Mujeres en Nicaragua: 17 años resistiendo a la bota del mismo represor

¿Qué tienen en común una reina de belleza, una opositora que fue llevada a prisión con engaños y una expresidenta que a sus 94 años ha tenido que exiliarse por la persecución política?

Azahalea Solís, feminista e integrante del Movimiento Autónomo de Mujeres, MAM, dice que mucho, especialmente hoy. Explica que la relación se estrecha este día, que el país y el mundo, conmemora el Día Internacional de la Mujer: “Son víctimas del mismo represor, como miles de mujeres en Nicaragua”, dice.  

El régimen de Daniel Ortega anunció este jueves que para el Estado, del que se ha apoderado desde hace 17 años y que retiene en los últimos cinco con la fuerza de las armas, hoy será asueto con goce de salario como un reconocimiento a las mujeres del país.

Ni Solís, ni ninguna otra voz consultada por DESPACHO 505, creen que las mujeres de Nicaragua que constituyen al menos el 50.5% de una población que casi completa los 7 millones de habitantes, estén contentas este día.

“Los problemas de las mujeres son ahora más complejos”, argumenta por su lado la defensora de derechos humanos y de la mujer, la socióloga María Teresa Blandón.

Para Blandón, este día es uno bueno para conmemorar, pero más, para recordar que las mujeres, tanto las que habitan en Nicaragua como las que viven un exilio forzado “siguen poniendo en el debate público la preocupación por la situación de sus derechos en el país”.

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 “En Nicaragua –asegura--  hay más mujeres pobres, decenas de mujeres en exilio forzado, otras decenas porque en el país no hay oportunidades, sufre la mujer en el campo, la mujer indígena es perseguida, asesinada, hay opresión política y la violencia machista sigue impune”, resume.

TRES ROSTROS DE MILES  

Sheynnis Palacios es un nombre que para los nicaragüenses y para el mundo entero dejó de ser el de una muchacha de Diriamba, Carazo. Es Miss Universo y desde que en noviembre pasado fue escogida como la mujer más bella del planeta, el régimen había prohibido su regreso a casa. Su pecado: fue devolver la alegría a toda Nicaragua que está sometida por Daniel Ortega desde abril del 2018. Lo más cerca que ha podido estar Palacios de su país, es San José, Costa Rica, hace unos días.

Un mes antes de la llegada de Palacios a ese mismo país, llegó doña Violeta Barrios de Chamorro. Tiene 94 años y aunque su familia no lo dijo, queda claro que debido a que sus hijos se encuentran exiliados, era más seguro para ella un destierro voluntario. Ortega no le perdona a doña Violeta que ella, viuda y ama de casa toda su vida, lo echara del poder en las elecciones 1990 y una de sus hijas Cristiana, fuese favorita para repetir la historia en 2021.

A Cristiana Chamorro, el dictador le salió al paso, secuestrándola y encerrándola en su casa para evitar su candidatura en 2021. Igual que a Cristiana Chamorro, Daniel Ortega ordenó recientemente secuestro y cárcel contra otra mujer; la opositora indígena Nancy Elizabeth Henríquez James, una de las líderes del partido indígena Yapti Tasba Masraka Nani Asla Takanka, Yatama, de la Costa Caribe del país.

La política fue llevada con engaños a una delegación policial en octubre del año pasado para conocer sobre el secuestro del también legislador de su partido Brooklyn Rivera. Desde entonces, está bajo la condición de desaparición forzosa como han estado más de 50 opositoras nicaraguenses.

Cinco meses después, este marzo, Daniel Ortega y su partido, Frente Sandinista, organizaron elecciones regionales en el Caribe y sin Yatama y sus líderes como competidores, se atribuyó haber barrido la votación con más del 85% de votos, una exageración más que un récord, en una zona donde incluso en tiempos de democracia, la abstención ha alcanzado niveles históricos.

“Un régimen autoritario ve amenaza en todo”, dice sobre estas y otras mujeres perseguidas, la expresa política Ana Margarita Vijil Gurdián. “Es parte de su decadencia”, remata al comentar las historias y unir su voz a este reporte en ocasión del Dia Internacional de la Mujer.

