Monseñor Álvarez y siete colaboradores cumplen 30 días de encierro impuesto por la dictadura

Las relaciones entre los sandinistas y la Iglesia católica de Nicaragua han estado marcadas por roces y desconfianzas en los últimos 43 años.

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  • septiembre 01, 2022
  • 08:14 AM

El obispo Rolando Álvarez cumple este viernes 30 días de estar bajo encierro impuesto por la dictadura de Daniel Ortega. Estuvo 15 días retenido en la Curia Episcopal de Matagalpa y lleva 15 días bajo "resguardo policial" en Managua, sin que hasta ahora se le hayan formulado cargos.

Monseñor Álvarez fue sustraído la madrugada del viernes 19 de agosto por agentes policiales del palacio episcopal de Matagalpa junto con cuatro sacerdotes, dos seminaristas y un camarógrafo.

Los detenidos que permanecen el El Chipote son los sacerdotes Sadiel Eugarrios, José Luis Díaz, Ramiro Tijerino y Raúl González; los seminaristas Darvin Leyva y Melkin Sequeira; y el camarógrafo de la Diócesis de Matagalpa, Sergio Cárdenas. 

La Policía Orteguista lo acusa sin pruebas de intentar "organizar grupos violentos", supuestamente "con el propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales".

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Hasta ahora ni el Ministerio Público ni la Policía han presentado una acusación formal contra Álvarez, próximo a cumplir 56 años y quien es el primer obispo arrestado desde que Ortega retornó al poder en Nicaragua en 2007 tras coordinar una Junta de Gobierno de 1979 a 1985 y presidir por primera vez el país de 1985 a 1990.

¿DÓNDE ESTÁ EL OBISPO?

"El régimen Ortega Murillo no va a desviar nuestra atención. Seguimos preguntando dónde está monseñor Rolando Álvarez ¿Qué están haciendo con los sacerdotes, seminaristas y el camarógrafo secuestrados en El Chipote?", preguntó este jueves el Centro Nicaragüense de los Derechos Humanos (Cenidh).

https://twitter.com/cenidh/status/1565349355539689473?s=20&t=I9qSEA6Dhym1egwxXzriig

La Diócesis de Matagalpa rogó este jueves por su obispo, por el clero diocesano y por Nicaragua durante la eucaristía celebrada en la Catedral de Matagalpa.

Este 1 de septiembre fue el segundo jueves sin el programa "Pastoreo, Comunión y Oración" que dirigía el obispo Álvarez y era transmitido en plataformas digitales.

El domingo pasado, el cardenal Leopoldo Brenes pidió a la feligresía confiar "plenamente en el Señor, no en las estrategias", en relación a la situación del obispo Álvarez y otros sacerdotes.

Brenes, también arzobispo de Managua y que visitó a Álvarez en su residencia el pasado 19 de agosto, cuando formalmente fue dejado bajo "resguardo domiciliar" por la Policía, aseguró que lo vio "desmejorado", aunque "su ánimo y espíritu están fuertes".

El papa Francisco expresó su preocupación y dolor por la situación en Nicaragua y pidió "un diálogo abierto y sincero" para que "se puedan encontrar la bases para una convivencia respetuosa y pacífica", aunque no hizo referencia al arresto de Álvarez.

El régimen Ortega Murillo sigue sin referirse a ese ofrecimiento de Francisco.

SANDINISTAS-IGLESIA: UN AÑO CONVULSO

El arresto del obispo Álvarez es el capítulo más reciente de un último año especialmente convulso para la Iglesia católica de Nicaragua con la dictadura de Ortega, quien ha tildado de "golpistas" y "terroristas" a los jerarcas.

Antes del secuestro de monseñor Álvarez, la dictadura ordenó el cierre de siete emisoras de radios que administraba la Diócesis de Matagalpa. También confiscó los equipos de la radio católica de Sébaco y mantuvo durante casi una semana sitiado al párroco Uriel Vallejos, que logró salir ante una posible negociación con la jerarquía católica.

Este año, el régimen expulsó del país al nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag y a 18 monjas de la orden Misioneras de la Caridad, fundada por la Madre Teresa de Calcuta.

También ha llevado a prisión a siete sacerdotes, cerrado nueve estaciones de radio católicas y sacado de la programación de la televisión por suscripción a tres canales católicos.

La Policía además ha ingresado por la fuerza y allanado una parroquia, impedido a los feligreses recibir la eucaristía dentro del templo y sitiado a otros sacerdotes en sus iglesias.

Igualmente, prohibió a la arquidiócesis de Managua la procesión con la imagen peregrina de la virgen de Fátima.

Las relaciones entre los sandinistas y la Iglesia católica de Nicaragua han estado marcadas por roces y desconfianzas en los últimos 43 años.

La comunidad católica representa un 58,5 % de los 6,6 millones de habitantes de Nicaragua, según el último censo nacional.

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