Mujeres combativas e inclaudicables y cada vez más empoderadas

La lucha de tantas mujeres a lo largo de la historia, contra la colonización española, contra los piratas ingleses, contra la intervención norteamericana, y contra la dictadura somocista y la de la familia Ortega-Murillo, demuestra que la mujer nicaragüense es combativa e inclaudicable, y que cada vez está más empoderada.

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  • marzo 08, 2024
  • 09:18 AM

Quizás pocas personas creerán que hace doscientos diez años (1811) Josefa Chamorro encabezó un movimiento por la emancipación de Granada de la monarquía española y por el establecimiento de la república. Fracasó y la encarcelaron en la costa Caribe de Honduras. Le sorprendería saber que aún hoy, no tenemos república, sino una dictadura totalitaria, sangrienta y corrupta.

Otra Josefa (Toledo de Aguerri) levantó la bandera a finales del siglo XIX, y luchó por la educación de las mujeres y su derecho a votar y trabajar. En 1957 participaron por primera vez en unos comicios. Aparentemente también el FSLN siguió este ejemplo de lucha al incorporar en su Programa Político de quince puntos publicado en 1969 “la emancipación de la mujer”, la abolición de la discriminación y el establecimiento de la igualdad entre la mujer y el hombre.

Encabezado por los guerrilleros, el pueblo triunfó sobre la dictadura somocista en 1979, pero en la Dirección Nacional (DN) del FSLN solo había nueve hombres, y estos nueve huevones supuestamente revolucionarios, de izquierda, no sabían nada de género y no les importaban los derechos de las mujeres, salvo a uno de ellos: Carlos Núñez Téllez. Eliminaron a la combativa Asociación de Mujeres ante la Problemática Nacional (Ampronac), y convirtieron en un apéndice del partido sandinista a la Asociación de Mujeres Nicaragüenses “Luisa Amanda Espinoza” (Amnlae).

Pero las mujeres no se dejaron. Desde la misma Amnlae llamaron a una asamblea nacional para conocer las demandas de las compañeras, lo que no le gustó a la DN del Frente, que reaccionó removiendo a su secretaria general, Gloria Carrión, a quien enviaron “democionada” a Matagalpa, con el estigma de “indisciplinada” y “problemática pequeño burguesa”.

Aunque había rebeldía, las mujeres no lograron cambios desde Amnlae. Fue muy productivo en 1987 el IV Encuentro Feminista de América Latina y el Caribe, donde fue denunciado el machismo imperante en las organizaciones que se autodenominaban de izquierda, como el patriarcal FSLN.

En 1988 hubo una memorable asamblea de mujeres en la que hablaron de sus derechos sexuales y reproductivos, denunciaron el acoso sexual, abuso de poder y las muertes por abortos clandestinos ante la falta de facilidades para ello. En ese contexto hubo un encuentro con Daniel Ortega, quien las escuchó, o más bien pareció que las escuchaba, pero no entendió nada, porque días después dijo públicamente: “Las mujeres tienen que seguir pariendo para reponer a los caídos en combate.” ¡Pobre hombre cabeza dura!

Tras la derrota electoral del Frente en 1990, se fundó el Movimiento Autónomo de Mujeres (MAM). Dos años después hubo un nuevo encuentro nacional en el que participaron 800 mujeres de todo el país, se crearon redes, así como el Comité Nacional Feminista y surgieron múltiples organizaciones en este mismo año, entre ellas la Red de Mujeres contra la Violencia.

En 1998 Zoilamérica Ortega Murillo hizo una detallada denuncia de las violaciones sexuales que durante una década sufrió de parte de su padrastro Daniel Ortega, lo cual conmocionó al país y se difundió por todo el mundo. El movimiento feminista cerró filas alrededor de ella. Por el contrario, Rosario Murillo desconoció a su hija y apoyó a su marido, con lo cual lo "compró" para siempre. Así se convirtió en la persona más poderosa del partido FSLN y del Estado, y más tarde en vicepresidente de la República y co-presidenta.

El orteguismo, que eliminó las estructuras partidarias, excepto una sumisa Asamblea Sandinista, tomó de nuevo el poder, y en el 2007 penalizó en su totalidad el aborto, lo que provocó una fuerte repulsa y lucha de las mujeres, respondida con represión de parte de la familia Ortega-Murillo que, por ejemplo, acusó al MAM de “lavado y triangulación de dinero”, un cargo que actualmente le achaca a algunos prisioneros políticos.

A partir de los años 2008 y 2009, las mujeres organizadas salieron a las calles a reivindicar sus derechos y protestar al menos dos veces al año: el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, y el 25 de noviembre, Día Internacional de los Derechos Humanos.

Las movilizaciones continuaron en los años siguientes y el orteguismo desató la represión. Unas veces las dejaron marchar hasta ciertos lugares de la Carretera a Masaya y otras, les impidieron salir mediante cordones de policías antimotines fuertemente armados, hasta que llegó el estallido social del 2018 y la sangrienta represión con más de 300 muertos.

La lucha de tantas mujeres a lo largo de la historia, contra la colonización española, contra los piratas ingleses, contra la intervención norteamericana, y contra la dictadura somocista y la de la familia Ortega-Murillo, demuestra que la mujer nicaragüense es combativa e inclaudicable, y que cada vez está más empoderada.

Respecto al canal chino, la lucha campesina le salió al paso a la terrible traición de Ortega, más vergonzosa que la de Emiliano Chamorro, y abortó la entrega de casi la mitad del país a Beijing. ¿Quién no recuerda a doña Francisca y a tantas lideresas del estallido social, sobre todo jóvenes, ocasión singular cuando las mujeres se multiplicaron en las protestas en las calles ahogadas en sangre por la tiranía? Las mujeres fueron el primer movimiento social que le plantó cara en las calles a la dictadura orteguista, y con ello contribuyeron a que se diera abril del 2018.

Dentro y fuera de Nicaragua, las mujeres no han abandonado la lucha. Cuando se presenten las condiciones adecuadas, las volveremos a ver más empoderadas y combativas que nunca para conquistar la posibilidad de construir un Estado democrático y de justicis social, donde la justicia sea efectiva para todos, y tengamos una sociedad más justa y equitativa, con igualdad de derechos en todos los ámbitos.


(*) Nicaragüense con Master en Ciencias Políticas: Política Global, de la Universidad de Malmó, Suecia.

 

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