Maureen Porras, nicaragüense electa concejal en EE.UU.: “Queremos ver una democracia en Nicaragua”

La abogada especialista en inmigración explica por qué a muchos nicaragüenses se les hace difícil demostrar en Estados Unidos que son perseguidos políticos.

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  • diciembre 20, 2022
  • 04:50 AM

Maureen Porras se convirtió, el pasado martes 13 de diciembre, en la primera mujer de origen nicaragüense en ser electa concejal en Doral, una ciudad ubicada en el condado de Miami-Dade en Florida, Estados Unidos.

Tiene 34 años, es abogada y politóloga. Nació en Managua, Nicaragua, pero a los siete años se trasladó a los Estados Unidos junto a su padre, pues la madre se había mudado a ese país cuando ella tenía solo un año de edad.

Maureen Porras estudió derecho porque se interesó en ayudar a otras personas que, como ocurrió con su familia, deben llegar al país norteamericano en busca de las oportunidades que no tienen en su país de origen. 

Como abogada especialista en inmigración, ha ayudado a muchos nicaragüenses que desde el 2018 han salido de Nicaragua huyendo de la persecución del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

En esta entrevista con DESPACHO 505, Maureen Porras cuenta su experiencia, la que ha tenido con otros nicaragüenses y plasma su visión sobre lo que está ocurriendo en Nicaragua en la actualidad. 

Su último viaje a Nicaragua lo realizó en 2015 y no ha podido regresar. Sin embargo, está muy al tanto de lo que pasa en el país, especialmente que “la situación sociopolítica y económica está muy mal”. 

¿Qué le une a Nicaragua todavía?

Amo mucho mi cultura y extraño mucho el tiempo que pasé cuando estaba creciendo y también cuando regresé a visitar. Las playas, la gente, la cultura, me hacen sentir más en casa que cualquier cosa.

¿Qué tan difícil fue para usted salir adelante como inmigrante en Estados Unidos?

Fue mucho esfuerzo, trabajo, sacrificio. Pero, si hay un lugar donde eso se puede hacer es aquí en los Estados Unidos, donde hay oportunidades. Si se esfuerzan y trabajan, se puede lograr. Yo creo mucho en darles oportunidades a las personas y por eso es que entré a estudiar leyes, para poder ayudar a otras personas y otras familias a recibir esta oportunidad. A mi me da mucho placer poder ayudar en lo que yo pueda para que las familias migrantes salgan adelante, porque sí creo que, dada la oportunidad, cualquier cosa se puede lograr.

¿Qué hace usted por esa gente?

Como abogada de inmigración he brindado servicios directos a familias inmigrantes para que se legalicen. También he ayudado no solo a reunir familias, sino también a mantenerlas juntas mediante la defensa contra la deportación. Actualmente, como directora legal de una organización sin fines de lucro, yo ayudo a diseñar y expandir programas legales para que nuestra red pueda crear más oficinas que tengan la capacidad de brindar servicios legales. De esa manera, estoy ayudando, a nivel nacional, para que nuestras oficinas tengan la capacidad para ayudar a otros inmigrantes.

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El 2018 se ha convertido en una fecha de referencia para los nicaragüenses, ¿ha visto cambios en la migración de nicaragüenses después de ese año?

Sí, claro. De lo que yo veo, ha subido el número de nicaragüenses que están huyendo de Nicaragua. Muchos son por razones políticas, por la represión, y nosotros hemos estado ayudando a personas que están huyendo por razones políticas a presentar sus casos de asilo, tanto en la oficina de Migración como en la Corte de inmigración. Sí, hemos visto números más grandes de nicaragüenses que están saliendo y que están entrando a pedir asilo. 

¿Qué tan difícil se les hace a esos nicaragüenses demostrar que son perseguidos políticos?

Muchos piensan que es fácil y no lo es. Las aprobaciones de asilo, aunque dependen de la jurisdicción, pueden ser solamente de 15 o 20 por ciento de los casos en la Corte de inmigración que son aprobados. Se necesita comprobar una persecución individual del gobierno. No es suficiente que las personas vengan de un país donde haya una dictadura. Tienen que en verdad comprobar que ellos individualmente han sufrido o van a sufrir persecución política por sus opiniones políticas, religión, nacionalidad. Eso es lo que lo hace difícil, porque no muchas personas pueden comprobar esa persecución individual. El proceso es largo, un poco complejo porque tiene por medio jurisdicción, dependiendo de la manera en que entraron. Un proceso legal complejo y largo.

¿Qué tanto incide poder contar con pruebas?

Las pruebas ayudan mucho, pero hemos tenido casos que se aprueban solamente por testimonios, por personas que tuvieron que salir y hay usualmente algún récord en el internet que se puede comprobar que esa persona es quien dice que es y que ha sufrido esas cosas. Porque para muchas personas se les hace difícil sacar evidencia antes de huir, pero siempre ayuda. El testimonio es también algo que es muy importante, pero lo más difícil es hacer esa conexión entre huir y motivación de la opinión política y persecución. Eso es lo más difícil. 

En las noticias se reflejan todas las vicisitudes que deben pasar los nicaragüenses para llegar a la frontera entre México y Estados Unidos. ¿Usted qué conoce de esas situaciones?

Ese viaje es muy peligroso. En los otros países que tienen que cruzar, estos criminales y pandillas se han estado aprovechando de lo vulnerable que son los inmigrantes y la necesidad que hay y es una gran lástima. Hemos tenido ya varios clientes que nos han dicho que han sido víctimas de esos secuestros, de extorsión y es una situación muy fuerte y muy desagradable. 

¿Qué ha aprendido atendiendo a los migrantes nicaragüenses?

Hay una necesidad para ayudar y proteger a las personas que en verdad están huyendo de una persecución política y hay que ayudar. Lo difícil es que no hemos tenido una reforma migratoria que ayude un poco más, en mucho tiempo. Las opciones no son muchas para varias personas y me gustaría ver más opciones para ayudar.

¿Cómo está viendo a Nicaragua?

El país está pasando un tiempo muy malo con una dictadura. Nosotros siempre queremos una Nicaragua libre, una democracia, elecciones que sean libres y justas, y ahorita no lo tenemos. Es una situación muy mala. Oramos para que un día pueda regresar a ser una democracia y un país libre para los que viven ahí.

Su familia tuvo que salir de Nicaragua en los ochenta por causa del gobierno que dirigía Daniel Ortega y ahora nuevamente está ocurriendo. ¿Qué le hace sentir?

Es algo que no queremos ver en el país. No hay democracia. Queremos ver una democracia. Nos sentimos muy mal sobre la situación y esperamos que algún día podamos ver una Nicaragua libre. 

¿Y de Daniel Ortega y Rosario Murillo qué piensa en particular?

No apoyo a ese gobierno. No creemos que es un régimen que está en verdad gobernando legalmente ni de una forma democrática y queremos ver una Nicaragua libre.

Ahora tiene seis años para enfocarse como la primera mujer de origen nicaragüense que es electa concejal en Doral, ¿qué piensa hacer?

Durante la campaña hicimos un compromiso a nuestra ciudad y vamos a cumplirlo. El gran reto es el inicio. Aprender todo lo que necesitamos hacer y asegurarnos que estamos haciendo todo lo correcto. Y, lo más importante, es que involucremos a todos los residentes aquí en la comunidad y ese es el plan que queremos hacer.

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