<strong>María Teresa Blandón: “</strong>El régimen no hace nada para defender a las mujeres, es pura retórica”

En Nicaragua se destaca la participación 50/50 de mujeres y hombres en la vida política. Pero esto no tiene resultados porque las que están en cargos de poder “son rehenes de Ortega y Murillo”.

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  • noviembre 25, 2022
  • 12:12 AM

María Teresa Blandón Gadea comenzó su lucha contra la violencia hacia las mujeres desde los 18 años.

Es socióloga de profesión, hizo una Maestría en Género y Perspectiva de Desarrollo en la Universidad de Barcelona y ​un Posgrado en Educación con Enfoque de Género, en la Universidad Centroamericana (UCA), de Managua. Tiene 61 años y este noviembre cumplió cuatro meses en un exilio forzado al que la dictadura de Daniel Ortega la envió cuando impidió su regreso al país el 01 de julio de este año.

Nació en Matiguás y como toda norteña no se anda con rodeos. “En Nicaragua hay una conjugación de la violencia política, un tipo de violencia institucional, con la violencia machista”, dice al caracterizar lo que ocurre en el país con este tema.

“VIVIMOS LA NATURALIZACIÓN DE LA VIOLENCIA”  

Advierte con preocupación de un amplio nivel de tolerancia social hacia la violencia. “Digamos que la violencia contra las mujeres, contra niñas y adolescentes se ha naturalizado, pero también contra los cuerpos (políticos) disidentes”, asegura.

Le preocupa que los medios de comunicación solo se limiten a  registrar el femicidio, pero que poco lo aborden desde el enfoque de género, que poco se habla del acoso, de la violencia física y psicológica en el marco de las relaciones de pareja y también en el ámbito de las relaciones intrafamiliares. 

“Nadie habla de la violencia que ocurre cada día en las calles y que afecta de manera particular a las adolescentes y las jóvenes o la violencia que se ejerce contra las personas mayores y cuando no se habla de eso, cuando ya es eso pasa a ser parte de la vida cotidiana de la gente, es que se ha normalizado y se normaliza porque hay una tolerancia social”, sostiene.

La socióloga y activista feminista María Teresa Blandón, en una fotografía de archivo. EFE/Jorge Torres

AGRESORES EN EL PODER

Para María Teresa Blandón, Nicaragua carece de políticas públicas para evitar la violencia. Considera -y aclara que no es un secreto para nadie- que el país es gobernado por gente que habla de los derechos de la mujer, pero que en la práctica son los primeros agresores.

No hay ninguna evidencia que muestre que en la realidad hacen algo para defenderlas. Es pura retórica”, dice. “Vemos que la inmensa mayoría de las mujeres viven en condiciones de pobreza, que la mayoría de ellas y las niñas sufren distintas formas de violencia y ni siquiera tienen donde acudir para que se les haga justicia o para protegerlas”, critica.


25N | Defensoras indefensas y mujeres desprotegidas


Pero hay mujeres que en Nicaragua tienen cargos públicos, ¿Cómo calificamos esa presencia? –le preguntamos a la socióloga—“Sin resultados”, responde de inmediato.

“Todo lo contrario, las propias mujeres que trabajan, por ejemplo, en las instituciones del poder público, la están pasando muy mal. Son rehenes del régimen Ortega-Murillo, muchas de ellas imagínense eso, ni siquiera pueden salir del país sin que tengan el permiso, son vigiladas y no pueden expresarse libremente”, denuncia.

EL DIFÍCIL ACTIVISMO EN EL EXILIO  

Cuando María Teresa Blandón le confirmó a DESPACHO 505 que había sido desterrada en julio pasado, dijo que no la callarían. “No lo hice mientras estuve en el país…”.  Y lo ha cumplido.

“Esto hay que decirlo, la violencia contra las mujeres no comenzó en 2018, es antigua, pero también hay que decir que ha empeorado”, explica. En este contexto, la defensa de las mujeres también sufre los embates de la dictadura.

“El exterminio de las organizaciones defensoras de derechos humanos ha significado desprotección para las mujeres e impunidad para los agresores”, advirtió.

La socióloga admite que mantener el activismo desde el exilio no ha sido fácil, que hay defensoras que trabajan casi en la clandestinidad. “Pero hay que decir que no solo las defensoras, es una realidad que vive todo un país. El que habla va preso”,  denuncia.    

Blandón dice que equivocadamente, los regímenes autoritarios siempre piensan que pueden callar o someter a los demás. “En nuestro caso, mientras haya violencia, estas voces seguirán altas”, sentenció. 

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