Azahálea Solís: “El gran error es no habernos visto como nicaragüenses que estábamos sufriendo la misma dictadura”

La exintegrante de la Alianza Cívica ve un régimen decadente y desenmascarado frente a la comunidad internacional. La oposición tiene el reto de capitalizar las diferencias y afincarse en una trinchera común, reflexiona, al tiempo que lamenta que los presos políticos hayan tenido que pagar “el enorme costo de mostrar la cara tenebrosa de la dictadura”.

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  • marzo 14, 2023
  • 02:59 AM

La feminista Azahálea Solís descartó más de una vez la propuesta de salir de Nicaragua para resguardarse de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Había decidido que mientras parte de sus compañeros de lucha cívica purgaran prisión política ella seguiría resistiendo.

Permaneció en su casa en Managua y el régimen lo sabía. Por eso el miércoles 15 de febrero, cuando fue declarada traidora a la patria y prófuga de la justicia, junto con otros 93 nicaragüenses -en su mayoría ya en el exilio- la idea a la que resistió por más de cuatro años “fue una cuestión de horas, de hacer una ruptura, dejarlo todo atrás”. “Sin despedidas”, añade en una entrevista con DESPACHO 505 en la que se muestra con la misma camisa negra con la que cruzó la frontera Sur. Es la evidencia, dice, de su abrupto destierro fruto de una maniobra ilegal, pero altamente peligrosa para su vida.

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La abogada constitucionalista, integrante del Movimiento Autónomo de Mujeres (MAM), que representó a la sociedad civil en la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia hasta noviembre de 2020, encarna las consecuencias de una fase que a su juicio evidencia “la decadencia” de un régimen que resuelve el aislamiento y la exposición de su cara más “tenebrosa”, sin una estrategia. “Con una maldad diaria”, dice. También habla de la oportunidad que tienen ahora los líderes de la oposición para encontrarse y aprovechar la trinchera del exilio. 

¿El exilio nunca fue una opción para usted?

La verdad es que no. En el 2018, durante unos meses, estuve en una casa de seguridad, pero pensé siempre estar en Nicaragua. El tema del exilio no lo tenía planteado. De hecho, algunas personas me llamaron alguna vez para decir que era un peligro (seguir en el país), que era necesario resguardarnos y salir; lo que hicimos fue mantenernos permanentemente dentro de la casa, con algunas salidas esporádicas, muy puntuales. 

Ahora, esta es la realidad y corresponde actuar de acuerdo a donde estamos. El exilio también es una una trinchera muy importante de la lucha cívica. Aquí tenemos la oportunidad de dialogar más ampliamente, cosa que en Nicaragua es algo que no puede hacerse por el riesgo a la vida, a la libertad y la integridad personal.  

¿Ve entonces en el exilio la oportunidad para lograr la reingeniería de la oposición que plantearon en noviembre de 2020, cuando se apartó de la Alianza Cívica?

En el exilio hay procesos de diálogo ya desarrollados; nos toca integrarnos y vernos. Además, aún con destierro, está la liberación 222 presos políticos, incluidos líderes sociales y políticos, que traen la experiencia de haber vivido todas esas diferencias de orígenes dentro de la cárcel, en la que no tuvieron más camino que verse como nicaragüenses.

Tenemos que tener en consideración la situación de las personas que están en Nicaragua viviendo no solamente los abusos y el clima sombrío, sino también el alza de los productos, servicios, la reducción del Seguro Social y del empleo. Es decir, toda una situación social complicada, y, por supuesto, eso debe ser parte de esta reingeniería de la que nosotros hablamos en la carta que hicimos pública en el año 2020: se trata de ver con humildad los errores que todos hemos cometido. El gran error, es no habernos visto como nicaragüenses que estábamos sufriendo la misma dictadura, con distintos énfasis y distintas embestidas. Tenemos que ver la diferencia y la diversidad como una ganancia, porque solamente los regímenes totalitarios son homogéneos. Entonces, si nos convencemos de eso y vemos a la otra persona como nicaragüense vamos a avanzar.

¿Estos métodos represivos extremos a los que recurre el régimen los interpreta como signo de debilidad o como un progreso en su proyecto a perpetuidad?

El único camino que ha tenido Ortega en este tiempo ha sido la represión. Los presos políticos siempre estuvieron, solamente que la gente no los miraba; y muertos siempre hubo, las personas del campesinado que fueron asesinadas en años anteriores al 2018 lo demuestra. No habían tenido necesidad de mostrar la cara más fea de la dictadura, hasta que el enfrentamiento en su contra fue mayor. Ahora están mostrando el más decadente de sus rostros al pretender quitarnos la nacionalidad. Nosotros somos nicaragüenses. Cuando se discutió la Constitución Política que se aprobó en 1987 se puso énfasis en que ningún nicaragüense nunca fuera apátrida. A diferencia de otros países, nosotros tenemos los dos sistemas de protección como nacional, No puede quitar la nacionalidad y además la quitan sin poderlo hacer y utilizando un artículo que es para nacionalizados no para nacionales y sin haber completado la aprobación en las dos legislaturas. 

