Roma despide a Francisco: el Papa de la gente

Roma se convierte en el epicentro de una despedida histórica al Papa Francisco, mientras miles de fieles y líderes mundiales se preparan para un adiós lleno de respeto, seguridad y expectación por la elección de su sucesor.

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Uriel Velásquez | Enviado Especial
  • Ciudad del Vaticano
  • April 24, 2025
  • 03:03 AM

CIUDAD DEL VATICANO | En el corazón del Vaticano, la Basílica de San Pedro se ha convertido en el epicentro de un adiós multitudinario. El féretro de Francisco, sin catafalco, yace casi al nivel del suelo, en una disposición que refleja su deseo de humildad. Vestido con ornamentos litúrgicos rojos, símbolo del martirio y la fe, lleva la mitra blanca y el palio, una estola de lana blanca que simboliza su autoridad episcopal. Cerca de él, el cirio pascual arde, representando la luz de Cristo resucitado.

Desde la mañana del miércoles, miles de fieles de todo el mundo han formado largas filas en las entradas laterales de la Plaza de San Pedro, esperando pacientemente para rendir homenaje al Papa Francisco, fallecido el lunes 21 de abril a los 88 años.

El ambiente dentro de la basílica es de recogimiento; el silencio solo se ve interrumpido por oraciones. Camila Granados, una argentina de 65 años, se encuentra entre los presentes. “Es una oportunidad única en la vida y me pasaría todo el día esperando si fuera necesario”, dice emocionada. Había venido a Roma para la Semana Santa y, tras enterarse del fallecimiento del Papa el lunes de Pascua, decidió extender su estancia. “Lo conocí en Buenos Aires, al menos de cara y de palabra”, recuerda, refiriéndose a las misas a las que asistió cuando Bergoglio era arzobispo.

Este miércoles, durante la llegada del féretro a la basílica, más de 20.000 personas se congregaron en la Plaza de San Pedro. El único sonido que rompió el silencio fue un aplauso respetuoso, no por falta de cariño, sino por la solemnidad del momento. Desde entonces, la afluencia de fieles ha sido constante, con filas que superan las tres horas de espera.

Tres horas de espera para verlo por menos de un minuto. Se ingresa a través de la Puerta Santa, que se abre cada 25 años para el Jubileo, como el que inició Francisco en diciembre pasado. La Iglesia otorga el perdón de los pecados a quienes pasen por aquí. Una vez dentro, no hay tiempo que perder. A una distancia prudente se puede observar al Papa, la mayoría se persigna, hace reverencia y se va. No se permiten las fotos.

La capilla ardiente permanecerá abierta hasta la medianoche del jueves y el viernes hasta las 19:00 horas.

A las 20:00 horas, el cardenal camarlengo Kevin Joseph Farrell presidirá el rito del cierre del féretro. El funeral de Estado se celebrará el sábado 26 de abril a las 10:00 a.m. en la Plaza de San Pedro, presidido por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio.

Roma blindada para el último adiós al Papa

La seguridad es estricta. Los accesos a la plaza están controlados por filtros donde se revisan pertenencias y se realizan controles de seguridad. Más de 4.000 agentes, entre policías, carabineros y militares, han sido desplegados en Roma, y se ha establecido una zona de exclusión aérea en preparación para el funeral, donde se espera la presencia de líderes mundiales como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump; el presidente de Argentina, Javier Milei; y el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky.

La Sala de Prensa del Vaticano se encuentra desbordada. Más de 3.000 periodistas de todo el mundo, incluido DESPACHO 505 de Nicaragua, han sido acreditados para cubrir los eventos. El personal lucha por atender las consultas y procesar las acreditaciones, en medio de largas filas y momentos de confusión debido a problemas técnicos y falta de información clara.

Sencillez en la despedida

Cumpliendo su voluntad, Francisco será enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, una decisión que rompe con más de un siglo de tradición papal. En su testamento, expresó su deseo de una tumba sencilla junto a la Virgen, a quien tenía una profunda devoción. Un benefactor anónimo, según se ha revelado, cubrirá los costos del entierro, siguiendo los deseos del pontífice.

En la lápida solo su nombre en latín: Franciscus.

En esta basílica de Santa María la Mayor, Francisco venía a rezar durante sus viajes a Roma desde que era obispo y cardenal. Ya durante su pontificado, era costumbre venir a rezar antes y después de cada viaje apostólico.

Francisco fue un Papa para las periferias. En 12 años de pontificado, realizó 47 viajes apostólicos en los que visitó 66 países y no estuvo en las grandes naciones católicas, salvo para eventos ya establecidos en el calendario de cualquier Papa.

Ambiente precónclave

Poco a poco, los cardenales de todo el mundo continúan llegando a Roma, en un ambiente cargado de expectación por la elección que se viene. El Vaticano se prepara para lo que será un cónclave histórico, donde 133 cardenales electores se reunirán para elegir al sucesor de Francisco.

Hoy se espera la llegada del cardenal nicaragüense Leopoldo José Brenes, arzobispo de Managua. Aunque algunos medios lo han mencionado entre los 21 posibles sucesores, Brenes ha dicho que no quiere ser Papa: “Yo estoy tranquilo en Nicaragua”.

La elección del nuevo pontífice se perfila como una batalla entre dos corrientes dentro de la Iglesia Católica. Por un lado, están los cardenales que desean continuar con el legado de Francisco, abogando por una Iglesia más inclusiva, cercana a las periferias y que responda a los retos del mundo contemporáneo. Por otro, se encuentran los sectores más conservadores, que desean preservar las tradiciones y doctrinas tradicionales del Vaticano.

La llegada de los cardenales electores y el debate sobre el futuro de la Iglesia reflejan la encrucijada que enfrentará el cónclave: elegir a un Papa que pueda unificar a una Iglesia que, bajo la figura de Francisco, amplió sus horizontes pero también enfrentó crecientes divisiones internas.

A medida que cae la noche, la fila de fieles no disminuye. Las luces de la Basílica iluminan suavemente la plaza, mientras Roma se prepara para despedir al Papa que eligió la sencillez sobre la pompa, y que, hasta el final, se mantuvo fiel a su compromiso con los más humildes.

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