Emmanuel Colombié: “Tienen que liberar inmediatamente a los periodistas Lucía Pineda Ubau y Miguel Mora”

El director de Reporteros Sin Frontera para América Latina insta a las Naciones Unidas a procurar un discurso más fuerte sobre la libertad de prensa en Nicaragua.

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  • abril 30, 2019
  • 11:26 PM

El director de Reporteros Sin Frontera para América Latina insta a las Naciones Unidas a procurar un discurso más fuerte sobre la libertad de prensa en Nicaragua.

Las confiscaciones  de 100% Noticias y Confidencial, la detención de los periodistas Miguel Mora y Lucía Pineda Ubau, y el bloqueo aduanero a El Nuevo Diario y La Prensa han hecho más dramática la situación del periodismo en Nicaragua. “La continua detención y acusación sin fundamentos contra Miguel y Lucía es la señal más clara de este brutal deterioro de las condiciones de trabajo para la prensa de Nicaragua”, dice a Despacho 505, Emmanuel Colombié, director de Reporteros Sin Frontera para América Latina.

Reporteros Sin Frontera observa en Nicaragua que las autoridades, bajo el régimen de Daniel Ortega, continúan estigmatizando de manera sistemática y constante a los periodistas independientes. Incluso, este escenario quedó registradó el informe Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2019 al indicar que Nicaragua fue el país peor evaluado de la región al retroceder 24 puestos respecto al año pasado, que se encontraba en el número  90.

¿Qué tan cerca está Nicaragua de entrar a la llamada zona negra de países peor calificados en libertad de prensa, en el mundo, considerando que fue la nación que más retroceso mostró en América Latina?

Nicaragua ha mostrado el mayor retroceso de América Latina de este año. Podemos decir que Nicaragua se sumerge, ha descendido 24 posiciones  y ahora se ubica en la posición 114 de la clasificación mundial, sobre un total de 180 países. No está en la zona negra, donde se encuentran los peores países del mundo como por ejemplo Corea del Norte, Cuba, entre otros, pero está aproximándose a la peor zona.

Esto tiene que ver con la deriva autoritaria, todo lo que estamos observando desde la intensificación de la crisis, la represión ejercida por el gobierno de Daniel Ortega en contra de la prensa independiente. Esto ha dado un nuevo giro en abril con una agravación de la crisis política, un aumento de las protestas, y las autoridades siguen estigmatizando de manera sistemática y constante a los periodistas. Hemos observado periodistas en el exilio, periodistas encarcelados por acusaciones de terrorismo.

Reporteros Sin Frontera ve en Nicaragua el mismo patrón que ha seguido Venezuela: se está asfixiando a los medios impresos con el bloqueo de materia prima, se han confiscado medios, y hay una persecución constante a periodistas.

Hubo un aumento de la represión en 2018 en Nicaragua, pero esa situación no es nueva. Desde que Ortega llegó al poder su estrategia es bastante clara y el gremio es estigmatizado siempre, pero ha aumentado la censura a la prensa independiente, en las regiones rurales. Hay medios de comunicación muy vulnerables, atacados y hay, efectivamente, técnicas de censura estatal que observamos en pocos países.

La comparación viene naturalmente con la de Venezuela. No me gusta hacer comparaciones, pero podemos decir que Nicaragua sigue el paso de Venezuela porque hay un sistema organizado desde el más alto poder para silenciar todo tipo de voz crítica. La diferencia con Venezuela es que hay una atención mediática mayor, con más presencia de periodistas internacionales y una injerencia permanente del Estados Unidos. Hay menos atención mediática en Nicaragua. Todo tipo de censura y represión se materializaron este año.

La Fundación Violeta Barrios de Chamorro informó recientemente que ha documentado 1,080 casos de violaciones a la libertad de prensa y que ejercer el periodismo se ha convertido en alto riesgo. ¿Qué pueden hacer los periodistas que aún permanecen en el país para ejercer su trabajo en un clima como este?

No existe una solución, la solución es altamente compleja. Es difícil tener fuentes de información porque todas son perseguidas. Lo que pueden hacer es trabajar en red, crear espacios de solidaridad, espacios de denuncia, seguir solicitando visibilidad mediática de las agencias y los medios internacionales. También acudir a organizaciones como la Organización de Estados Americanos (OEA), Naciones Unidad, y otros.

En estos momentos de censura, el gobierno y sus simpatizantes van a aprovechar cualquier tipo de falla en lo que está difundiendo la prensa independiente, por eso es importante seguir trabajando de manera profesional y aún más en este tipo de contexto. Antes de publicar hay que verificar la información para no ser atacados. Vemos una voluntad de resistir, de seguir trabajando fuera del país, como lo hace Despacho 505.

Emmanuel Colombié, director de RSF para América Latina. CORTESÍA / DESPACHO 505

"Queremos que en el más alto nivel de Naciones Unidas (desde el secretario general Antonio Guterres) haya un discurso más fuerte sobre la libertad de prensa en Nicaragua".

