Mauricio Díaz: “Este gobierno no quiere dialogar”
El exembajador de Nicaragua ante la OEA sostiene que el mes de junio es “clave y esperanzador”, pero para esto Ortega debe “dejar la irracionalidad a un lado”. Habrá Asamblea General de la OEA, reunión de cancilleres y se vencerá el plazo establecido en la Nica Act para ver si se han dado pasos para restablecer la democracia y el respeto a los derechos humanos.
El exembajador de Nicaragua ante la OEA sostiene que el mes de junio es “clave y esperanzador”, pero para esto Ortega debe “dejar la irracionalidad a un lado”. Habrá Asamblea General de la OEA, reunión de cancilleres y se vencerá el plazo establecido en la Nica Act para ver si se han dado pasos para restablecer la democracia y el respeto a los derechos humanos.
Mauricio Díaz, exembajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA) considera clave la presión internacional que pesa sobre el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo para buscar una salida negociada a la crisis sociopolítica.
El mes de junio es “clave y esperanzador” para Nicaragua, señala Díaz en entrevista con Despacho 505, pero subraya que para esto Ortega debe “dejar la irracionalidad a un lado”.
El analista político sostiene que la comunidad internacional está clara que lo que sucede en Nicaragua y que superar la crisis pasa por el adelanto de elecciones generales creíbles y observadas nacional e internacionalmente; punto en el que este martes hicieron énfasis los representantes de diversos países durante el Examen Periódico Universal (EPU), que realizó a Nicaragua el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Aunque en su amplia mayoría la comunidad internacional llamó a Ortega a respetar los derechos humanos de los nicaragüenses, cesar la represión y garantizar una independencia del Poder Judicial, el régimen insistió en la teoría de un intento de golpe de Estado impulsado por Estados Unidos, una teoría rechazada por organismos de derechos humanos.
Por su parte, Díaz dice que Ortega ha consolidado una especie de “Estado policíaco” para “mantener atemorizada y paralizada a la población”, porque en realidad “no quiere dialogar”.
¿En el plano internacional cómo ve el panorama para el régimen Ortega –Murillo?
Aislados rotundamente tal y como lo expresan las posiciones en Naciones Unidas y OEA, aunque ello no signifique que la dictadura ya cayó. Falta mucho para eso.
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La comunidad democrática internacional está muy clara de lo que aquí acontece. Y los países de manera individual y bilateral promueven una solución negociada que pasa por el adelanto de elecciones generales creíbles, con nuevos magistrados en el Poder Electoral, y observadas nacional e internacionalmente.
¿Qué más se puede esperar de la OEA, Unión Europea y de Estado Unidos en contra del régimen?
Están haciendo lo que les compete. Este próximo mes de junio se alinean en el escenario internacional una serie de fechas y hechos que podrían ser signos esperanzadores si el gobierno (de Daniel Ortega) deja la irracionalidad a un lado: la OEA tiene su Asamblea General ordinaria a inicios del mes, luego a finales una Reunión de Cancilleres está programada para realizarse en Colombia; en junio vence el plazo establecido en la Nica Act para evaluar si el gobierno de Nicaragua está dando los pasos para recuperar la senda democrática y de respeto a los derechos humanos; a la vez se vence el plazo para la excarcelación definitiva de los prisioneros políticos producto de los sucesos de abril del año pasado.
¿De llegar aplicarse la Carta Democrática al régimen, cuáles serían los efectos inmediatos?
Se suspende su permanencia en la OEA pero no sus deberes, especialmente en el campo de los derechos humanos. Se le suspenden sus derechos y la OEA puede seguir monitoreando el cumplimiento de sus compromisos del Estado parte, aún y en contra de la voluntad de ese Estado parte. El país ingresa al grupo de Estados delincuentes que no respetan sus compromisos jurídicos y políticos internacionales. Se cierran los grifos financieros del BM, BID, BCIE, etc. Además de toda la cooperación bilateral ya de por sí reducida.
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¿Cuál es su apreciación sobre la situación interna del país?
El régimen ha consolidado un Estado policíaco, equivalente a una situación de Estado de Sitio de hecho. La policía nacional ha devenido en el órgano represor por excelencia encargado de mantener atemorizada y paralizada a la población.
Los costos los está empezando a pagar la economía debido a que ya es irrecuperable la inversión extranjera directa internacional como nacional. La moneda viene perdiendo poder adquisitivo, aunque, hay que admitirlo, hasta hoy (el régimen) maneja la crisis evitando un colapso económico rápido, lo que puede interpretarse como “una victoria pírrica”.
¿Cómo valora el curso que han tomado las negociaciones entre la Alianza Cívica y el régimen?
Complejo por la simple y sencilla razón que este gobierno no quiere dialogar.
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