Tania Reneaum Panszi: “Estamos a cuatro años de un quiebre democrático en Nicaragua”

La Secretaria Ejecutiva de la CIDH asegura que los organismos internacionales no han dejado de tocar las puertas de El Carmen para procurar un diálogo con Daniel Ortega. “Sería muy bueno que él nos dijera con quién sí se sienta a hablar”, dice en esta entrevista con DESPACHO 505 a propósito de su resistencia a los reiterados llamados a negociar.

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  • abril 17, 2022
  • 07:00 PM

Los días que corren en Nicaragua retratan la “absoluta reducción de los espacios de contrapeso y de libertad de expresión”, dice tajante la Secretaria Ejecutiva de la Comisión Interamericana de Derecho Humanos (CIDH), Tania Reneaum Panszi. 

En las últimas horas, a la oficina de la Secretaría de la CIDH en Washington han llegado  las alertas sobre una nueva ola de secuestros policiales en Managua, por lo que la entrevista que ha concedido a DESPACHO 505 transcurre a la expectativa de las noticias sobre el arresto de Josué Monroy, vocalista de la banda Monroy & Surmenage; Xóchitl Tapia y Salvador Espinoza, gerentes de Saxo Producciones; y Leonardo Canales, director de La Antesala. 

Reneaum reafirma que esta situación no es más que otra evidencia del “quiebre democrático” en el país.  Son cuatro años desde aquel abril que cambió el rumbo del país y que desenmascaró a la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo frente al mundo.

Y si una palabra marca el tránsito de Nicaragua por estos cuatro años es la impunidad en la que permanecen las graves violaciones de derechos humanos, incluidos al menos 355 asesinatos, miles de exiliados y cientos de presos políticos, señala la funcionaria del organismo adscrito a la Organización de Estados Americanos (OEA).

Pero Reneaum, quien desde junio de 2021 está al frente de la Secretaría CIDH, no ve que la balanza esté del todo inclinada a favor del régimen. Pese a que la marcha de la diplomacia sea lenta destaca que tanto el Sistema Interamericano como Naciones Unidas han activado procesos de memoria que de cara al futuro serán determinantes en procesos de justicia internacional. 

Sobre las urgencias de ahora, como la situación de los presos políticos que sufren torturas y tratos denigrantes en la cárcel conocida como El Nuevo Chipote y que arbitrariamente ha sido convertida en “Corte” para juzgarlos, Reneaum asegura que a diario los organismos internacionales presionan por un diálogo con Daniel Ortega.

“Yo desearía que en algún momento esa puerta que tocamos insistentemente se abra. No vamos a claudicar en seguirla tocando”, dice la Secretaria de la CIDH durante la plática virtual brindada desde su oficina en Washington. Ortega “tendría que tener razones suficientes” para abrirse a negociar, enfatiza la funcionaria. 

Nicaragua vive una nueva jornada represiva, ahora la dictadura ha mandado a encarcelar a artistas y productores musicales, en un intento por silenciar su música, ¿cómo valora que los Ortega-Murillo sigan reaccionando con violencia ante la memoria de abril de 2018?

El régimen Ortega-Murillo nos da claras muestras de la reducción del espacio democrático, desde el encarcelamiento de opositores hasta las limitaciones a la libertad de expresión, a las manifestaciones artísticas, además del cierre de organizaciones de la sociedad civil que son críticas. Estamos viendo una absoluta reducción de todos los espacios de contrapeso y de libertad de expresión, de libertad artística y de crítica opositora. 

¿Qué balance hace sobre cómo llega Nicaragua a este cuarto año en resistencia cívica?

