Monseñor Álvarez exhorta a los católicos a no caer en las provocaciones del maligno

El obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, abogó este domingo, durante su homilía de Pentecostés, por la paz y pidió a los católicos a no caer en las provocaciones del maligno, ni a perder la esperanza.

"En medio de tanta convulsión que hay en el mundo, en medio de tantos conflictos, de tantas situaciones tristes, dolorosas, lamentables. Situaciones que pudieran hacernos ver oscuro el horizonte, que podrían de pronto hacernos decaer en la esperanza, pensando de que el mal prevalece sobre el bien, pensando de que ya no es posible encontrar una solución, hoy el señor nos desea la paz", dijo Álvarez.

El obispo de Matagalpa pidió a su feligresía aportar un granito de arena para lograr la paz en Nicaragua, y no esperar que sean otros en referencia a la clase política y económica del país, quienes la promueva.

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Este domingo, simpatizantes sandinista llegaron hasta la parroquia El Calvario en Nandaime para provocar al párroco Manuel Salvador García, quien salió al atrio de la iglesia con un machete en su mano.

El sacerdote fue detenido la noche del miércoles en circunstancias todavía confusas. La versión inicial apuntaba a que el cura se había defendido de un grupo de fanáticos orteguistas que asediaban su iglesia. No obstante, medios de propaganda oficialista, y la misma Justicia nicaragüense, lo señalan de haber agredido físicamente a una mujer.

NO RESPONDER CON LA MISMA MONEDA

Monseñor Álvarez dijo que no hay que responder a los ataques verbales, ni a las ofensas, por el contrario, invitó a los católicos a evitarlos.

"Ahí cuando haya una persona violenta, ahí cuando haya una persona agitada, ahí cuando haya una persona ofensiva, ahí es donde tengo que manifestar la paz que el señor me da para no responder con la misma moneda", indicó el religioso.

Agregó que "responder al mal con el mal, es darle más fuerza al mal", por el contrario "cuando al mal le respondemos con el bien, estoy convencido de que el mal se debilita aún más".

"Cuando soy agredido por las palabras ofensivas de otro o de otra y yo respondo con las palabras del amor de Dios, ahí estoy siendo portador de paz", afirmó.

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Dijo que por el bien común "es necesario callar y guardar silencio, y esperar el momento preciso para decir la verdad con caridad para bajar las tensiones".

Monseñor Álvarez estuvo sitiado en Managua en la parroquia Santo Cristo, en Las Colinas, durante ocho días, después que la policía orteguista le diera persecución.