Ortega amenaza 27 años de avance económico

El régimen de Daniel Ortega pone en riesgo las bases del desarrollo económico impulsadas en más de dos décadas y media. El país ha entrado en un proceso de recesión técnica, con tendencia a una depresión; para revertir esto urge una salida política a la crisis, analizan expertos.

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  • enero 28, 2019
  • 10:17 AM

El régimen de Daniel Ortega pone en riesgo las bases del desarrollo económico impulsadas en más de dos décadas y media. El país ha entrado en un proceso de recesión técnica, con tendencia a una depresión; para revertir esto urge una salida política a la crisis, analizan expertos.

Daniel Ortega pasará a la historia como el presidente que hundió en dos ocasiones la economía nicaragüense. En 1990, el revolucionario entregó el gobierno a la presidenta Violeta Barrios de Chamorro con un Producto Interno Bruto (PIB) de -12.5% y una deuda externa de 12,500 millones de dólares.  Actualmente, a raíz de la crisis iniciada en abril, Ortega ha acercado la economía a otro abismo que implicó decrecimiento del 4% en 2018, y con altas posibilidades caer hasta 8% en 2019, según proyecciones económicas.

De esta forma, Ortega conduce al país a perder los 27 años que hasta 2017 le habían permitido a Nicaragua un mediano crecimiento, en relación a las demás economías de Centroamérica. Esta crisis, además, limita seriamente las posibilidades de desarrollo en la próxima década, plantean expertos consultados por Despacho 505.

“A mayor deterioro, más tiempo de recuperación, y la economía (nicaragüense) se va deteriorando cada día”, señala el director ejecutivo de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), Juan Sebastián Chamorro.

Nicaragua hasta 2017 era una de las tres economías con mayor crecimiento en América Latina, junto con Panamá y República Dominicana, de acuerdo con datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Incluso, a inicios de abril pasado, el organismo adscrito a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proyectó que Panamá (5.6%), República Dominicana (5.0%) y Nicaragua (5.0%) eran los países de la región con mayor dinamismo en 2018.

Sin embargo, el panorama cambió para Nicaragua ese mismo mes cuando el gobierno, mediante el uso de fuerza letal, reprimió a civiles que protestaban en rechazo a una controvertida reforma a la Seguridad Social.  

Así, desde el mes cuatro del año pasado Nicaragua vive la peor crisis política en tiempos de paz. La represión oficial ha dejado al menos 325 muertos, más de 700 presos políticos, miles de nicaragüenses en el exilio y una economía agrietada con visos a retroceder a la década de 1980.

DE LA RECUPERACIÓN AL ABISMO

Con la transición a la democracia, en 1990, el país empezó la recuperación económica, después de diez años en negativo bajo el gobierno sandinista; en los cuatro primeros años hubo avances en las finanzas públicas, según datos del Banco Central de Nicaragua (BCN).

El año que asumió la presidenta Barrios de Chamorro, el PIB creció 0.1%, luego en 1995 alcanzó 5.9%. Un año después, en 1996, Nicaragua logró un crecimiento de 6.3%, el más alto después de 1990.

Durante los gobiernos de Arnoldo Alemán (1997-2001) y Enrique Bolaños (2002-2006) la economía creció 4.1% y 4.3%, respectivamente. Para 2010, bajo la presidencia de Daniel Ortega, la actividad económica alcanzó un crecimiento de 4.5% y en 2015 mejoro a 4.9%.

La economía nicaragüense reflejó en el período 2010-2017 un aumento de su PIB de 5.2%, en promedio, permitiendo mejorar los indicadores de pobreza y alcanzar un PIB per cápita de US$2,160.6.

Sin embargo, las proyecciones económicas hecha por centros de pensamientos y economistas revelan que si la economía cae 7.8% en 2019, el ingreso per cápita anual pasará de US$2,160 a US$1,901, es decir, retrocede a cifras de 2014.

El Funides también ha mencionado que el aumento de las personas en situación de pobreza podría continuar si la crisis se extiende a todo 2019. “Existen alrededor de 1.2 millones de personas que, aunque no son pobres, están en riesgo de caer en situación de pobreza si llegan a perder su empleo o si su ingreso se reduce en 2019”, indicó en un estudio reciente.

Para el economista Luis Murillo la crisis que vive Nicaragua impacta negativamente en una economía que apenas empezaba a recuperarse de la  guerra de los 70 y 80, un conflicto que rezagó al país tres o cuatro décadas, en comparación a las demás naciones de Centroamérica.

“La democratización de los 90 requirió más de 20 años para volver a la senda de un crecimiento económico positivo, pero demasiado vulnerable. Durante cerca de 27 años se fue construyendo un clima de estabilidad económica basado en variables externas como precio de los comodities, aumento de la Inversión Extranjera Directa, que llegó a representar cerca del 10% del PIB; flujo de remesas familiares (casi un 11% del PIB), con tasas promedio de crecimiento del 4.5% a 5.2% en los últimos cinco o seis años”, expone.

Sin embargo, Murillo indica que la crisis sociopolítica en la nación elimina una de las variables intangibles de la estabilidad: la confianza. Esto, explica, hace retroceder al país cerca de otras dos o tres décadas, “entrando a partir del 18 de octubre (pasado) en un proceso de recesión técnica y con una posible tendencia a una depresión, si en los próximos dos o tres años no se llega a una solución”.

Juan Sebastián Chamorro, director de Funides, plantea que el impacto de esta inestabilidad política se refleja, por ejemplo, en la Seguridad Social, la cual perdió en los primeros cinco meses de crisis la cantidad de afiliados que había captado en los últimos cuatro año. Iguales efectos se registran en sectores como la banca que en 2018 se vio obligada a detener créditos por los US$772 millones, como consecuencia de una fuga masiva de depósitos.

