Lizeth Dávila, mamá de Álvaro Conrado: "Es duro ver que han pasado cuatro años y no hay justicia, no vemos pagar a los culpables"

Se cumplen cuatro años del asesinato de Álvaro Conrado. Su madre hoy no puede llevarle flores a su tumba. A miles de kilómetros de Nicaragua, siente impotencia, pero está decidida a seguir luchando hasta alcanzar justicia.

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  • abril 20, 2022
  • 01:42 AM

El 20 de abril de 2018 está marcado en el calendario de Lizeth Dávila como el más triste y doloroso de su vida. Un día como hoy mataron a su hijo, al niño mártir de las protestas en Nicaragua: Álvaro Conrado. Tenía 15 años.

“Es duro ver que han pasado cuatro años y no hay justicia, no vemos pagar a los culpables, pero la esperanza siempre está viva”, dice en esta entrevista con DESPACHO 505

Hoy, a más de nueve mil kilómetros de distancia y ocho horas de diferencia con Nicaragua, se levantó, oró, lloró y recordó a su hijo que hoy tendría 19 años. 

Recuerda cuando la tarde del 20 de abril de 2018 en el Hospital Bautista la llevaron a un cuarto a reconocer el cuerpo de su hijo muerto. Había recibido un certero disparo en el pecho cuando estando en los predios de la Catedral de Managua había llevado agua a quienes se manifestaban contra una reforma a la Seguridad Social y la represión del régimen de Daniel Ortega. 

“Yo todavía con la esperanza de que no fuera él, de levantar esa sábana y ver el rostro de otra persona. Cuando levanté la sábana vi que era él y vi las cicatrices que llevaba en el pecho. No tenía ni raspones en su cuerpo, y ver esa cicatriz tan enorme fue un disparo certero”,  

Ahora desde su exilio en Ginebra, Suiza, Lizeth Dávila, vicepresidenta de la Asociación Madres de Abril, se dedica a la denuncia de las violaciones de derechos humanos en Nicaragua ante los organismos de Naciones Unidas. El activismo lo combina con trabajos “de lo que sale” para poder subsistir. 

Pero no olvida la promesa que le hizo a su hijo antes de enterrarlo: no va parar hasta que haya verdad y justicia. 

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Foto: Tomada del Museo de la Memoria de la Asociación Madres de Abril.

¿Cómo recuerda el 20 de abril de 2018?

Es el día más triste y doloroso de mi vida. El dolor nunca pasa, se lleva en los más profundo del corazón. Han pasado cuatro años y el dolor sigue igual. Como madre no voy a superar esa pérdida nunca. 

Se vienen los recuerdos desde que me levanté ese día y es duro porque sentís que esa herida está abierta. Es duro ver que han pasado cuatro años y no hay justicia, no vemos a los culpables pagar, pero la esperanza siempre está viva. 

Pido a Dios por el alma de mi hijo y lo más triste es haber dejado todo, no tener la oportunidad de ir a enflorar la tumba de mi hijo. Dejar todo en Nicaragua, venir a comenzar de cero, dejar a mis otros hijos… 

Recuerdo ese día y recuerdo que él y yo habíamos hablado que no había que meterse con el Gobierno, que era gente peligrosa. Pero lo que a él lo llevó a unirse a los chavalos fue la lucha de los ancianos por la reforma al seguro social y ver cómo los habían golpeado. 

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Él se va, lleva el agua a la marcha, pero no se regresa, se queda ahí. Cuando le dispararon al primero que llamaron fue a su papá desde el teléfono de él, porque él todavía les dio la clave a los que lo estaban auxiliando. Les decía que no lo dejaran dormir porque si se dormía se moría. Me imagino cómo se sentía de débil mi hijo. 

A mi me llama su papá y me dice que vaya al Hospital Bautista. Me asusté. Pensé que lo habían herido en el pie o algo. Cuando llegué me dijeron que estaba grave, que estaba en el quirófano. Yo miraba que corrían buscándole sangre, pero después el doctor salió para darme la noticia. 