Estamos en la conmemoración de los cuatro años del inicio de la crisis de derechos humanos que ocurrió en abril de 2018 y, prácticamente, todas las violaciones a los derechos humanos están en total impunidad. No es una impunidad que no tenga carne y hueso, es una impunidad que tiene elementos cuantitativos: 355 personas fallecidas, más de 2.000 personas heridas, cientos de despidos arbitrarios de profesionales de la salud, más de 150 expulsiones injustificadas de estudiantes universitarios, más de 135 organizaciones de la sociedad civil cuya personalidad jurídica fue cancelada. 

Estamos hablando de historias de carne y hueso, de historias de represión y reducción del espacio democrático; de relatos de vivencias en primera persona de falta de garantías específicas individuales. 

No estamos hablando sin datos sobre un régimen que oprime. Tenemos las historias, tenemos las cifras. Y por eso hoy toca no solamente conmemorar, cómo valientemente lo hace la sociedad nicaragüense, sino también recordarlo en el espacio de los organismos internacionales y en el espacio de la lucha por la democracia, decir que estamos a cuatro años de un quiebre democrático, y que este cierre democrático tiene que ser visto y conocido por todas las personas del mundo.

En 2018 se planteaban diversos escenarios frente a la crisis, la mayoría apuntaban a una salida democrática que no debía ir más allá de noviembre de 2021, ¿la CIDH en algún momento valoró una prolongación de la crisis y el grado de deterioro en materia de derechos humanos y la democracia al que ha llegado Nicaragua? 

Yo quiero agradecer esta pregunta porque nos lleva a plantearnos lo que no esperábamos. No esperábamos una temporalidad tan grande. De hecho, cuando la Comisión Interamericana estableció el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes para Nicaragua(GIEI), como una instancia instalada mediante un acuerdo entre la Secretaría General de la OEA, la CIDH y el Estado de Nicaragua, había presencia ahí en terreno. Fue la sorpresa vivida, como un primer cierre de espacio democrático, cuando le pidieron a los expertos salir y cuando le pidieron a la Comisión Interamericana salir. El GIEI presentó su informe que daba cuenta de esas graves violaciones.

Desde entonces la CIDH ha dado seguimiento a la situación incluso a través del Meseni que fue instalado en junio de 2018 y el 19 de diciembre de 2018, después de seis meses de funcionamiento en terreno, el Estado suspendió temporalmente la presencia de la CIDH en el país. Desde entonces, el Meseni ha continuado las labores desde Washington y para eso mantenemos contacto con periodistas, representantes de la sociedad civil, pero creo que cuando nosotros establecimos el Meseni nunca pensamos que en algún momento un Estado podría simplemente invitarnos a salir de su jurisdicción. Aquella solicitud y esa suspensión temporal fue probablemente la primera señal y la primera alarma de lo que se nos vendría.

Ortega ahora también se ha rebelado al Sistema Interamericano y hay quienes critican que se le dio mucho oxígeno, pues los tiempos de la diplomacia no fluyen al ritmo de las urgencias del país, ¿existe posibilidad de presión desde la OEA?

La OEA es el organismo multilateral y diplomático por excelencia y tú haces una apreciación muy interesante: los tiempos diplomáticos, no siempre dialogan con los tiempos de las urgencias de las historias del día a día; pero yo veo todavía algunas posibilidades por varias razones. Primero, porque la jurisprudencia de la Corte Interamericana ha dado que el periodo de transición previsto en la Carta de la OEA constituya una salvaguarda contra denuncias que ocurren de manera abrupta e intempestiva, así como frente a decisiones estatales tomadas en perjuicio de los principios democráticos, el interés público interamericano y el debilitamiento del funcionamiento del Sistema Interamericano.  

Tras la decisión de Nicaragua de salir de la OEA la Comisión ha llamado al Estado a reconsiderar su decisión, y el Estado se encuentra obligado por todos los instrumentos internacionales de los cuales es parte.

Entre los roles que tiene la Comisión es el de generar conciencia sobre los Derechos Humanos, hacer visible las vulneraciones, pero también documentar las violaciones a los derechos humanos y el régimen Ortega-Murillo sabe que estamos documentando y sabe perfectamente que esto puede servir de cara al futuro y de cara a construir una narrativa no solo de violaciones a derechos humanos, sino de cara a delitos internacionales que podrían ser conocidos en otras instancias como la Corte Penal Internacional.

