El “trabajo muy noble” de la diplomacia vaticana de Francisco que acercó a Cuba y EE.UU.
Francisco visitó Cuba una vez: precisamente, en 2015. Una semana antes, el Gobierno cubano anunció el indulto a 3.522 presos comunes como medida de “clemencia”.


- abril 21, 2025
- 11:49 AM
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Cuando los entonces presidentes Barack Obama (EEUU) y Raúl Castro (Cuba) anunciaron por separado en diciembre de 2014 el restablecimiento de relaciones bilaterales tras décadas de enemistad hubo una tercera persona presente en los dos discursos: el papa Francisco.
Este deshielo –después torpedeado por Donald Trump– fue el resultado de unas conversaciones que impulsó personalmente el pontífice, fallecido este lunes a los 88 años, cuando llevaba poco más de un año al frente de la Iglesia.
Después de conocer la noticia, Francisco afirmó: “Esto ha sido posible gracias a los embajadores y a la diplomacia”, a la que calificó como “ un trabajo noble, muy noble”.
Meses más tarde, en 2015, Castro visitó el Vaticano para reunirse con el papa, a quien con el paso del tiempo le cogió un cariño que no le tuvo a sus predecesores Benedicto XVl y Juan Pablo ll.
“Si el papa sigue hablando así, tarde o temprano empezaré a rezar otra vez y volveré a la Iglesia católica, y no es broma”, comentó después de su encuentro el menor de los Castro, quien, como su hermano Fidel (1926 -2016), fue educado por jesuitas, la orden a la que perteneció el pontífice.
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Francisco visitó Cuba una vez: precisamente, en 2015. Una semana antes, el Gobierno cubano anunció el indulto a 3.522 presos comunes como medida de “clemencia”.
Ya en La Habana, el argentino mantuvo un encuentro con el expresidente Fidel Castro, quien le regaló la primera edición del libro ‘Fidel y la religión’, del fraile brasileño y teólogo de la liberación Frei Betto.
Críticas de la oposición
Su apuesta por la vía diplomática también le granjeó críticas en algunos sectores de la disidencia cubana.
En julio de 2022, en una entrevista para Univisión, el papa afirmó tener “una relación humana” con Raúl Castro.
Las declaraciones fueron mal vistas, sobre todo, por el contexto en el que se hicieron: un año después de las protestas antigubernamentales de julio de 2021, las más importantes en la isla en décadas y que dejaron un saldo de más de 1.000 presos, según distintas oenegés.
Sin embargo, la diplomacia vaticana volvería a la carga, aunque a un paso más lento que durante el deshielo.
En una visita a la isla en 2023, el cardenal Beniamino Stella, enviado del papa Francisco, subrayó a la prensa internacional que la Iglesia deseaba “mucho” que Cuba liberase a los condenados por las protestas.
“Es importante que los jóvenes que en un momento manifestaron su pensamiento de la forma que conocemos puedan volver a sus casas”, dijo.
Ese deseo se cumplió -aunque sólo parcialmente- en enero de 2025, apenas seis días antes de la salida de la Casa Blanca del demócrata Joe Biden. Entonces se anunció otro acuerdo, preparado también con la mediación del Vaticano, entre La Habana y Washington.
El Gobierno de EE. UU. sacó a la isla de su lista de patrocinadores del terrorismo -con serias implicaciones comerciales y financieras- y apenas una hora después Cuba anunció la excarcelación de 553 personas “sancionadas por delitos diversos”.
Sin embargo, la decisión duró poco y, como ocurrió después del deshielo de Obama, la nueva administración de Donald Trump reintrodujo a La Habana en el listado.