticado la postura del cardenal Leopoldo Brenes y del nuncio Sommertag ante la guerra de la dictadura contra la Iglesia. La Arquidiócesis de Managua ha emitido tímidos comunicados de prensa en los que se solidariza con el padre Román, mientras Brenes dice que está insistiendo para que se les autorice el acceso al templo, pero todavía no recibe respuesta.

“Estamos haciendo las gestiones debidas, no se puede ingresar así no más, cuando tengamos pues vamos a ir. Es una gestión muy particular”, expuso el Arzobispo al responder al llamado de la población a que la jerarquía católica ejerza más presión para que sea retirado el cerco policial de la iglesia San Miguel. El jueves 14 de noviembre, los agentes orteguitas apresaron a 13 ciudadanos que llegaron a ese templo, y tres días después el Ministerio Público presentó cargos en su contra por portación ilegal de armas.

Tras la toma de la Catedral de Managua, por parte de las turbas, la Arquidiócesis de Managua condenó la agresión física contra el padre Rodolfo López y sor Arelys Guzmán, cuando agitadores sandinistas ingresaron violentamente la noche del lunes pasado para impedir que un grupo de madres de presos políticos continuaran con la huelga de hambre por la liberación de sus familiares. Pocas veces Brenes ha firmado un comunicado con contundencia.

“Brenes ha actuado con pasividad, con cobardía también. No está ni a la altura del momento ni a la altura de su cargo. No tiene "olor de oveja", como pedía el Papa Francisco a sus sacerdotes. También ha recibido favores del Gobierno y los agradece con esa pasividad. Y la gente se da cuenta”, señala la fuente con la que habló Despacho 505. Este medio intentó comunicarse con el cardenal Brenes, pero no hubo respuesta.


Los mismos sacerdotes critican al máximo jerarca de la iglesia Católica. El padre Harvin Padilla, párroco del templo San Juan Bautista, de Masaya, denunció que el régimen de Daniel Ortega está solicitando ante las autoridades de eclesiales el cambio de al menos cuatro sacerdotes críticos en esa ciudad, entre los que se encuentra él y el padre Edwin Román. El cura Padillo dijo además que rechazaba cualquier intermediación del cardenal Brenes.

LAS MOVIDAS DEL VATICANO

Silvio Báez es la figura de la Iglesia con  mayor aprobación por su crítica férrea contra la dictadura, sin embargo tuvo que salir de Nicaragua por órdenes del papa Francisco. La movida tuvo dos análisis: uno, que el Nuncio incidió en ese llamado del Vaticano; y dos,  que Francisco optó por sacarlo del país para protegerlo.  El Obispo Auxiliar de Brenes era el sacerdote más incómodo para el régimen.

Báez denunció en una conferencia de prensa que la Embajada de Estados Unidos en Managua le advirtió de un plan del régimen para asesinarlo. “La Embajada de Estados Unidos me comunicó eso y me lo comunicó a un nivel de alta certeza de la seguridad americana. Se le comuniqué al cardenal (Leopoldo) Brenes y a la Conferencia Episcopal de Nicaragua, que había un plan para asesinarme”, denunció.

Sobre esta guerra que sostiene Ortega contra la Iglesia, el exministro de Educación, Humberto Belli, dijo a la Voz de América que al dictador se le ha olvidado todo lo que aprendió en los años 80, porque “esa confrontación con la Iglesia Católica le costó muchísimo en términos de imagen internacional y de la feligresía en Nicaragua”, valoró Belli.

Belli escribió en 1980 el libro “Cristianos bajo fuego”, un detallado recuento de cómo el gobierno revolucionario de entonces pretendió suplantar a la jerarquía creando una llamada “Iglesia Popular”, que con la complicidad de algunos sacerdotes, se puso al servicio de los intereses propagandísticos del régimen.

El caso más escandaloso y que más ofendió al clero, según Belli, fue la vejación de monseñor Bismark Carballo, aunque tras la derrota electoral de 1990,  exmiembros de la Dirección General de Seguridad del Estado revelaron que fue un montaje. Daniel Ortega y los comandantes de la revolución tienen un pasado oscuro con la institución del Vaticano.

Sin embargo, antes de 2007, en plenas campañas electorales, Ortega pidió perdón a la Iglesia por todos los ataques cometidos durante su primer mandato como Presidente de Nicaragua en la década de los 80.  Además se acercó a su otrora crítico el cardenal Miguel Obando y Bravo para vender la imagen de un político católico.

Obando y Bravo casó a Ortega y Murillo en 2005. Y ya en el poder, el dictador ordenó a sus diputados que apoyaran la penalización del aborto en Nicaragua. Así se congració con la Iglesia. La luna de miel duró poco, porque a partir de 2008 las críticas de los obispos empezaron a convertirse en piedras en los zapatos del dictador. “Ortega quiere una Iglesia a su medida, pero no la ha logrado”, dicen fuentes religiosas.

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