¿Qué se le puede decir al nicaragüense que vive en carne propia la represión y padece los efectos de estos cuatro años de crisis?

Lo primero que hay que decirle a la gente que está en el terreno es gracias,  porque todo el tiempo nosotros tenemos testimonios y elementos para continuar monitoreando Nicaragua gracias a la gente que está dando una lucha constante, que nos da todos los días mensajes de integridad ejemplos de fuerza y de esperanza que han permitido que la comunidad internacional hoy esté pendiente de Nicaragua. Cuando hablo en ejemplos de fuerza y esperanza pienso en la familia de Hugo Torres, en Margarita Vijil, en Tamara Dávila y su hija que recién cumplió seis años y no la ha visto desde hace diez meses.

Se le dice a la gente que estamos acompañándolos, siendo solidarios que la Comisión Interamericana no solamente tiene un compromiso profesional y un mandato de acompañar, estoy absolutamente segura de que el equipo de la Secretaría Ejecutiva de la Comisión Interamericana tienen una convicción de acompañar. 

No solamente es cumplir el mandato, es la convicción emocional de acompañar y de generar procesos de verdad, memoria y justicia. Yo estoy segura que cuando se instalen de nueva cuenta los procesos democráticos lo que cada persona en Nicaragua nos ha aportado, los testimonios que nos han dado, van a servir muchísimo para contextualizar la manera en como las violaciones a los derechos humanos han ocurrido, han sido sistemáticas y han quedado en la impunidad. 

Es oportuno decir que hoy la gente que está en Nicaragua, los exiliados que están sin ver a su familia, y los que están presos sin escuchar las voces de sus seres queridos, también están de alguna manera haciendo procesos de verdad y de justicia.

Se lo preguntaba porque los nicaragüenses viven cierta frustración al no ver señales claras de una salida a la dictadura

En los espacios de la diplomacia se tejen poco a poco los procesos de constatación de violaciones a los derechos humanos y de verdad y de justicia. 

En la votación reciente en Naciones Unidas vemos cómo algunos países que votaban de una manera determinada en la OEA votaron a favor del mecanismo para Nicaragua. Entonces, poco a poco se están cambiando las lógicas y la atención internacional, yo le diría a las personas de Nicaragua que todos los días se están construyendo procesos de verdad y de justicia desde distintos ámbitos y que evidentemente estar ahí viviendo el régimen, el cierre de espacios democráticos, viviendo el cierre de posibilidades de expresiones artísticas de expresiones de oposición es una historia totalmente diferente, y por eso yo insisto en toda la admiración en todo el respeto por la fuerza y por la convicción.

Yo puedo entender que eso no siempre es suficiente, cuando en los espacios multilaterales la lógica es mucho más lenta, es mucho más pausada, pero es una lógica también de construir espacios. 

¿Piensa que la creación de este mecanismo en la ONU abre la puerta para alcanzar justicia por los crímenes que están hoy impunes?

Este mecanismo, así como el monitoreo que hace la Comisión Interamericana que deberán de ser complementarios, son una puerta clara a la justicia internacional y, además, a una justicia que va a no solamente a juzgar violaciones a los derechos humanos, sino que buscará  cauces para comprender si lo que ha pasado ahí son crímenes de lesa humanidad sujetos a otras jurisdicciones.  Sin duda, creo que es una ventana de justiciabilidad importantísima y que podrá dar al cabo el tiempo garantías de no repetición; espacios y estrategias para que lo que hoy pasen Nicaragua no vuelva a pasar nunca más

¿En el caso de los presos políticos encarcelados en El Chipote, qué información tiene la CIDH?  

