El suplicio de Miguelito Mora por ver a su papá

El régimen niega a un joven con capacidades diferentes la posibilidad de ver a Miguel Mora, encarcelado desde hace más de un año. Los defensores ven en la decisión del régimen una saña en contra de los hijos de los presos políticos

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  • julio 31, 2022
  • 10:56 PM

“¿Vamos a ver a papá?”, pregunta Miguelito Mora Chávez cada vez que su mamá, Verónica, lo viste y le dice que van a salir.

Ese anhelo, o más bien la idea de que verá a su padre, es lo único que lo motiva a comer, desde que el 21 de junio de 2021, la Policía Orteguista secuestró a su padre, el periodista Miguel Mora. Miguelito no lo ha podido ver ni escuchar.

“Después de un año sin ver a su padre, las repercusiones emocionales y psicológicas en Miguelito son evidentes. Lo llama todos los días, pregunta por él en todo momento y todo lo que hace es en función de su papá”, relata la periodista Verónica Chávez, madre de Miguelito.

Chávez no puede evitar emocionarse al contar cómo ella estimula a su hijo cuando hace determinada actividad y él responde que es para su papá.

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“Cuando come yo le digo un aplauso para Miguelito porque comió, y él me responde ‘es para mi papá’; cuando vamos a salir y le digo vamos a dar una vueltecita, me dice llévame donde mi papá. Esas palabras son difíciles para mí, porque no se nos ha permitido que ellos puedan reencontrarse”, prosiguió Verónica.

Verónica Chávez en los últimos días ha emprendido una campaña para que el régimen de Daniel Ortega permita al joven ver a su padre.

“En primer lugar, pido que lo liberen (a Miguel), que esté con su hijo. Miguel no ha cometido ningún delito, solo es un periodista. Que lo liberen y mientras lo liberan, que lo dejen ver a su hijo, ya es un año, es demasiado”, dice en un tono casi de suplicio.

PIDEN QUE EL JOVEN VEA A SU PADRE

“La verdad es que estamos solicitando que se pongan la mano en el corazón, que tengan misericordia de Miguelito, que lo dejen ver a su papá”, agrega la periodista.

Miguelito es un joven con capacidades diferentes de 21 años y la ausencia de su padre es quizás una de las grandes batallas que ha luchado en su vida, que de por sí ha sido difícil desde que llegó al mundo de forma prematura.

Desde entonces ha enfrentado diversas complicaciones de salud que derivaron en una discapacidad motora que lo mantiene atado a una silla de ruedas, sin embargo, nunca se ha dado por vencido, porque ha tenido el amor y apoyo de sus padres.

No obstante, desde hace un año, el régimen Ortega Murillo lo ha privado del amor de su papá, Miguel Mora, quien también sufre por no verlo y ante la negativa de las autoridades para que el niño pueda visitarlo en El Chipote, decidió iniciar una huelga de hambre que preocupa a su esposa, porque teme por las repercusiones que esta pueda tener en su salud.

“Hoy ya cumple 38 días en huelga de hambre. Lo miré el fin de semana, el sábado 23 de julio. Pude hablar con él en una visita de dos horas y está con una fe inquebrantable, un ánimo que solo puede ser Dios, es un milagro, su fe en Dios está puesta en que va a salir de ahí, pero tengo miedo por el daño que puede provocarle estar sin comer”, señaló Chávez, quien confiesa que aún en medio de la fe, ella está desesperada.

“Estamos desesperados por las repercusiones que pueda tener la huelga de hambre y el hecho de no tener información de cómo se encuentra”, aseveró.

NO INFORMAN SOBRE EL ESTADO DE MIGUEL MORA

Según Verónica Chávez, aunque va tres veces al día a dejarle dejar agua y suero para su esposo, ella no recibe ningún tipo de información sobre las condiciones de salud de Mora, una zozobra que aumenta porque no cuentan con un calendario de visitas, así que lo ve cada 45 días o dos meses.

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“Él toma agua y líquido pero estoy desesperada por no saber cómo está, si está bien. Le llevo diario agua y suero, pero ni sé si se los dan o no. Él tomó esa decisión de entrar en huelga de hambre porque no le permiten ese derecho de que su hijo lo visite. Así que al no tener respuesta, en medio de su desesperación, arriesgando su propia vida, tomó esa decisión y yo no sabía porque no me habían dejado visitarlo”, recalcó.

A diferencia de todos los sistemas penitenciarios, donde los reos comunes cuentan con un calendario de visitas estipulado, los presos políticos que permanecen en El Chipote no tienen esa certeza, por lo que a sus familiares les avisan de un día para otro que podrán verlos.

Al preguntarle a Chávez qué argumento le dan las autoridades para que Miguelito no visite a su padre, asegura que simplemente le dicen que no está autorizado.

“Nunca hemos obtenido una respuesta. Legalmente, mi hijo tiene 21 años, aunque por su discapacidad es un niño, pero no hay un argumento solo que no hay autorización, sigo insistiendo con cartas, solicitudes, igual Miguel insiste, seguimos luchando hasta que no les sigan negando el derecho a estar juntos”, reveló.

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