Monseñor José Antonio Canales: “La Iglesia es la gran piedra en el zapato de la familia Ortega Murillo” 

El secretario general los obispos centroamericanos advierte sobre las peligrosas intenciones del proyecto totalitario del régimen y su afán de querer “desaparecer” a la Iglesia.

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  • mayo 24, 2023
  • 07:27 PM

El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ya no sabe qué hacer con la Iglesia y sueña que llegue el día en el que digan “desapareció”. El proyecto totalitario familiar de El Carmen al día de hoy sólo tiene una piedra en el zapato y se llama Iglesia católica. Esas son las principales valoraciones sobre la evolución de la persecución religiosa en Nicaragua que hace monseñor José Antonio Canales del Secretariado del Episcopado de América Central (Sedac), en entrevista con DESPACHO 505

Su cercanía con Nicaragua no sólo es espiritual, también es física. Su día a día transcurre en una zona que se ubica a 35 minutos de Nicaragua. “Estoy más cerca de la frontera que de la capital de Honduras”, dice el obispo de Danlí.  

Por eso ha seguido, quizá, más cerca que ningún otro obispo la crisis en Nicaragua que incluye ataques sin precedentes a la Iglesia católica, el cierre de oenegés —incluidas las Cáritas Diocesanas—, una imparable migración y la represión generalizada contra todo aquel que piensa diferente.  

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“A ellos (Ortega y Murillo) lo único que les importa es su proyecto de estado totalitario donde lo único que exista en Nicaragua sea el Gobierno, nada más”, advierte el obispo hondureño.  

Sobre el encarcelamiento de monseñor Rolando Álvarez pide que se establezca un calendario de visitas semanales, pues existe preocupación sobre su estado físico y reitera su llamado a la pareja dictatorial: “nunca es tarde para rectificar”.  

Monseñor, esta semana en Nicaragua se conoció del inicio de investigaciones “administrativas” contra dos sacerdotes que fueron trasladados de Estelí a Managua por presuntos delitos vinculados a Cáritas. ¿Cómo ven la evolución de la situación de persecución desde la iglesia centroamericana? 

Todo es parte de un plan para socavar a la Iglesia, ahogar a la Iglesia porque es la única institución a la que no han podido ni van a poder destruir. Pero, en su ignorancia continúan viendo de qué manera golpean a la Iglesia, debilitarla y en su mente pensar que llegará el día en el que digan “desapareció”.  

A mí no me extraña porque a menos que ellos tuvieran una rectificación, este tipo de atropellos contra sacerdotes y laicos va a continuar mientras no se den cuenta del grave error que están cometiendo en esta persecución tenaz que tienen contra la Iglesia católica nicaragüense.  

Estos nuevos ataques se preceden de bloqueos a las celebraciones y procesiones de Semana Santa, asedio a los templos, escuchas de homilías, encarcelamiento de sacerdotes. ¿Puede mencionar algún precedente en la región de algo tan extremo? 

En América Latina a los extremos que ha llegado la tiranía nicaragüense no recordamos porque la situación que vive Nicaragua es épica. Primer país de América Latina que expulsa a un nuncio y después rompe relaciones diplomáticas con la Santa Sede (aunque los disfracen de suspensión). Es parte de todo ese desprecio y de ver a la Iglesia como la institución que se opone a su proyecto totalitario, de humillar a todo un pueblo, a todo un país.  

Con la Iglesia el régimen no halla qué hacer y por eso está dando este tipo de manotazos, de actuaciones hostiles. La Iglesia es la gran piedra en el zapato que tiene la familia Ortega Murillo.  

Usted está en una zona fronteriza con bastante movimiento migratorio de nicaragüenses. ¿Qué le dice la gente que cruza? ¿Hay miedo, hay temor? 

Históricamente hemos recibido migrantes venezolanos, haitianos y de otras nacionalidades sudamericanas, pero, de pronto, ante la arremetida del régimen hemos visto que los nicaragüenses se han sumado a esas caravanas hacia el norte. Nos sorprendió porque al principio era raro encontrar a un nica entre los migrantes.  

Tristemente Nicaragua se ha sumado a los miles de latinoamericanos que huyen por diversas situaciones. Antes era raro ver pasar a un nicaragüense hacia los Estados Unidos, pero ahora ante la persecución política y la economía cada vez más deteriorada, los nicaragüenses se han sumado huyendo hacia el norte.  

Sobre monseñor Rolando Álvarez han pasado dos meses desde la última vez que el régimen lo mostró en televisión oficialista. ¿Hay temor sobre el estado del obispo? 

Yo me pregunto qué objetivo tenía esa presentación de monseñor Rolando Álvarez. No sé si fue por los reclamos internacionales que hay sobre su persona o si lo que querían era someterlo a una situación caótica de tal forma que abandone su postura de estar al frente de las personas que no piensan como el régimen quiere que piensen.  

