Arturo Cruz: “Ortega perdió el futuro... el reto es “coincidir en el vehículo electoral”
Ante un Daniel Ortega decidido a sostenerse hasta en el poder hasta noviembre de 2021, el exembajador de Nicaragua ante Estados Unidos recomienda a la oposición concentrarse en sumar y multiplicar bajo un partido político ya constituido que permita la transición democrática.


- octubre 17, 2019
- 11:48 PM
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Ante un Daniel Ortega decidido a sostenerse hasta en el poder hasta noviembre de 2021, el exembajador de Nicaragua ante Estados Unidos recomienda a la oposición concentrarse en sumar y multiplicar bajo un partido político ya constituido que permita la transición democrática.
Daniel Ortega podría sostenerse a lo inmediato, el futuro lo tiene perdido. En ese trayecto, defenderá al precio que sea la “legalidad” de su mandato hasta 2021. Puede sostenerse con su “aparato coercitivo fortalecido” mientras apuesta a fragmentar a sus rivales. El reto es la unidad y el foco: “coincidir en un vehículo electoral” que permita reeditar la alianza opositora que derrotó al mismo Ortega en 1990.
Es el análisis que Arturo Cruz, exembajador de Nicaragua en Washington, expuso este jueves en el evento “Mirando hacia el futuro de Nicaragua: La necesidad de un nuevo rumbo”, organizado por la Cámara de Comercio Americana de Nicaragua (AmChan).
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“Ortega cuenta con una correlación de fuerzas que le permite sostenerse en lo inmediato, pero que el futuro lo perdió… durante esos meses después de abril, la mayoría de los nicaragüenses, incluyendo un número significativo de sandinistas, de modo activo o en silencio tomaron la decisión de salir de Ortega”, sostiene Cruz, pero deja claro que el plazo para su caída es incierto y en esto participan múltiples actores dentro y fuera de Nicaragua, “todos ellos con intereses encontrados, en un ambiente preñado de desconfianza, de rencores y reclamos personales, acumulados durante los últimos años”.
Está en juego la economía, advierte Cruz, quien ve a un Ortega decidido a aguantar hasta 2021 sin importarle más sanciones a funcionarios, familiares, conglomerados económicos, inclusive a que se produzca un desenlace como el de julio de 1979. “Esta dispuesto como he dicho en otra ocasión, a llevar al país, a la economía más básica, la del arroz y la de los frijoles”, señaló.

Todo con tal de prolongar los comicios hasta noviembre de 2021 y que en ese tiempo la oposición se fragmente por diferencias de posiciones, cuotas de poder o ambiciones individuales. Como positivo, destacó que ya observa que figuras de la oposición se “bajan de sus respectivos pedestales, sin reclamos de superioridad entre ellos, reconociendo la labor que los otros hacen”.
“El reto del universo opositor consiste ahora en coincidir en el vehículo electoral, en unificar voces, en forjar un radio de confianza entre los actores más relevantes de la oposición, en construir una defensa común, en la que los ataques a unos resulten ser un ataque a todos, en evitar la destrucción económica del país, en pedirle a los empresarios que continúen invirtiendo en Nicaragua con el fin de recuperar los miles de empleos perdidos, en continuar exigiendo del gobierno una ruta electoral creíble, para lo cual hay que mantener la presión por todas las vías, desde las presiones en los órganos internacionales, hasta la protesta ciudadana pacífica”, subrayó .
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“Estamos en una suerte de transición, entre el viejo régimen que no termina de agonizar, y el nuevo, que no termina de nacer”, apuntó el experto que considera que no es el mejor momento para que organizaciones cívicas o de sociedad civil inicien el camino de constituirse como partidos políticos, pues significa concentrar esfuerzos en asuntos muy complejos y “se puede prestar a la desunión, y, también, porque estarían a la merced de las manipulaciones y las trampas del gobierno”.
SALIR DE ORTEGA, UNA FACTURA ALTA
Si bien Arturo Cruz considera que los costos económicos de salir del régimen de Ortega no serán tan altos como los que experimentamos en 1979 y en 1990, “entre otras razones porque los disparates económicos de los ochenta no se han repetido… ante una transición dilatada, los nicaragüenses debemos tener cuidado de no poner en riesgo los avances económicos del país, pensando en las necesidades inmediatas de nuestros compatriotas de menores ingresos (que son los que sufren más las consecuencias de los desaciertos de nuestra política), y en los desafíos que enfrentaran los gobiernos democráticos del mañana”.

Habló de no arriesgar avances económicos como los conseguidos por medio del Tratado de Libre Comercio entre República Dominica, Centroamérica y Estados Unidos (Cafta) “aún en momentos como el actual, cuando hay urgencia de salir del régimen político que sofoca las aspiraciones democráticas de la mayoría de los nicaragüenses… porque si perdemos nuestra membresía en Cafta, los ganadores serán nuestros vecinos del Triángulo Norte”.
Cruz llamó la atención sobre la importancia de no limitar los esfuerzos a salir de Ortega, si no abrir las acciones al ámbito de la economía para “conservar lo bueno”, puesto que “uno de los peligros de un tránsito prolongado a una salida electoral, es el deterioro de la economía, la cual decreció dramáticamente el año pasado, continuará decreciendo este año, y seguramente el próximo, y también en el 2021. Cuatro años de decrecimiento consecutivos es cierto que no dejan un desierto, pero si dejan las secuelas de una sequía severa, complicando una vez más el desarrollo de la Nicaragua ‘que debe ser’, ya que el país estará de nuevo abrumado por la inmediatez de sus múltiples problemas, especialmente si en estos años perdemos los motores de nuestro crecimiento económico”.
“Me hubiese resultado fácil venirles a decir que Ortega, parafraseando a Mao, es un “tigre de papel”, que sus días están contados, y que, por lo tanto, para apresurar su caída, hay que sacar a Nicaragua de Cafta; y que el gran capital se declare en paro económico indefinido, supuestamente, según algunos, para multiplicar los desempleados, para crear las condiciones que provoquen un “levantamiento de hambre”; que el costo de todo esto es temporal; y que los Estados Unidos, con el FMI, Banco Mundial y el BID, juntarán fondos para ofrecernos un mini-plan Marshall. Pero sabemos que el tigre no es de papel y que el hambre no provoca levantamientos, tal como hemos insistido a lo largo de esta presentación”, planteó.
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Por su parte, Mario Arana, presidente de Amcham y miembro de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, expuso que si el régimen no cede en el llamado a negociar, “nos deja en una senda poco deseable, y con consecuencias sociales y económicas potencialmente muy problemáticas para nuestro futuro cercano”.
Arana admitió que incluso a nivel internacional manifiestan escepticismo respecto a las intenciones de este régimen, donde se percibe que lo que ha prevalecido es una intención clara de simplemente ganar tiempo, pese al riesgo de sanciones generales, que podrían incluir la suspensión de Nicaragua del Cafta y afectar los flujos financieros que todavía le quedan al país por parte de los organismos multilaterales.
“La situación no está nada alentadora pero no podemos perder las confianza en que la racionalidad, el sentido común y el buen juicio pueda reemerger en algún momento y hasta relativamente pronto es lo que esperaría”, expresó Arana.