El descaro, el abuso completo, ahora ni siquiera hacen creer que cumplen con la ley. Ellos están en una situación de enorme decadencia, de un enorme aislamiento internacional. Recordemos que antes de que lo dijera el papá, se dijo que había en Nicaragua muchos elementos del régimen nazi y que todo el país era el lugar del crimen, porque en todo el país se han cometido crímenes de lesa humanidad de todos los niveles: asesinatos, desapariciones, desplazamientos forzados, destierro. 

¿Desde donde ve llegar la alternativa para terminar con la dictadura, la comunidad internacional presiona con sanciones y ofrece apoyo, pero también ha dicho que es a los nicaragüenses a quienes corresponde propiciar el cambio?

Estoy de acuerdo con que nos toca a los nicaragüenses ponernos de acuerdo y ver que el mal de Nicaragua es la dictadura Ortega-Murillo. También creo que la comunidad internacional ahora tiene un punto muy importante a partir del informe del Grupo de expertos de la ONU, y uno de los puntos que recalcan es que la comunidad internacional tiene que apoyar. ¿En qué sentido? Que no le dé apoyo Ortega, porque hasta ha tenido dinero para la represión. No ha tenido dinero para mejorar la vida de los nicaragüenses, no ha tenido dinero para el Seguro Social, para los seguros médicos, ni para que haya un buen transporte. Ha tenido dinero para la represión y la comunidad internacional debe estar clara de eso. En el informe están las pruebas de quienes cometieron delitos y señala directamente la responsabilidad de Ortega y Murillo. La cooperación internacional está muy correcta al decir que nos corresponde a nosotros la salida, pero también la defensa de los derechos humanos es una defensa que trasciende fronteras, razas y etnias; es un asunto de responsabilidad humana. 

¿Qué análisis hace del nivel de instrumentalización de toda la cadena de justicia?

Desde el primer momento dijimos que eran los sicarios del régimen. El sicariato está dentro del Poder Judicial, es lamentable el daño que se ha hecho a la Policía y a todo el sistema de justicia, jueces, magistrados y fiscales que en lugar de andar persiguiendo el delito estaban construyendo acusaciones falsas contra las personas opositoras. Jueces que no tienen vergüenza para cometer delitos de prevaricato frente a la cámara de televisión, porque eso es lo que cometieron el 9 y 15 de febrero se están auto incriminando al aplicar leyes para el destierro y desnacionalización de nicaragüenses que no existen. 

¿Cuáles son las lecciones?

Eso nos va a enseñar a los nicaragüenses de la importancia de contar con jueces, policías, magistrados, ministros y funcionarios probos. A valorar la importancia de la independencia de los poderes del Estado y principalmente la independencia del Poder Judicial. Creo que eso nos va a enseñar la importancia de la institucionalidad democrática, que no es otra cosa más que el poder tenga límites. La institucionalidad democrática no es burocracia es simplemente ponerle límites al poder.

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Todos hemos aprendido que el poder tiene que tener límites y que el poder tiene que actuar de acuerdo a lo que son sus atribuciones y no más, porque lo que hemos visto es que jueces, fiscales policías, incluso, el Ejército ha actuado más allá de lo que la ley le permite y Ortega, por su puesto, se ha colocado al margen de la ley, por encima de la ley, igualmente Rosario Murillo; lo han hecho desde el año 2007 que volvieron al poder. Sin embargo, muchas veces la ciudadanía no lo vio o lo minimizó, ahora con lo que ha pasado se adquiere conciencia de que estar por encima de la ley es dañino para la vida y la seguridad de las personas 

Usted era de las pocas defensoras que decidió permanecer en Nicaragua, era una decisión hasta temeraria…

Consideramos que debíamos estar en Nicaragua mientras un buen grupo de personas con las que anduvimos en las calles reclamando democracia y justicia estuvieran en la cárcel. Con la salida (de los presos políticos) la situación era otra y tomamos la decisión de  salir de la casa dos horas después de que dieran la noticia de que nos quitaban la nacionalidad y declaran prófugos de la patria. Esa última colita que le pusieron declararnos prófugos a la patria, nos alertó de que podía significar algo peligroso para nuestra vida. Hay diez principios de la lucha cívica y el primero es estar vivo, eso de prófugos podía ser que llegaran a cualquier hora a medianoche a buscarnos, dijeran que nosotros nos resistimos, como se hacía con la ley fuga. Porque ellos sabían que nosotros estábamos ahí, si constantemente pasaban, se ponían en ambas esquinas de la casa a vigilar, perseguían el carro, golpearon en alguna ocasión a la persona que conducía, perseguían a las personas que ellos suponían que llegaban en la casa, ellos sabían que nosotras estábamos  

¿Su salida la frustra o siente algo de liberación?

