Las diásporas envían una carta al papa Francisco para decirle que  la Iglesia de Nicaragua está siendo perseguida y martirizada

Las organizaciones de nicaragüenses en el exilio enviarán una carta al papa Francisco para describir la situación de persecución que vive la iglesia Católica y, más concretamente, los ataques en contra del obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez. Francisco hasta ahora ha guardado silencio.

“Le escribimos hoy con desesperación en nuestro nombre pero, sobre todo, lo hacemos en nombre de decenas de miles de nicaragüenses quienes  — dentro del territorio de Nicaragua viven bajo zozobra y amenazas permanentes por temor a represalias — no podrán plasmar sus firmas en este documento” inicia el documento, firmado por más de 60 organizaciones en el exilio. 

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En la carta hacen un recuento de los ataques recientes perpetrados por Ortega: desde la expulsión de las religiosas de la Orden Madre Teresa hasta el cierre de radios católicas que eran administradas por la Diócesis de Estelí. La diáspora señala que se encuentra conmovida e indignada por las imágenes de la represión desatada en contra de Álvarez, el jueves 4 de agosto. 

“Desde hace algunos días, la Policía ha notificado que están investigando a monseñor Álvarez y le han impuesto arresto domiciliario. Tememos por lo que le pueda suceder. Al mismo tiempo y a pocos kilómetros de Matagalpa, el sacerdote Uriel Vallejos permanecía cautivo en la casa cural de la parroquia de Jesús de la Divina Misericordia del municipio de Sébaco, también rodeado por policías y fuerzas paramilitares afines al

Gobierno”, le cuenta al máximo jerarca de la Iglesia.

Los nicaragüenses también plantean que en Nicaragua priva la impunidad, mientras que el régimen tiene sumido al país en un estado de excepción de facto.

“Tememos por la vida de monseñor Álvarez, también por la vida de los más de las presas y presos políticos inocentes. Ya son dos hermanos que mueren estando en la cárcel en manos del régimen. No permitamos que muera uno más”.

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Le dicen en la carta al papa Francisco que los obispos de Nicaragua solamente han cumplido con el mandamiento del amor y el consuelo a los más débiles y oprimidos. “Sus obispos son acusados de ser cómplices de un intento de golpe de Estado, cuando en realidad lo que han hecho es buscar una salida pacífica y democrática a la profunda crisis que consume al país”, dicen al mismo tiempo que le hacen ver al Papa que la iglesia de Nicaragua está siendo perseguida y martirizada por un régimen que se dice cristiano.