Conocemos que las personas presas están muchas de ellas  incomunicadas, con un régimen de alimentación insuficiente y algunas en permanente encierro y aislamiento que podría configurar eso una manera de tortura.

A todos estos elementos se les añaden procesos judiciales exprés, sin ninguna garantía de debido proceso, sin ninguna garantía de imparcialidad y sabemos también que toda esta conjunción de factores ha llevado a un detrimento de la salud de cada personas. De formas distintas las personas se han ido enfermando, ya sea por la falta de alimentación, por la falta de medicamentos, por la falta de acceso a la luz solar, pero también por el terrible entendimiento que un compañero de lucha decidió ser un dictador.

¿Han vuelto a pedir acceso a Nicaragua?

Bueno, yo creo que ha pasado situaciones en la OEA muy interesantes como la declaración del embajador Arturo McFields en el Consejo Permanente hace algunas semanas para decir  ‘hoy vengo a representar a los presos políticos, a los familiares de las víctimas del régimen’ y a partir de ahí el embajador pues evidentemente dejó de serlo (…) ahora tendremos que restablecer un vínculo de conversación (con Nicaragua), en el entendido y probablemente sabiendo que esta conversación va a ser en un espacio de diálogo diplomático, pero no necesariamente efectivo para cambiar la vida de las personas que hoy están presas.

¿La CIDH cree que Daniel Ortega tendría voluntad o razones como para aceptar negociar liberación de reos políticos?

Tendría que tener razones y motivos. La primera razón es que cualquier Presidente que diga que dirige un Estado en un sistema democrático debe estar abierto al diálogo y a negociar para asegurar que se restablezcan garantías democráticas, y entre esas garantías democráticas tendría que estar la liberación de las personas presas y los presos políticos como un elemento urgente. 

La segunda razón por la cual creo que tendría que estar abierto al diálogo es porque la comunidad internacional ha dado señales claras de investigar hechos de graves violaciones a los derechos humanos, como el monitoreo que hace la Comisión Interamericana y el mecanismo que aprobó en Naciones Unidas para dar seguimiento a Nicaragua. 

Tanto Naciones Unidas como el Sistema Interamericano tendrán elementos de contexto tan determinantes para para poder decir que aquí ocurrieron graves violaciones a los derechos humanos que ese hecho tendría que ser en sí mismo un elemento que eche para atrás a cualquier jefe de Estado ante la posibilidad de ser perseguido posteriormente por crímenes de esa naturaleza.

¿Ve cercana esa posibilidad de ejercer la presión necesaria para propiciar un diálogo?

Todos los días los organismos internacionales estamos ejerciendo presión. No quiero decir que no veo ninguna posibilidad o que veo todas las posibilidades, yo lo que sé es que todos los días hacemos los esfuerzos para que haya una puerta abierta a la conversación y al diálogo, y yo desearía que en algún momento esa puerta que tocamos insistentemente que tocamos reiteradamente se abra. No vamos a claudicar en seguirla tocando.

Luego de la expulsión del Nuncio, con la jerarquía de la Iglesia católica enlistada como enemiga por los Ortega-Murillo y la oposición fragmentada ¿quién sería el interlocutor con El Carmen?

Ahí tocaría hacer un análisis de macropolítica ¿quién es el interlocutor que financia el régimen? Probablemente desde Nicaragua se tengan más respuestas, pero hay que hablar con quien está financiando y permitiendo que esto ocurra. Evidentemente los interlocutores del multilateralismo, los espacios que nos ofrece el sistema de Naciones Unidas y el Sistema Interamericano tienen que ser los interlocutores que constantemente estén buscando con quién podría hablar el régimen de Ortega. Sería también muy bueno que él nos dijera con quién sí se sienta a hablar, porque eso nos va dar un espacio de incidencia muy interesante y entender para qué y porqué pasan las cosas.

¿De estos cuatro años de crisis en Nicaragua qué destaca?

Valentía y fuerza.

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