No me frustra. Tampoco me frustraba estar en Nicaragua en las condiciones en las que estaba, sé que es difícil el camino de la lucha cívica, pero es el único camino posible. Ya probamos anteriormente de otro camino y lo que nos resultó fue esta barbarie, esta salvajada nazi con la cual hemos convivido en Nicaragua. No me frustra, de hecho me reanima el hecho de poder encontrarme con distintas personas que podemos hacer algo por el país. El tema de encontrar eco frente a la comunidad internacional que no habíamos encontrado de esta manera años antes.

¿Cómo recibe la noticia?

En el momento en que me doy cuenta que estoy en esa lista, yo dije, ¡qué locura!, por qué voy a salir en una lista donde supuestamente hay una condena si nunca he sido procesada, hay que tener claro que no hubo juicio previo. Se me vinieron muchas cosas a la cabeza, entre  ellas algo que escribió Pedro Joaquín Chamorro que había soñado:

La búsqueda de la patria es el camino que nos toca, la patria que queremos, no es solamente la tierra, el aire, los ríos y los volcanes. La patria que queremos en la que podamos vivir con tranquilidad, con nuestro propio esfuerzo en el que nos respetemos, no importa que pensemos diametralmente distinto, eso no es un  problema. Estamos condenados a la búsqueda de esa patria. 

La escucho optimista, pero ya son cinco años del abril que cambió la historia y que no es común en quienes han abrazado la idea de recuperar la patria, la justicia en el caso de las madres.

Primaba el coyunturalismo y una mentalidad inmediatista, pensábamos que sería rápido. Nos dimos cuenta en nuestra propia vida que no era cierto. Nosotros pensábamos  que en diciembre de 2018 la situación sería distinta, pecamos de no haber valorado a la propia dictadura y no es que fuera fuerte sino que iba hacer todo lo que fuera posible para mantenerse en el poder, a costa de lo que fuera.

Esa valoración nos hizo falta y el hecho de ser optimista no quiere decir que no sea realista, yo sé que es complicado que nos logremos ver todos como nicaragüenses, simplemente como nicaragüenses que queremos una patria distinta, porque, además, tenemos la presión y las voces de un montón de gente; algunas de ellas vienen de la propia dictadura que no quieren que nos miremos juntos.

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porque la fuerza de esta diversidad es poderosísima, pero no hay que perder el optimismo, porque los mismos presos políticos nos lo demostraron, con todo lo que pasaron no los quebraron y tuvieron una enorme resiliencia y una enorme capacidad.  Veamos lo mejor de Nicaragua y veamos lo mejor de la gente de Nicaragua y juntémonos por esa razón.

¿Cree que a Ortega le terminó saliendo mal su estrategia de destierro y lo que ha hecho es propiciar ese encuentro del liderazgo nicaragüense?

Ellos tenían un enorme temor a la explosión que podía ocurrir con todos los presos políticos fuera y cometió eso de desterrar, ese abuso de pretender quitarle la nacionalidad y desterrarlo. Yo no le llamaría un asunto de errores y demás, simplemente que ellos están en el día a día, verdad, no hay una estrategia de salida para la crisis del país, entonces ellos están en el día a día. Hacen una maldad diaria. 

¿Los ve improvisando?

Hay improvisaciones en ese orden, en lo que no hay improvisación es en la voluntad del poder por el poder. El poder de él, de ella y ahora de sus hijos, porque yo pensaba que los hijos podían salvarse de ser parte de la dictadura, pero ya los hemos visto inaugurando propiedades robadas, riéndose.

Para finalizar, quisiera su valoración sobre los ataques al movimiento feminista, al final las mujeres fueron las que no dejaron de ponerle cara al orteguismo

El Movimiento Autónomo de Mujeres se mantiene permanente y ha sido constante. Efectivamente, le ha puesto cara. Además, ha sido un movimiento integral, porque ha demandado justicia, democracia, paz, libertad. También nos manifestamos contra el canal (interoceánico), llamamos a una marcha el propio día que aprobaron esa ley (Ley Nº 840), el 13 de junio de 2013. Para nosotras la agenda siempre ha sido Nicaragua y le hemos puesto rostro. La dictadura tiene temor a la coherencia y a la permanencia en el tiempo de este movimiento, pero sí es innegable el grado de vulnerabilidad de las mujeres, porque han cambiado las leyes, destruyeron completamente el sistema de atención integral de la violencia contra las mujeres, lo destruyeron desde el 2007.

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