Subdirectora de Incidencia de Ipas Latinoamérica y el Caribe: “La maternidad es el destino fatal de las niñas de Nicaragua”

María Fernanda Díaz de León Ballesteros analiza la situación de las niñas en Centroamérica y Nicaragua y advierte de la falta de protección de los derechos humanos por parte de los estados. “Eso tiene una consecuencia dramática que es la violencia sexual y los embarazos forzados”.

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María Fernanda Díaz de León Ballesteros. Cortesía.
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Despacho 505
  • octubre 11, 2024
  • 09:49 AM

Las niñas de Centroamérica, y en particular las de Nicaragua, viven una situación desesperanzadora. “Hay un retroceso y no es solamente en la defensa de los derechos humanos”, dice la subdirectora de Incidencia de Ipas Latinoamérica y el Caribe, María Fernanda Díaz de León Ballesteros, en entrevista con DESPACHO 505, a propósito del Día Internacional de la Niña que se conmemora este 11 de octubre. 

Sobre el caso de Nicaragua, señala que al contexto de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo se le suma la penalización del aborto, la falta de acceso a servicios de salud y la neutralización de las organizaciones de la sociedad civil, provocando un caldo de cultivo desolador. “La maternidad es el destino fatal de las niñas. La situación de Nicaragua es dramática, desoladora, para las niñas”, insiste. 

Díaz de León Ballesteros ha desempeñado un rol importante en México y América Latina en pro del aborto. En 2006 logró, por primera vez, que el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer reconociera la obligación del Estado mexicano de prestar servicios de aborto legal por todas las causas legales establecidas en la ley, y no solo por violación. La experta considera que cuando los países penalizan por completo el aborto, las políticas públicas están mal encaminadas a omitir e ignorar la realidad de las mujeres.

¿Cómo llegan las niñas de Centroamérica a su día? 

Es un panorama un poco desolador. La realidad es que hay poco que celebrar en términos de la situación actual de los derechos de las niñas en Centroamérica y todos los efectos que esta violencia tiene sobre la salud y la vida de ellas. 

Históricamente, Centroamérica es una región violenta, sin ánimo de querer justificar las violencias contra mujeres y niñas.

¿Cómo afecta esta violencia política, social, criminal, en la vida de las niñas?

Todas estas violencias tienen un efecto directo en la vida y en el desarrollo de las niñas de la región. Cuando hablamos de violencia sexual y maternidades forzadas, sobretodo, se identifican tres tipos de causas. Las primeras son las causas inmediatas, como es la violencia sexual, el matrimonio y las uniones infantiles forzadas, pero también el ejercicio desprotegido de la sexualidad que es consecuencia de la falta de servicios, de la falta de acceso, de que los estados no priorizan el brindar educación sexual integral a las niñas y que no les brindan servicios para proteger y cuidar su salud sexual y reproductiva. 

EDITORIAL | Son niñas, no madres

Luego están las causas subyacentes, que tienen que ver con la poca disponibilidad de los servicios y la falta de acceso a estos que impactan en la vida de las niñas. Y por último, las causas estructurales, que se relacionan con todos los factores que menciona: las políticas públicas deficientes, democracias frágiles, recursos destinados a combatir el narcotráfico y se deja de invertir en educación y en salud. Las democracias frágiles y el contexto de criminalización de las protestas y el crimen organizado van disminuyendo las oportunidades que las niñas tienen para acceder a servicios de salud y educación. La educación puede definir su plan de vida.

Teniendo identificados estos problemas, ¿qué hacen los gobiernos para proteger a las niñas porque parece que hay un retroceso en materia de defensa de los derechos de las niñas?

Hay un retroceso y no es solamente en la defensa. Al criminalizar la protesta, la disidencia y el cuestionamiento a los gobiernos, se acaba con las actividades de organizaciones de la sociedad civil que pueden acercar información e incluso servicios a estas poblaciones. También, estamos frente a la falta de protección de los derechos humanos por parte de los estados y eso da como consecuencia dramática la violencia sexual y los embarazos forzados. Centroamérica y el Caribe ocupa el segundo lugar en embarazo de adolescentes a nivel mundial, solo después de África con una tasa cercana a 100 embarazos por cada 1.000 adolescentes. Los países con las tasas más altas de fecundidad son Nicaragua, Guatemala, Panamá, República Dominicana y Guyana. Existe en estos países una normalización de la violencia contra las niñas, con las adolescentes, y la inacción del Estado para protegerlas. 

