Panamá deportará a migrantes irregulares que ingresen a su territorio tras acuerdo con Estados Unidos

El Gobierno de Panamá deportará a los migrantes que ingresen a su territorio de manera irregluar, tras la firma de un acuerdo con Estados Unidos que financiará los viajes de repatriación. 

Aunque, según las autoridades, esta iniciativa se aplica sin tener en cuenta una nacionalidad en particular, el mayor flujo de migrantes que llegan a Panamá con el objetivo de continuar su travesía hacia Estados Unidos proviene de Venezuela, Colombia y Ecuador.

La Administración Biden se compromete a brindar asistencia financiera al nuevo gobierno panameño de presidente José Raúl Mulino, con quien firmó un memorándum de entendimiento este lunes 1 de julio. La partida inicial para patrocinar los vuelos de deportación de migrantes es de 6 millones de dólares.  

“Panamá no puede enfrentar sola esta crisis de migración irregular peligrosa”, aseguró Eric Jacobstein, subsecretario de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado. 

Centenares de miles cruzan el Darién cada año

"En el acuerdo firmado por el canciller panameño, Javier Martínez-Acha, y el secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, el gobierno estadounidense se compromete a cubrir el gasto de la repatriación de los inmigrantes que entren ilegalmente por Darién", adelantó en un comunicado la oficina del nuevo presidente panameño, José Raúl Mulino, que tomó posesión del cargo este lunes.

El texto del acuerdo, según la nota, indica que se busca “apoyar a Panamá con equipos, transporte y logística de extranjeros detectados dentro de los flujos migratorios en contravención de las leyes migratorias de Panamá", que estarán "sujetos a medidas administrativas migratorias de conformidad con el derecho panameño".

Solo el año pasado, al menos 520 mil migrantes ingresaron a Panamá de manera irregular. Los migrantes utilizan la peligrosa ruta del Darién, controlada por mafias de trata de migrantes. 

Excepcionalmente, se evitará la deportación de las personas que demuestren ser víctimas de persecución o tortura en sus países de origen. 

El acuerdo, aunque ya está firmado, se sigue consolidando. Las autoridades estadounidenses no han explicado a partir de cuándo se empezarán aplicar los vuelos de deportación ni la frecuencia de los viajes.