Los hogares de la pobreza
Santa María de Pantasma, La Trinidad y El Almendro son municipios que tristemente comparten los paradigmas de la pobreza rural de Nicaragua. La recesión económica ha empeorado la desigualdad en estas zonas condenadas al olvido.


- diciembre 20, 2019
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Los hogares de la pobreza
Santa María de Pantasma, La Trinidad y El Almendro son municipios que tristemente comparten los paradigmas de la pobreza rural de Nicaragua. La recesión económica ha empeorado la desigualdad en estas zonas condenadas al olvido.
Por JOSÉ DENIS CRUZ Y JESSIE AMPIÉ | 20 DIC, 2019
II ENTREGA

Sin saberlo, Martín vino al mundo con la desdicha de ser indígena y pobre. Nació en mayo, cuando apenas entraba el invierno, en una vivienda construida con retazos de madera y viejas láminas de zinc y en la que la pobreza se palpa en el piso de tierra, en la cocina sin muchos alimentos y en las habitaciones divididas por paredes de cartón. Tiene seis meses y es el menor de una familia de 10 personas que habita en la comunidad Quebrada Honda: todos campesinos, todos iletrados, todos sin trabajos, todos empobrecidos.
Mientras el pequeño Martín duerme en una hamaca improvisada con sacos, su mamá Josefana, de 43 años, limpia un quintal de frijoles que cosechó en la parcela de tierra que cultiva con su pareja, Ignacio. Sin tener dimensión de la pobreza, ella sabe que su último hijo está destinado a la misma vida que ha llevado. Vivirá con limitaciones, sin acceso a un sistema de salud eficiente o a una educación que le asegure un mejor futuro. Si acaso, podría aspirar a estudiar la primaria en la escuela que se ubica a seis kilómetros de esta comunidad de Santa María de Pantasma.
Esa es la misma cruda realidad de las 1,500 personas que habitan esa zona, a 50 kilómetros del casco urbano de ese municipio de Jinotega que sufre de pobreza severa. La municipalidad, al igual que La Trinidad (Estelí) y El Almendro (Río San Juan), ha sido castigada por el régimen de Daniel Ortega, al retenerles C$34 millones de las transferencias municipales de 2019 y reducirlas a lo mínimo en 2020, como medida para paliar la grave crisis que vive el país desde abril de 2018. Sin estos fondos, que se traducen en pequeñas inversiones públicas, el drama es mayor de la pobreza se agudiza.
Para llegar a Quebrada Honda hay que atravesar montañas y caminos fangosos, y a falta de transporte público las bestias siguen siendo el principal medio de comunicación entre este caserío y el centro del municipio. “Aquí en la comunidad uno siente que no le ponen mente, si ve el camino, está totalmente destruido, pero no hay forma que lo reparen porque dicen que no hay dinero para eso. Así que uno busca cómo resolver”, dice la mujer.
Josefana, de rostro indígena y manos duras, curtidas por el trabajo del campo, no se queja de los niveles de pobreza en que vive, pero reconoce que hay un olvido estatal por las comunidades rurales del país. Habla por ella y decenas más de mujeres campesinas que nunca han tenido acceso a la salud, por ejemplo.

“Imagínese que tenemos que ir al centro de salud de Pantasma cada vez que nos enfermamos”, comenta con decepción, desde su cocina construida con pedazos de lata.
Como muchos pobladores de esta localidad, Josefana se entera de las noticias por los rumores que se dispersan. Tener un televisor es un lujo, así que el único lujo que se puede permitir es un pequeño radio y el hermoso paisaje de montañas que surcan esta región de Nicaragua. “Sabemos que el país no está bien, pero yo mejor no digo nada para no meterme a problemas, usted sabe”, dice, entre susurros, como evitando que la escuchen.
En plena crisis económica, el tema poco importa en esta zona del país. No se puede medir en ingresos porque nadie tiene trabajo formal, o fijo. Se puede medir por la cantidad de tiempos de comida que pueden hacer al día: “Bueno, si le digo que a veces sólo comemos una vez al día no creerá”, ríe. “Hay días en que no tenemos comida, y solo le damos a los más pequeños”, cuenta. Esta mujer, a la que la flaqueza se le nota en los huesos descubiertos del pecho, ni siquiera reúne dinero para comprarle leche en fórmula a su menor de seis meses.

EL CRECIMIENTO ECONÓMICO QUE NO LLEGÓ
En una pulpería del centro del municipio de El Almendro una mujer termina de acomodar las compras que llevará a su casa, a la comunidad La Frescura. Ha pagado 1,300 córdobas, y desde hace dos meses ha visto reducir la lista de productos básicos. “Si antes compraba cinco libras de arroz, ahora compro solo tres”, lamenta Luisa, de 30 años, madre de dos niños de cinco y seis años. Su pareja trabaja en una finca ganadera por lo que de fijo obtiene 3,000 córdobas al mes.
Le pregunto si antes de 2018 había sentido una mejoría en su calidad de vida, pues el Producto Interno Bruto del país creció hasta 2017 a un promedio de 5%, y me responde con un rotundo no, que en su comunidad siempre ha vivido en pobreza.
- Pero, ¿ahora siente que compra menos productos con la misma cantidad de dinero?
- ¡Claro!
Al terminar de arreglar las compras, el hombre que atiende la pulpería se incorpora para sustentar el testimonio de Luisa.
- Vea, la comida está más cara. Ya pronto nos vamos a morir de hambre porque no habrá reales para comprar.
Ambos ciudadanos reconocen que la crisis sí ha tenido un impacto directo. Por ejemplo, el empleo en este municipio es escaso, y la inversión pública es mínima. La calle donde se ubica está pulpería debió ser reparada en 2018, pero a falta de fondos no se realizó. Desde que ganó la Alcaldía el partido Ciudadanos por la Libertad, el régimen le ha recortado los fondos como castigo. “Aquí si no los seguís a ellos (los líderes sandinistas) no te apoyan”, coinciden.