Monseñor Álvarez representa a los nicaragüenses que tienen otra manera de ver Nicaragua. El proyecto que tenía el régimen cuando se dio la liberación de los 222 presos de conciencia era que entre ellos se fuera monseñor Rolando Álvarez. Se notaba la frustración que tenían al día siguiente cuando este valiente nicaragüense dijo “no”.  

Monseñor Rolando Álvarez no quiere estar preso, quiere estar libre hoy mismo, pero en Nicaragua.  

Conociendo cómo es esta gente de vengativa no sabemos qué tipo de vida le estarán dando y por eso estamos preocupados. Estuviéramos más tranquilos si supiéramos que algún miembro de su familia o de la Iglesia lo ve semanalmente. Es un silencio que preocupa a todo el mundo porque la mirada está en el país y sobre todo en monseñor Rolando Álvarez. 

Ese silencio sobre la situación de monseñor Álvarez se extiende también a la Conferencia Episcopal de Nicaragua y al mismo Vaticano que ha dejado de pronunciarse. ¿Cómo valora esos silencios? 

Una cosa es estar afuera viendo el incendio y otra cosa es estar dentro del incendio. Mis hermanos obispos de Nicaragua están dentro del incendio y se están quemando. El incendio es falta de libertades, opresión, persecución, atropellos. Yo tengo un gran respeto por la actitud de la Conferencia Episcopal porque es una cosa estar dentro y afuera.  

Sobre el Vaticano, en la última entrevista del Papa no podía ser más claro sobre lo que pensaba del régimen hasta compararlo con una dictadura comunista e hitleriana; hasta habló de un desequilibrio en la persona que dirige. 

Hay actitudes que dan a entender que (Ortega y Murillo) son personas que no están bien de la cabeza. Ojalá hubiera gente cercana que les dijera la verdad, que necesitan un poco de orientación psiquiátrica para poder asumir que están cometiendo terribles horrores y que hunden al país cada día más.  

¿Cómo valora que el gobierno hondureño de Xiomara Castro ha mantenido un silencio sobre la situación de Nicaragua y se ha abstenido en votaciones internacionales que evalúan la represión y piden rendición de cuentas? 

En Honduras muchas voces se han levantado para criticar al gobierno cuando en foros internacionales se pone en la postura de la abstención. Nosotros pensamos que con el caso de Nicaragua la abstención no vale. Nosotros somos más conscientes aquí en Centroamérica de lo que está pensando. El Gobierno de Honduras sabe que ha causado mucho malestar cuando su postura ha sido muy fría en cuanto a la verdadera situación que está pasando Nicaragua. Creo que ellos así lo han entendido y creo que en otro caso pudiera ser peor si no hubiera voces que les reclaman posturas más congruentes a un gobierno elegido democráticamente. 

¿Desde la Iglesia centroamericana qué acciones se contemplan para abogar por la situación de Nicaragua y de la Iglesia?  

Los obispos centroamericanos siempre estamos preocupados por Nicaragua. Yo estoy como secretario general de los obispos de Centroamérica y me consta que estamos muy preocupados. Cuando nos reunimos siempre emitimos algunas frases relacionadas con lo que está pasando allá. Estamos atentos a poder colaborar en todo lo que sea posible.  

El cierre de las Cáritas Diocesanas de Nicaragua es un golpe no solo para la Iglesia, sino también para miles de personas que se veían beneficiadas con sus proyectos. ¿Cómo valora ese cierre que se ha visto forzado por la falta de recursos, pero también por la persecución institucional de la dictadura? 

A ellos no les importa castigar a los nicaragüenses que están sufriendo con el cierre de oenegés. A ellos lo que les importa es su proyecto de estado totalitario donde lo único que exista en Nicaragua sea el Gobierno, nada más. Para todo lo que se necesite quieren que la gente no recurra a las oenegés, sino al Estado.  

Los nicaragüenses van a ser forzados a que solamente el Estado les dé lo que en algún momento necesitan. Estos cierres directos e indirectos de instituciones como Cáritas que tienen un gran respeto a nivel mundial se dan porque el régimen quiere ser el único proveedor.  

¿Si tuviera que enviar un mensaje a Daniel Ortega y Rosario Murillo qué les diría? 

Que nunca es tarde. Si de verdad aman a su país, el país de su familia, que si todavía tienen un poco de cordura les diría que no sigan dañando a esa tierra. Que no miren a los nicaragüenses como enemigos solo porque la mayoría no piensa como ellos. Alguna salida puede haber para que termine esta pesadilla que estoy seguro de que tampoco ellos son felices. 

Al pueblo católico le digo que esta no es la primera vez que la Iglesia en estos 20 siglos enfrenta una situación igual a la que están viviendo.  

Ánimo, mucha esperanza y por muy fuertes que sean los vientos contrarios a la fe y a la Iglesia en Nicaragua, deben mantener en alto el espíritu, la confianza en el Señor. Sigan adelante en medio de la tempestad que están viviendo.  

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