SILENCIADAS Y CON PAÍS POR CÁRCEL

Para la opositora, detrás de esos rostros con nombre, también hay miles que sufren las embestidas de Ortega y sus leales.  Sobre la fecha, cree que es un buen día para recordar “la tenacidad” de muchas nicaragüenses que no se han rendido en la defensa de sus derechos, pese a que el régimen, les ha quitado todo, hasta negarles su lugar de nacimiento. “Seguimos comprometidas sí, a seguir luchando por iguales oportunidades, para que se acabe la represión, para que haya libertad y democracia en el país”, añade.

Las especialistas señalan que en todos los extremos de la geografía del país, las mujeres sufren. Mientras Rosario Murillo, la vocera gubernamental dice exaltarlas y anota su nombre como primera en la lista de quienes defienden su género, aunque 18 de ellas amanecen en prisión como Enriquez James, por creer que tenían el derecho a disentir de su forma de pensar y de la de su esposo, el dictador Ortega.

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Solís recuerda que Nicaragua se ha convertido en una enorme cárcel para las mujeres. “Si no estás tras los barrotes, estás silenciada”, denuncia.

El 8 de marzo de 2018, fue la última vez que las organizaciones de mujeres pudieron estar en las calles y hablar sobre sus derechos. Cerca de 40 días después, un estallido social que tuvo como respuestas opresión y muerte de parte del régimen Ortega-Murillo, devino también en la persecución contra los movimientos sociales entre ellos el de las feministas.

Un aproximado de 3 mil 500 oenegés han sido anuladas por el régimen desde finales de ese año. Al menos 200 de ellas, trabajaban directamente el tema de las mujeres como sus derechos individuales, educación, salud reproductiva y prevención de la violencia machista.

Pero Blandón explica al respecto, que el dictador hizo malos cálculos en cuanto al tema de acabar con la lucha de las feministas. “Es que no es lo mismo hablar de las organizaciones feministas,  de oenegés feministas que hablar del movimiento feminista”, señala. Aunque admite que las anulaciones han tenido un impacto innegable en las zonas especificas donde estas oenegés trabajaban para las mujeres de cada comunidad, ellas y las demandas siguen ahí .

“Ortega no puede clausurar a un movimiento social como el movimiento feminista, este no depende del dinero de la cooperación, no depende de un puñado de oenegés, es un movimiento autoconvocado, donde participan mujeres de distintos sectores; urbanos, rurales, indígenas, viejas y jóvenes viejas. El movimiento sigue vivo”, explica.

AUMENTA LA VIOLENCIA ESTATAL Y PRIVADA

La socióloga advierte que las cifras de violencia en el país ha sido un problema desde antes de este régimen, pero que está claro que ha empeorado y que las autoridades actuales, no trabajan seriamente en atenderla. “Las mujeres enfrentan la violencia machista en casa y la que se ejerce desde el Estado, que oprime, que persigue, encarcela y busca como silenciarlas”, dice.

Según la organización Católicas por el Derecho a Decidir, por ejemplo, el año pasado 74 mujeres fueron víctimas de femicidios. 23 de esos crímenes ocurrieron en el Caribe, el lugar de donde es originaria Enriquez James. Otros 22, ocurrieron en el extranjero, dándole la razón a Blandón que agrega el tema de la migración como un nuevo problemas que enfrenta las nicaragüenses. “Están desprotegidas dentro y fuera del país, como lo estan sus familias", asegura la especialista.

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En lo que va del año y hasta este marzo, al menos seis mujeres han sido víctimas de femicidio. “Es que no hay justicia real, ni si quiera puede darse acompañamiento a los familiares de esa víctima. El acompañamiento ha sido criminalizado y tampoco lo da el Estado. así que lo hay es indefensión total”, anota por su lado Solís.

Para Vijil Gurdián, no se puede esperar mucho de Ortega, ni de quienes trabajan con su régimen. Para muestra: 59 mujeres han sido desterradas por sus órdenes, 22 de ellas, antes, sufrieron secuestro y cárcel en los últimos cinco años. Una de ellas es Vijil Gurdián. “El problema es que no se puede hablar en tiempo pasado, hay 19 mujeres presas de los más de 120 presos políticos en las cárceles de la dictadura”, señala, la opositora que pasó 606 días de encierro bajo custodia del mismo carcelero.