En Nicaragua se han identificado a dos instituciones como las principales represoras: la Policía que persigue y acosa a periodista y la Aduana que bloquea insumos a los medios, pero hay un tercer elemento, que son los simpatizantes y paramilitares leales a Ortega, ¿en los últimos años ha ocurrido esto en América Latina? ¿Los llamados colectivos en Venezuela han funcionado de esa forma?

Es bastante común en los países donde trabajamos, cuando hay un régimen muy fuerte todos los simpatizantes trabajan como ejército y son como un brazo armado del gobierno sin representar al Estado, pero pueden hacer cosas más violentas. En el caso de los grupos paramilitares en Nicaragua, lo ilustra bastante bien, no podemos decir que el gobierno pero sabemos perfectamente que reciben órdenes del gobierno y pueden hasta matar a periodistas y defensores de derechos humanos. Es común en países donde no hay una crisis y una represión tan fuerte como en Nicaragua.

A pesar que Ortega se comprometió a liberar a los presos políticos, Lucía Pineda Ubau y Miguel Mora cumplen 129 días encarcelados por la dictadura, ¿cómo ven ustedes la situación que viven estos dos profesionales?

La continua detención y acusación sin fundamentos contra Miguel y Lucía es la señal más clara de este brutal deterioro de las condiciones de trabajo para la prensa de Nicaragua. Esto demuestra los extremos a los que es capaz de llegar Ortega para callar el periodismo crítico. Y nuestro mensaje es bastante simple: tienen que liberar inmediatamente a los periodistas, deben regresar a sus hogares, debe cesar la criminalización del periodismo. Lo más  grave de esta historia son las condiciones en las que son detenidos.

Lucía y Miguel están en cárceles que no cumplen con condiciones humanas…

Esto es escandaloso, son tratados como criminales y terroristas. Y no sabemos sobre cuál base jurídica están acusados, es censura, es un caso gravísimo. Nosotros hemos preparado información a la Naciones Unidas sobre este tema. Bajo ninguna circunstancia el periodismo debe ser considerado una actividad terrorista. Ortega debe respetar las garantías internacionales sobre libertad de expresión. Estamos muy preocupados por Miguel y Lucía.

Esta semana cancelaron el juicio que tenían programado, lo que se ha convertido en un acto recurrente que también vulnera sus derechos… ¿hay más casos de estos en América Latina?

Tenemos periodistas presos en Cuba, Venezuela, hemos tenido casos recientes en Brasil, aunque han sido liberados. Pero hay casos en Turquía donde las cárceles están llenas de periodistas acusados de terroristas, algunos son sentenciados a decenas de años en prisión. También en China, Rusia y Egipto existe, y son prácticas comunes porque en vez de matar, mandan a encarcelar a los periodistas. En estos países la libertad de prensa casi no existe, y estamos en este nivel. Cuando encarcelás a un periodista acusándolo de terrorista sin que haya prueba es una técnica se censura. Son modelos que ya existe y que nosotros denunciamos.

¿Nicaragua está a nivel de estos países?

No, no es lo que dije, pero la detención de periodistas y acusar a periodistas de terrorismo para mandarlos a la cárceles son prácticas que observamos en estos países. Tenemos dos casos en Nicaragua, en Turquía China y Egipto son decenas de periodistas encarcelados, el patrón es igual, pero el volumen es diferente.

¿Qué más puede hacer la comunidad internacional para presionar al régimen y que libere a los periodistas?

Seguir denunciado. Queremos que en el más alto nivel de Naciones Unidas (desde el secretario general Antonio Guterres) haya un discurso más fuerte sobre la libertad de prensa en Nicaragua.

"El mayor riesgo es que tengamos más zona silenciadas en todo el país y que absolutamente nadie pueda expresarse, aunque yo no creo que esto vaya a ocurrir. Hay que difundir desde fuera porque los periodistas que permanecen en el país están en condiciones dramáticas".

Te pregunto justamente por eso, siento que no ha habido una demanda enérgica para que se libere a estos periodistas, principalmente desde la oficina del Secretario General de Naciones Unidas.

Han habido algunos discursos públicos sobre la situación, pero es insuficiente y en el caso de Nicaragua hay que aumentar la presión y visibilizar. El gobierno de Ortega se permite expulsar a delegaciones de la OEA, representantes de las Naciones Unidad, es grave y el peligro es que Ortega logre aislar a Nicaragua de los observatorios internacionales, de la prensa, para que nadie sepa lo que está ocurriendo en Nicaragua.

¿Qué es lo peor que le puede pasar a la prensa independiente?

Yo no creo que podamos llegar a una situación de silencio total, con internet y medios digitales siempre tendremos espacios de denuncia y difundir información, es verdad que los espacios se reducen y el objetivo del gobierno es cerrar estos espacios, pero estamos en un mundo abierto. Lo peor no pienso que vaya a ocurrir, pero lo peor es que el gobierno logre silenciar todas las voces disidentes, pero será imposible. Hay esperanza y espacios de solidaridad a los que podamos llegar y así tener información para denunciar. El mayor riesgo es que tengamos más zona silenciadas en todo el país y que absolutamente nadie pueda expresarse, aunque yo no creo que esto vaya a ocurrir. Hay que difundir desde fuera porque los periodistas que permanecen en el país están en condiciones dramáticas.

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