Al margen del castigo del Gobierno Central, esta localidad es el reflejo de la pobreza que impera en Nicaragua. Un informe del Banco Mundial de 2014 señala que 1.7 millones de personas vivía en situación de pobreza, o sea que un tercio tenía un consumo de 50.86 córdobas. Y según el organismo, la pobreza estaba concentrada en las zonas rurales del país. En 2017, según datos de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), la pobreza continúa desciendo y 1.3 millones eran pobres, es decir el 20.4% de la población.
Sin embargo, la crisis política de 2018, que derivó en una económica, provocó que 210,000 personas pasaran a considerarse pobres, de acuerdo con estudios de Funides. Así la pobreza en ese año afectó a 1.5 millones (23.5%). La negativa de Daniel Ortega a resolver el descontento social desencadenó en más gente empobrecida. A 2019 la pobreza se instauró en 1.9 millones de ciudadanos (29%) y para 2020 amenaza con sumar 2.1 millones (31.9). Si la proyección se cumple, Nicaragua habrá echado a la borda cinco años de lucha contra la pobreza y se ubicará a niveles de 2014.
En Nicaragua ya de por sí es difícil cuantificar la pobreza. El último informe oficial que retrató el drama de los pobres se publicó en 2008, y según ese estudio los municipios visitados por Despacho 505 (La Trinidad, Pantasma y El Almendro) eran considerados pobres severos o medios pobres. En La Trinidad el 32.3% de los hogares vivía en pobreza extrema mientras que el 34% era considerado pobres no extremos.
En Santa María de Pantasma, el 65.3% de los hogares era pobres extremos y otro 23.8% calificaba como pobre no extremo. En El Almendro, con pobreza severa, el 57.1% se catalogó como pobres extremos y un 30.2 pobres no extremos. Los funcionarios municipales aducen que no hay una cifra cercana a los indicadores de pobreza, pero creen que rondan los mismos porcentajes, y con cierto optimismo se atreven a mencionar que los hogares pobres se habrían reducido en unos cinco puntos porcentuales en cada municipio.
El alcalde de El Almendro, Reynaldo Galeano, comenta que muchas familias entraron en pánico cuando se enteraron de la noticia que la empresa láctea “El Triunfo” cerraría operaciones. “Si con lo poco que ganan hacían malabares para alimentar a su familia no se imaginaban como iban hacer sin ingreso alguno”, dicen.
Galeano refiere que se reunió con los directivos y desmintieron el rumor, pero le dejaron claro que reducirían el volumen de leche que acopiaban y revisarían los costos para ahorrar lo más posible. A este problema se le suma que los productores de leche se quejan que la municipalidad no ha podido reparar los caminos de todo tiempo y, para variar, las inundaciones arrasaron con dos puentes que dejaron incomunicados por días a varias comunidades, una de ellas fue la comunidad de Luisa.

POBREZA EMPEORA
La Trinidad pasará de ser un municipio de pobreza media a pobreza extrema. Lo dice uno de los funcionarios de la municipalidad que ha visto cómo el olvido estatal y la crisis económica está empeorando la vida de los habitantes. Este pueblo se encuentra relativamente cerca de la cabecera departamental de Estelí, donde van buscar trabajo los pobladores, por lo que en su casco urbano la pobreza no es tan perceptible como en las comunidades rurales.
Antonio es oriundo de la comunidad Tomabú, una reserva natural al oeste de Estelí, y en 2019 quedó desempleado. La Alcaldía se encontraba afrontando problemas financieros por la baja recaudación y el incumplimiento del Ministerio de Hacienda para desembolsar los fondos de las transferencias, así que mandó de vacaciones a unos y despidió a otros, en esa lista se incluyó a Antonio. “Ahora tengo que buscar cómo sobrevivir de alguna forma con mi esposa”, comenta.
-¿Para vos qué significa estar desempleado?
-Significa que no podré mantener a mi esposa y a mis tres hijos. Mi esposa tendrá que buscar trabajo como doméstica en Estelí o Matagalpa, donde tiene familia.
Nota: Este reportaje contó con la colaboración de dos periodistas locales del Norte y Centro de Nicaragua. Óscar Navarrete es el autor de las fotografías. A algunos entrevistados se les cambió el nombre por temor a que fanáticos de la dictadura arremetieran contra ellos o sus familias, más cuando el país vive momentos de extrema polarización política.