¿Qué análisis hace de la situación de las niñas en Nicaragua? 

Mientras vemos países que reconocen en sus leyes el aborto terapéutico, aunque no cuentan con servicios o política pública acorde, Nicaragua tiene completamente penalizado el aborto. No se permite bajo ningún motivo. En general, las niñas que presentan embarazos no deseados no tienen ningún recurso, el Estado no les reconoce ninguna alternativa para que puedan continuar con sus estudios, desarrollarse. Es decir, la maternidad es el destino fatal de las niñas. La situación de Nicaragua es dramática, desoladora, para las niñas. 

¿Cuál es la situación de las maternidades forzadas en Centroamérica, en el caso de Nicaragua no se conocen datos actuales? ¿Se han tomado acciones?

Básicamente, no se han tomado acciones para avanzar o disminuir estos embarazos. Hoy por hoy están ante el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas cinco casos, dos de Nicaragua, de niñas que resultaron embarazadas como consecuencia de violencia sexual y en las que el Estado falló al no garantizar servicios de interrupción del embarazo, aún cuando eran consecuencia de violencia. Esto va más allá de la violencia y la maternidad: cuando tienes países que penalizan por completo el aborto, las políticas están mal encaminadas a ser omisos e ignorar la realidad de las mujeres. Las mujeres en Nicaragua y El Salvador tienen que arriesgar su vida para llevar a término un embarazo y los estados han fallado en reconocer todos los riesgos que implica un embarazo en edades tempranas.

¿Y si el Estado falla a dónde acuden las niñas? ¿La decisión del Comité de la ONU sobre los casos de las dos niñas puede sancionar al Estado de Nicaragua?

Sin duda habrá sanciones o un reconocimiento de violaciones a los derechos humanos de estas dos niñas. Sirve como precedente, pero ahí es importante la sociedad civil porque da a conocer el seguimiento a esas medidas de reparación que el Comité de Derechos Humanos impone a Nicaragua. Sin embargo, en Nicaragua se complica el escenario puesto que la sociedad civil está prácticamente neutralizada por el Gobierno. El cumplimiento de estas medidas se vuelve difícil. 

Ortega incumple sentencias de la CorteIDH... ¿Nicaragua podría no acatar la decisión del Comité de Derechos Humanos de la ONU?

Sí, es muy lamentable. Justamente el papel de la Corte o del Comité es velar por el cumplimiento de los compromisos que asumió el Estado en algún momento. Nicaragua firmó y reconoció tanto la competencia del Comité como también se adhirió a la Convención Americana. Se complica el escenario para avanzar y tener medidas que protejan a las niñas.

Es muy desesperanzadora la situación en Nicaragua más por el contexto de dictadura ¿no?

Por el contexto de dictadura, por la penalización del aborto, por la falta de acceso a servicios de salud y por la neutralización de las organizaciones de la sociedad civil es un caldo de cultivo y es desolador el pensar que no hay opciones. 

Mencionaba la educación, los estados dicen cumplir con ese derecho pero eso no se traduce en cambios sociales que permitan el empoderamiento de las niñas. ¿Qué se necesita? 

Políticas y leyes encaminadas a empoderar a estas niñas, ¿y cómo se empodera a una niña? A través de la educación, pero también en la educación integral en sexualidad. Las niñas de nuestra región generalmente no tienen acceso  a información y no son capaces de identificar cuando están siendo víctimas de violencia o abuso sexual. Se normaliza a tal grado que las niñas viven en un contexto de abandono en el que ninguna institución puede identificar estos casos de violencia.

¿Y antes esa inacción, qué puede hacer la sociedad civil en un contexto en el que se criminaliza su labor como es el caso de Nicaragua y El Salvador?