Me negué a creerlo. No lo llevé a Medicina Legal y tampoco me lo llevaron a la morgue. Yo todavía con la esperanza de que no fuera él, de levantar esa sábana y ver el rostro de otra persona. Cuando levanté la sábana vi que era él y vi las cicatrices que llevaba en el pecho. No tenía ni raspones en su cuerpo, y ver esa cicatriz tan enorme fue un disparo certero en el pecho

¿Y cuál ha sido la respuesta del Gobierno ante sus constantes demandas de justicia?

De parte del Gobierno no ha habido respuesta ninguna. Nosotros fuimos a la Fiscalía a poner la denuncia y ellos ni siquiera aceptaban lo sucedido. 

Me decían que si estaba segura de que había sido la Policía la que había matado a mi hijo, que eso era mentira. Entonces yo le decía que si eso fuera mentira, me dijeran dónde estaba mi hijo. No han hecho su trabajo. Nos han negado el derecho a una investigación, a conocer la verdad y llegar a la justicia

De parte del Gobierno ha continuado la negación de lo sucedido. Nosotros como madres nos hemos trazado la ruta de la justicia y no vamos a parar hasta lograrlo. El sentimiento de madre te mueve a hacer hasta lo imposible para lograr la justicia. Nuestros hijos fueron asesinados de una manera cruel, cobarde, porque ellos no andaban armados. 

Usted mencionaba recientemente que hubo intentos de sobornos para callarla, ¿me puede dar más detalles sobre eso?

Ellos están acostumbrados a comprar a las personas. Comprar el silencio. Pero nosotros no vendemos la sangre de Álvaro, a nosotros nos ha costado nuestro hijo, formarlo, enseñarle valores. Ellos creían que nosotros íbamos a aceptar el soborno. Cuando recibimos la visita de la supuesta Comisión de la Verdad ellos nos ofrecieron un cheque en blanco con la cantidad que nosotros quisiéramos y nuestra respuesta fue que la sangre de Álvaro Conrado no está en venta y como madre tengo derecho a ver a los culpables pagar. Esa fue mi respuesta. 

¿Qué comprende la ruta de la justicia que se han trazado como Madres de Abril?

Hemos agotado la vía interna, la nacional, pero no se ha logrado nada. Ahora hemos denunciado y seguimos denunciando en instancias internacionales. Nos hemos formado, hemos estado trabajando en los expedientes y luchando contra la impunidad. 

Queremos lograr un mecanismo de investigación independiente que determine los hechos, qué fue lo que pasó, conocer la verdad y llegar a la justicia. 

En el caso del expediente que han elaborado del caso de Álvaro Conrado, ¿qué incluye, a quiénes señalan como responsables?

El expediente de Álvaro Conrado lleva de todo. Imágenes, testigos, la narrativa de los hechos, el mapeo de dónde ocurrieron los hechos.

Nosotros señalamos como responsables a los que andaban armados, la Policía, el Ejército. Pero como madre también me duele lo que hizo la ministra de Salud (Sonia Castro), que dio órdenes de negar la atención médica a mi hijo y a muchos jóvenes. Si al menos me le hubieran dejado ingresar unas horitas para poderme despedir de mi hijo, pero perdió mucho tiempo andando de hospital en hospital. 

Y responsabilizo principalmente a Daniel Ortega y Rosario Murillo, a la cadena de mando, ellos fueron los que dieron la orden (de disparar). 

¿Cómo ha sido su exilio en Suiza?

Me fui al exilio por amenazas de cárcel y muerte, pero sin abandonar la lucha. El día que enterré a mi hijo le prometí luchar por él, por la justicia, y por sus hermanos, que pudieran vivir en un país libre y democrático. 

Tengo la esperanza de que un día todos los que salimos al exilio podamos regresar. Sigo trabajando en la denuncia, yo no me voy a quedar callada con todo lo que está pasando. Nos preocupa la situación de los presos políticos. Seguimos luchando para que el tema de Nicaragua siga vigente en la ONU. 

¿Cuál es su situación migratoria?

El exilio no es fácil. Mis hijos siguen en Nicaragua bajo amenazas y asedio. Aquí luchás con todo, por todo, por sobrevivir. Tengo que ir trabajando paralelamente entre mi lucha por el tema de Nicaragua y por sobrevivir en este país. 

En cuanto a mi situación migratoria, tengo asilo político. Trabajo en lo que puedo, pero no es nada fijo. A veces me quedo sin trabajo, pero sigo en la rebusca como todo mundo en todos lados.

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