La Seguridad Social, además de acercarse a un problema de insolvencia producto de un déficit que en 2019 podría ser de aproximadamente US$287 millones (C$8,621.8 millones) -según datos oficiales-, presenta una perdida estrepitosa de cotizantes.

De acuerdo con el Banco Central de Nicaragua, entre el segundo y tercer trimestre del año pasado,  142,181 afiliados activos dejaron de cotizar en la institución. Esa cifra representa una fuga de 15.9% de total de trabajadores formales que hasta marzo alcanzaban 897,000.

El Tercer Monitoreo de las Actividades Económicas de Nicaragua (MAEN), elaborado por el Funides, muestra las afectaciones en el empleo al estimar que entre abril y diciembre el mercado laboral cerró o suspendió cerca de 453,000 plazas.

“En temas de industrias específicas hemos retrocedido similarmente, cinco o más años.  Las ventas de vehículos, regresaron a los niveles de hace siete años y el turismo prácticamente colapsó después de años de crecimiento a doble dígito”, analiza el director ejecutivo del Funides.

En diciembre, el diario La Prensa informó, citando fuentes del sector automotriz, que la venta de vehículos retrocedió una década. “La caída (en las ventas) es brutal. Esta crisis es peor que la del 2008. Estamos más bajo que en el nivel del 2008. La industria automotriz ha retrocedido diez años por la crisis que tiene el país”, dijo al rotativo un miembro de la Asociación  de Distribuidores de Vehículos Automotores (Andiva). Para 2018 se proyectó una caída en la colocación de automotores de 83%.

El turismo es otra actividad fuertemente golpeada. Los esfuerzos que el sector privado y público realizaron para posicionar a Nicaragua como un importante destino de América Latina y que permitieron al país ingresos por US$840 millones en 2017, se perdieron a raíz de la crisis.

Para 2018, el sector empresarial celebraba que el turismo alcanzaría la cifra histórica de US$1,000 millones en divisas, sin embargo un informe del Banco Central reveló que hasta septiembre la actividad dejó de percibir US$232 millones.

Esta actividad económica tardará en recuperarse, advierten los economistas. La imagen país quedó afectada por la represión gubernamental y las graves violaciones a los derechos humanos. “El turismo me preocupa por el tema de imagen país”, señala Chamorro.

Consultado por el tiempo que le tomará al país recobrar la confianza de los inversionistas extranjeros, el director del centro de pensamiento respondió que dependerá de las condiciones que vengan después del cambio hacia la democracia.

SALIDA: PRIMERO LA POLÍTICA

Juan Sebastián Chamorro opina que para que las finanzas del país se recuperen primero debe resolverse el tema político. “La economía esperará a ver si el cambio es verdadero y así irán normalizándose paulatinamente. Pero hay que resolver la crisis sociopolítica primero, y después la economía regresaría a un cauce más normal”, considera.

Además, insiste que la recuperación de la inversión extranjera dependerá de las condiciones que vengan después de la transición democrática. “El país posee buenos atributos para el inversionista. Si se logra solidificar la institucionalidad, los inversionistas podrán regresar”, agrega el economista.

En el ranking mundial Doing Business 2019 Nicaragua retrocedió cinco puestos al pasar del 127 en 2017 a 132 en 2018, de un total de 190 países evaluados. La calificación que logró fue de 55.64 de 100.

El Doing Business 2019 evalúa diez componentes sobre la regulación: para iniciar un negocio, tratar de conseguir permisos de construcción, obtener electricidad, registrar propiedades, obtener crédito, proteger a los inversionistas minoritarios, pagar impuestos, comercio a través de las fronteras, hacer cumplir los contratos y resolver la insolvencia.

LOS ESCENARIOS

Funides  presentó en diciembre pasado dos escenarios para este 2019. En el primero,  el centro de pensamiento supone que la economía continúa ajustándose a la nueva realidad, con desempeños similares al del último trimestre de 2018.

“En particular, la construcción continúa su disminución, la industria de manufactura se ajusta gradualmente y el comercio, hoteles, restaurantes y sistema financiero se comportan de forma similar a lo esperado en el último trimestre de 2018. En este escenario, la tasa de crecimiento real de la actividad económica para 2019 sería de -5.2% en comparación con 2018”, analizó.

El otro escenario se plantea bajo un aumento de la incertidumbre por lo que la manufactura experimenta una disminución, la construcción continúa su contracción, y la actividad de comercio, hoteles, restaurantes y sistema financiero se reduce aún más en comparación con el primer escenario. En ese panorama, la tasa de crecimiento real de la actividad económica para 2019 sería de -8.7% con respecto a 2018.

En el mejor escenario, uno en el que Ortega deja el poder en 2019, Murillo cree que retomar la senda del crecimiento positivo le tomaría al país al menos un quinquenio.

“Al deteriorarse la variable confianza y falta de institucionalidad los actores económicos, inversionistas, cooperantes y socios comerciales, esperarían un tiempo prudencial para ver quién toma el poder y cómo se comportará en la parte socioeconómica”, explica.

Además, Murillo ve procesos  irreversibles que afectan al país en su conjunto como la Nica Act, la ley Magnitski y la orden ejecutiva del presidente Donald Trump que sanciona a funcionarios públicos, entre ellos la vicepresidente Rosario Murillo.

De mantenerse la negativa de Daniel Ortega a la demanda de adelanto de elecciones, es decir una salida pacífica a la crisis, a la economía se le sumarán otros riesgos externos: expulsión de Nicaragua del tratado de libre comercio con Estados Unidos, Cafta-DR; sanciones de la Unión Europea (UE); y la aplicación de la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos (OEA).

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