Justamente eso es lo preocupante. Si bien hay países en donde el Estado no cumple con su obligación  de proteger a las poblaciones vulnerables, como las niñas, al criminalizar y prohibir la acción de la sociedad civil, también estamos dejando ese recurso a un lado o estamos invisibilizándolo. En ese contexto, se vuelve más grave la situación de las niñas porque no tienen una figura alterna para poder acceder a educación. Cuando todo esto falta tenemos tasas altísimas de embarazos en niñas y adolescentes, pero también pobreza extrema, se repite el círculo de pobreza y se hace más difícil que las niñas puedan salir del entorno en que viven. 

Se habla de la conciencia de la sociedad, pero qué ocurre cuando el Estado no está presente, ni organizaciones de la sociedad civil, es decir, ¿qué tipo de conciencia social se puede generar?

Si no hay herramientas en la sociedad es muy complicado ver un cambio. La sociedad debería estar mínimamente informada en sus derechos y consciente de la problemática que enfrentan las niñas y las adolescentes, sin embargo nos encontramos con poblaciones en general desinformadas, insensibles, preocupadas por otros problemas. 

Hablaba de la migración, ¿se suma a los problemas que enfrentan las niñas de Centroamérica? 

La promesa de salir de esos entornos hace que las niñas expongan su salud y su integridad. Hemos visto cómo las mujeres y niñas migran solas en ese intento de sus familias de ponerlas a salvo. Incluso huyen del crimen organizado. Las niñas cuando salen de sus comunidades se siguen enfrentando a un riesgo importante de sufrir violencia sexual y perder la vida porque se enfrentan a países que no tienen servicios para los migrantes o que no están preparados para dar atención a los migrantes, menos a las necesidad de las niñas. Tenemos un alto índice de violencia sexual y de embarazos no deseados en estas rutas migratorias. 

¿Y los países destinos de las niñas tampoco garantizan sus derechos?

México hace un esfuerzo en su frontera sur de tener servicios amigables para personas migrantes y eso incluye a las niñas. En Ipas tenemos un programa que atiende a las niñas, pero muchas veces llegan con un problema importante de salud o con un embarazo muy avanzado por el tiempo que tardan en desplazarse desde su país. México tiene un marco en el que se establece en el que las migrantes pueden acceder a servicios. 

Leí en un informe que la mayoría de adolescentes conocen de métodos anticonceptivos, pero no los usan, ¿hay un factor social que impide que las niñas puedan acceder a estos?

Hay dos vertientes, la falta de confianza para acudir a un servicio de salud, y una vez en un servicio  de salud pueden enfrentar la negativa de proveerles métodos o que no tenga métodos anticonceptivos ideales para las niñas y las adolescentes. Por otro lado, está la falta  de capacidad económica para ir a una farmacia y comprar un método anticonceptivo. Hay que recordar que es obligación de los estados proteger los derechos humanos de todas las personas, independientemente de la edad. Hay una falta de interés por estigmas, creencias... 

La mayoría de los embarazos en las niñas son productos de violencia sexual perpetrada por allegados o miembros de la familia, ¿esto se acentúa en zonas rurales?

Hay un montón  de escenarios cuando hablamos de violencia sexual contra menores de 15 años. La mayor cantidad de agresores  se encuentran en el núcleo familiar  y cercano, son niñas que generalmente no pueden  identificar que están siendo abusadas, no son consciente de que pueden negarse, ni siquiera saben cuál es la consecuencia de una relación sexual. Esto complica  la detección de la violencia misma y el entorno familiar tarda mucho en darse cuenta. La cantidad de escenarios es tan diversa y sucede bajo la anuencia de los estados porque no son capaces de reconocer este tipo de violencias. 

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¿Qué consecuencias tiene que las niñas se conviertan en madres?

Hay un alto índice de deserción escolar en las niñas, incluso las escuelas las separan. Esto complica todo el desarrollo de las niñas y los bebés que nacen de las maternidades forzadas. Las consecuencias de una maternidad forzada son muy profundas y afectan irremediablemente a las niñas.

 

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