SIN OPORTUNIDADES, NI SALUD

Las mujeres en Nicaragua, muchas de ellas, jefas de hogar, pasan apuros para satisfacer sus necesidades básicas. En 2017, la Fundación Internacional para el Desafío Económico, Fideg, anulada por el orteguismo a finales del 2021, estableció que al menos un 38% de los hogares a nivel nacional, estaba liderado por mujeres. Dos años después, los dígitos solo aumentaron.

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Sobre este tema, Blandón recuerda que al menos la mitad del casi millón de personas que se han ido del país desde la crisis de 2018, son mujeres en edad laboral y reproductiva.  “Migrar tiene un impacto en la vida de las mujeres y en la vida también de sus familias”, advierte.

“La demanda de una migración segura, también sigue siendo un problema, tiene que ver mucho con el tema del desempleo, del empleo las mujeres, que están en su mayoría subempleadas y con salarios mínimos muy por debajo de una canasta básica”, agrega.

Explica que en el país, una mujer en la zona franca llega a ganar 9 mil córdobas, solo si hace extenuantes jornadas de trabajo con horas extras. Un monto que no llega ni a la mitad del monto de la cesta familiar que en enero reciente cerró en 19 mil 855 córdobas y 77 centavos, según el estatal Instituto Nacional de Información y Desarrollo, INIDE. “Deben trabajar más para ganar un poco más, pero eso a costo de la salud de la mujer”, acusa Blandón.

La salud es otro problema, agrega la socióloga. En Nicaragua, los medios del gobierno naturalizan una imagen que en otra realidad sería escandalosa: una estudiante de secundaria carga en sus brazos a su hijo, mientras hace gestiones para ingresar a una universidad confiscada por los Ortega-Murillo. La imagen se difunde para exaltarla, pero esconde un drama.

Lo que los medios comunicación del gobienro no dicen, es que el país es motivo de preocupación por contar con la tasa de maternidad prematura más alta de latinomérica, con 85.6 casos por cada 1000 adolescentes, según datos hechos oficial en 2022 por la misma Organización Mundial de la Salud (OMS).

No explican además, que los embarazos a temprana edad afectan la salud de los menores y que las posibiliadades de su permanencia en el sistema eductivo del país se ve limitada por una responsabilidad para lo que no están preparados.

“Usted ve las estadísticas oficiales del Instituto de Medicina Legal y lo que ahí va a ver, es que año con año, se incrementa el número de peritajes de niñas y adolescentes víctimas de abuso”, denuncia Blandón. Pero no es todo –agrega-- tenemos también la mortalidad materna y el contagio del VIH que el gobierno no está previniendo, o sea, que la situación en Nicaragua es verdaderamente de una violación sistemática a los derechos humanos de las mujeres y de las niñas”, denunció.

"GOLPEADAS", PERO NO VENCIDAS

Pese a la circunstancias actuales, ninguna de esta voces creen que el régimen de Ortega y de Murillo, las ha doblegado. Blandón dice por ejemplo, que el movimiento de mujeres sigue “muy potente,  muy articulado y muy comprometido”, lo que la hace pensar que hoy es un día de recordación de las deudas de Nicaragua con las mujeres del país.

Para Vijil Gurdián, hoy más que en otro tiempo “el país requiere de mujeres que aspiren a igualdad de oportunidades”, más allá de una ley (la 50-50) que solo reserve sillas para una mujer que no decide y que hasta tiene prohibido hablar hasta con los mismos periodistas de su partido, ello aunque no tendrán que responder a preguntas incomodas, porque el que las haga va a la cárcel y es expropiado.

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En el Movimiento Autónomo de Mujeres dicen estar convencidas de que la mayor prueba de que este día es importante para conmemorar la lucha de las mujeres es el hecho de que Nicaragua, despierta hoy como lo ha hecho en los últimos 17 años bajo el gobierno de un dictador represor, acusado de abusar a una adolescente y que la madre, que debió protegerla cuando ocurrieron los abusos y exigir su castigo, comparte con él ademas de esa compicidad, el poder.

“El gobernante que tiene Nicatagua es la materialización de la impunidad. Es el rostro contrario al de mujeres como doña Violeta, como la señora Enriquez de Yatama o la reina de Belleza (Sheynnis Palacios), es lo contrario a miles de mujeres que hoy sufren en Nicatagua”, asegura Solís.