Arquímedes González: “Los episodios negros de las dictaduras del siglo pasado se hicieron realidad en Nicaragua”

“Como esperando abril”, basada en la represión orteguista, es la primera novela sobre la crisis sociopolítica que vive Nicaragua desde el 18 de abril. Su autor contempla escribir dos obras más para que estén presentes en la memoria histórica del país.

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  • marzo 25, 2019
  • 03:42 AM

“Como esperando abril”, basada en la represión orteguista, es la primera novela sobre la crisis sociopolítica que vive Nicaragua desde el 18 de abril. Su autor contempla escribir dos obras más para que estén presentes en la memoria histórica del país.

Para el periodista y novelista nicaragüense Arquímedes González, la represión que han vivido los ciudadanos, a manos de las fuerzas policiales y paramilitares leales el régimen de Daniel Ortega, es “una pesadilla hecha realidad de las dictaduras más terribles que ha vivido América Latina”. “Nadie esperó que un Gobierno que se decía revolucionario, amante de la paz, del amor, de la solidaridad, iba a matar a su propio pueblo”.

González, ganador del Premio Centroamericano de Literatura Rogelio Sinán 2011-2012, ha escrito la novela-reportaje “Como esperando abril”, en la que narra el terror impregnado en la crisis que vive el país desde el año pasado y que ha dejado entre 325 y 500 muertos, 802 presos políticos, miles de exiliados y una cantidad imprecisa de desaparecidos. La obra por ahora se puede adquirir en la plataforma de ventas online Amazon.

“Elementos de ficción son los menos que hay, esta novela es tan real que no ha sido necesario casi poner elementos de ficción, y eso es lo más triste. A veces me digo: “Nadie me va a creer que un preso político fue torturado en el siglo XXI”. Creíamos que todas estas barbaries que cometían las dictaduras en otros países ya estaban superadas”, dice el autor de "La muerte de Acuario".

El periodista decidió escribir “Como esperando abril” porque hay un  intento de falsear la verdad de los hechos y responsabilizar a los ciudadanos por las muertes y encarcelamientos. Además, para que estos sucesos estén presentes en la memoria histórica de los nicaragüenses, y por tanto evitar que se instaure otro dictador en el futuro. “Este episodio es el más vergonzoso, el más oscuro y el más triste de toda la historia de Nicaragua”, lamenta.

¿Cómo surgió la idea de escribir Como esperando abril?

Como todos los nicaragüenses, estaba espantado por lo que había sucedido desde el 18 de abril. Nadie esperó que un Gobierno que se decía revolucionario, amante de la paz, del amor, de la solidaridad, iba a matar a su propio pueblo, iba a armar gente para matar a personas desarmadas, a personas que solo querían protestar y hacerse oír.

Quedé muy impactado con eso por lo que pensé que era preciso escribir un libro que relatara fielmente la verdad, ya que se ha tratado de manipular todos estos meses, por los medios de comunicación del Gobierno. En Nicaragua hubo una matanza de civiles.

Confío en que sigan otros escritores recuperado estas historias para que no se olviden, ya hemos visto que de la dictadura de Somoza muy pocas novelas se hicieron en Nicaragua y tal vez por eso nosotros cometimos el mismo error al instaurar un dictador.

Hay muchos momentos crueles y horrorosos en estos 11 meses de crisis. ¿Cómo fue esa selección de momentos y personajes?

Inició como todo, con el espanto de ver cosas increíbles, por ejemplo el ataque durante 12 horas a la iglesia Divina Misericordia (Managua) donde estaban escondidos estudiantes desarmados. Ese fue uno de los momentos que me impactó más y por eso comencé a escribir. Yo dije que esto no era normal.

Los jóvenes de ahora nunca había visto toda esta violencia gratuita, y nosotros solo recordamos estos episodios negros de la humanidad en los libros sobre Augusto Pinochet  (dictador chileno), Alfredo Stroessner (dictador de Paraguay) y Jorge Rafael Videla (dictador argentino), pero tristemente se hicieron realidad en Nicaragua. Y eran episodios tras otros: la familia fallecida en el barrio Carlos Marx, el ataque a los muchachos que estaban en la Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli), el ataque a las manifestaciones, la muerte de Álvaro Conrado.

Nicaragua es un país pequeño y de pronto ver que hay 500 muertos por la represión, te es increíble, por eso cada historia que yo recogí es estremecedora. Solo escogí 15 historias, pero todavía hay otras 500 no contadas y hay más en cientos de personas desaparecidas, secuestradas y la de los mismos periodistas, que han sido detenidos o se han ido al exilio por solamente decir la verdad.

¿Cuánto tiempo te llevó planificar y escribir?

Fue un período intenso de trabajo de entre tres y cuatro meses. Fue un trabajo de todos los días tratando de reunir la mayor cantidad de información. Yo no pensaba sacarla, no tenía fecha para sacar esto, solamente pensé que era necesario escribirla.

¿Por qué?

Porque hay un intento de falsear la verdad, de hacer creer que los muertos fueron los culpables de haber muerto, que los presos políticos son terroristas, que los periodistas son los que transmiten odio y eso no es así, nosotros como nicaragüenses y ciudadanos tenemos derecho a expresarnos, a protestar, a pedir un cambio en Nicaragua.

Portada y contraportada de la obra. CORTESÍA / DESPACHO 505

¿Si bien tu obra está basada en hechos reales, incluiste algo de ficción?

Elementos de ficción son los menos que hay, esta novela es tan real que no ha sido necesario casi poner elementos de ficción, y eso es lo más triste. A veces me digo: “Nadie me va a creer que un preso político fue torturado en el siglo XXI”. Creíamos que todas estas barbaries que cometían las dictaduras en otros países ya estaban superadas, sin embargo un movimiento de izquierda progresista, supuestamente, que buscaba defender a las mayorías es el que está torturando y secuestrando a los que ejercen derechos como ciudadanos. Nicaragua vive una pesadilla hecha realidad de las dictaduras más terribles que ha vivido América Latina.

¿Te tocó vivir algunos de los momentos que narrás en la novela?

Fui a algunas marchas, pero siempre anduve con cuidado por lo que afortunadamente no me pasó nada. Yo fui a los lugares donde sucedieron las cosas que narro en el libro y es impactante, por ejemplo ver una iglesia que recibió cientos de tiros, de todo calibre, y donde afortunadamente pocos perdieron la vida, pero sin minimizar a los dos jóvenes que murieron ahí. Lo que he vivido no es nada comparado al sufrimiento de la gente. En Nicaragua se le ha quitado la vida a las personas, se han incendiado viviendas, se han confiscados empresas, medios de comunicación y eso está causando otra fractura muy onda en el espíritu democrático del país.

¿No tuviste temor por escribir esta obra, el orteguismo persigue a los periodistas que no se alinean al discurso oficial?

Siempre hay temor, pero yo tengo el alma de periodista, y creo que la verdad tiene que imponerse, aunque nos encarcelen, aunque nos asedien. Somos  periodistas y estamos llamados a decir la verdad.

"Creíamos que todas estas barbaries que cometían las dictaduras en otros países ya estaban superadas, sin embargo un movimiento de izquierda progresista, supuestamente, que buscaba defender a las mayorías es el que está torturando y secuestrando a los que ejercen derechos como ciudadanos".

¿Ves difícil escribir en Nicaragua en tiempos como los que vivimos?

Sí, es difícil, imagínate que los medios de comunicación están siendo censurados. La Prensa y El Nuevo Diario no tienen papel,  confiscaron medios de comunicación como Confidencial y 100% Noticias, es una situación muy angustiosa que vivimos los nicaragüenses y el periodismo en general. Uno anda con temor de ser perseguido, y es terrible ver que esto está sucediendo en una era donde se creía que había sido superado. Vivimos en una dictadura donde nadie puede decir nada.

¿Qué meses cubrís en la novela?

La novela se narra desde el inicio de las protestas, el 18 de abril. Escribí sobre  cómo fueron atacadas las manifestaciones y todo lo que derivó en masacres en los meses siguientes, hasta diciembre. Aunque este es un capítulo que todavía no se ha cerrado, desgraciadamente, y tampoco se ve que vaya a terminar.

Es un historia que sigue desarrollándose, ¿has contemplado escribir más, es decir una secuencia?

Sí, yo sólo conté 15 historias de más de 500, así que creo que el libro queda incompleto, por eso quiero escribir dos libros más, quiero hacer una trilogía de toda esta situación porque siento que hay muchas más historias de lo que ha sucedido.

¿Qué historias te llaman la atención y que no incluiste en este primer libro?

Yo quisiera hablar con la gente que fue torturada, la gente que está aún detenida: Amaya Coppens, Irlanda Jerez, Miguel Mora, Lucía Pineda, Medarno Mairena. Toda esta gente tienen algo que decir y nosotros tenemos que escucharlos porque solo así podríamos superar este episodio que es el más vergonzoso, el más oscuro y el más triste de toda la historia de Nicaragua.

Generalmente las obras que hay sobre las dictaduras más crueles de América Latina se siguen contando en estos tiempos, no es habitual que la crudeza de una dictadura se cuente casi de inmediato.

No es habitual, así es. Yo tuve la necesidad de escribirla en este momento y espero que haya más literatura que aborde este tema. Tiene que haber un debate amplio en las artes, aunque ya hay expresiones de pintura y poetas que han hecho poesía. Confío en que sigan otros escritores recuperado estas historias para que no se olviden, ya hemos visto que de la dictadura de Somoza muy pocas novelas se hicieron en Nicaragua y tal vez por eso nosotros cometimos el mismo error al instaurar un dictador.

Por ejemplo, en España todavía hoy son muy famosas y muy recurrentes las novelas que abordan la dictadura de Francisco Franco y eso hace que la gente tome conciencia de que vos querés un país donde podás vivir, no donde te mate la misma policía, que supuestamente está encargada de proteger la vida de los ciudadanos.

¿Cómo la literatura y el arte pueden incidir en la no repetición de hechos como estos?

Yo quisiera que algún libro causara una revolución, pero desgraciadamente no ha sido así, sin embargo entre más la gente lea este tipo de cosas, más va a estar consciente de que no quieren eso, de que quieren un mejor país donde haya justicia y elecciones transparentes para no repetir este triste final.

Esta una novela humana, no es una novela de análisis, es una novela que muestras las historias que han sufrido  el ataque de un aparato represivo.

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